Salmos 104 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Salmos
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1 - ¡Alma mía, bendice a Yahveh! ¡Yahveh, Dios mío, qué grande eres! Vestido de esplendor y majestad,

2 - arropado de luz como de un manto, tú despliegas los cielos lo mismo que una tienda,

3 - levantas sobre las aguas tus altas moradas; haciendo de las nubes carro tuyo, sobre las alas del viento te deslizas;

4 - tomas por mensajeros a los vientos, a las llamas del fuego por ministros.

5 - Sobre sus bases asentaste la tierra, inconmovible para siempre jamás.

6 - Del océano, cual vestido, la cubriste, sobre los montes persistían las aguas;

7 - al increparlas tú, emprenden la huida, se precipitan al oír tu trueno,

8 - y saltan por los montes, descienden por los valles, hasta el lugar que tú les asignaste;

9 - un término les pones que no crucen, por que no vuelvan a cubrir la tierra.

10 - Haces manar las fuentes en los valles, entre los montes se deslizan;

11 - a todas las bestias de los campos abrevan, en ellas su sed apagan los onagros;

12 - sobre ellas habitan las aves de los cielos, dejan oír su voz entre la fronda.

13 - De tus altas moradas abrevas las montañas, del fruto de tus obras se satura la tierra;

14 - la hierba haces brotar para el ganado, y las plantas para el uso del hombre, para que saque de la tierra el pan,

15 - y el vino que recrea el corazón del hombre, para que lustre su rostro con aceite y el pan conforte el corazón del hombre.

16 - Se empapan bien los árboles de Yahveh, los cedros del Líbano que él plantó;

17 - allí ponen los pájaros su nido, su casa en su copa la cigüeña;

18 - los altos montes, para los rebecos, para los damanes, el cobijo de las rocas.

19 - Hizo la luna para marcar los tiempos, conoce el sol su ocaso;

20 - mandas tú las tinieblas, y es la noche, en ella rebullen todos los animales de la selva,

21 - los leoncillos rugen por la presa, y su alimento a Dios reclaman.

22 - Cuando el sol sale, se recogen, y van a echarse a sus guaridas;

23 - el hombre sale a su trabajo, para hacer su faena hasta la tarde.

24 - ¡Cuán numerosas tus obras, Yahveh! Todas las has hecho con sabiduría, de tus criaturas está llena la tierra.

25 - Ahí está el mar, grande y de amplios brazos, y en él el hervidero innumerable de animales, grandes y pequeños;

26 - por allí circulan los navíos, y Leviatán que tú formaste para jugar con él.

27 - Todos ellos de ti están esperando que les des a su tiempo su alimento;

28 - tú se lo das y ellos lo toman, abres tu mano y se sacian de bienes.

29 - Escondes tu rostro y se anonadan, les retiras su soplo, y expiran y a su polvo retornan.

30 - Envías tu soplo y son creados, y renuevas la faz de la tierra.

31 - ¡Sea por siempre la gloria de Yahveh, en sus obras Yahveh se regocije!

32 - El que mira a la tierra y ella tiembla, toca los montes y echan humo.

33 - A Yahveh mientras viva he de cantar, mientras exista salmodiaré para mi Dios.

34 - ¡Oh, que mi poema le complazca! Yo en Yahveh tengo mi gozo.

35 - ¡Que se acaben los pecadores en la tierra, y ya no más existan los impíos! ¡Bendice a Yahveh, alma mía!