Eclesiastes 2:4 - La Biblia Textual

Libro de Eclesiastes
Capitulos:

123456789101112

1 - Dije en mi corazón: ¡Ven pues, te probaré con el placer!¡Prueba la felicidad! Pero he aquí también esto era vanidad.

2 - A la risa dije: ¡Necia!, Y al placer: ¿Qué logras?

3 - Aun cuando mi corazón me guiaba con sabiduría, decidí a agasajar mi carne con vino y entregarme a la insensatez, hasta ver cuál era el bien del hombre en que se ocupa bajo los cielos los pocos días de su vida.

4 - Engrandecí mis obras, me edifiqué palacios y planté viñedos para mí;

5 - me hice huertos y jardines, y planté toda clase de árboles frutales,

6 - me hice estanques de agua, para regar con ellos el soto donde se cultivaban mis árboles;

7 - compré esclavos y esclavas, y tuve a otros nacidos en casa; también tuve una gran hacienda de vacadas y rebaños, más que todos mis predecesores en Jerusalem.

8 - Acumulé para mí plata y oro, tesoro digno de reinos y provincias; contraté cantores y cantoras, y tuve un harén de concubinas para gozar como suelen los hombres.

9 - Fui más grande y magnífico de cuantos me precedieron en Jerusalem, en tanto que mi sabiduría permanecía conmigo.

10 - Nada de cuanto mis ojos deseaban les negué, ni privé a mi corazón de placer alguno, pues mi corazón gozaba de toda mi labor, y esta era la porción de todo mi trabajo.

11 - Luego, consideré todas las obras que habían hecho mis manos, y el duro trabajo con que me había afanado en hacerlas, ¡y he aquí todo era vanidad y correr tras el viento! No había provecho alguno debajo del sol.

12 - Después volví a considerar la sabiduría, la locura y la necedad (¿qué podrá añadir el hombre que suceda al rey, a lo que ya se hizo?),

13 - y vi que la sabiduría aventaja a la necedad, como la luz a las tinieblas.

14 - Los ojos del sabio están en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas. Aunque también comprendí que una misma cosa les acontece a ambos.

15 - Entonces me dije en mi corazón: Como la suerte del necio, así me acontecerá a mí. ¿Para qué, entonces, he sido más sabio? Y me dije en mi corazón que también esto es vanidad.

16 - Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre, pues en los días venideros todo habrá sido olvidado. ¿Y cómo muere el sabio? ¡Como el necio!

17 - Aborrecí pues la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa, por cuanto todo es vanidad y correr tras el viento.

18 - Y aborrecí todo mi trabajo en que me había afanado debajo del sol, viendo que tenía que dejarlo a alguno que vendrá después de mí.

19 - ¿Y quién sabe si será sabio o necio? Con todo, él señoreará en todo el fruto del esfuerzo que realicé y en que me mostré sabio debajo del sol, y también esto es vanidad.

20 - Y a causa de todo mi trabajo con que me había afanado debajo del sol entregué mi corazón a la desesperación:

21 - ¡Que un hombre trabaje con sabiduría, conocimiento y maestría, y tenga que dejar su porción a otro que nunca se afanó en ello, esto es vanidad y grande mal!

22 - Entonces, ¿qué saca el hombre de todos sus afanes y del ansia de su corazón con que tanto se fatiga debajo del sol?

23 - Porque todos sus días son dolores; y su tarea, frustración, pues ni aun de noche su corazón reposa; y esto también es vanidad.

24 - No hay, pues, mejor cosa para el hombre que comer y beber, y hacer que su alma vea lo bueno de su trabajo. Y he visto que esto proviene de la mano de Dios.

25 - Porque, ¿quién podrá comer y regocijarse sin Él?

26 - Porque al hombre que le agrada, Él le da sabiduría, conocimiento y gozo, pero al pecador le impone la tarea de recoger y amontonar para darlo a quien Ha-’Elohim le agrada. Esto también es vanidad y correr tras el viento.