Jueces 9:19 - Dios Habla Hoy en Castellano Peninsular (2002)

Libro de Jueces
Capitulos:

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1 - par {i Abimélec}par Abimélec, hijo de Jerubaal,{cf2super [a]} fue a Siquem{cf2super [b]} para hablar con sus parientes por parte de madre. Les dijo:

2 - {f0 u8211?}En nombre de nuestro parentesco, os ruego que convenzáis a la gente de Siquem{cf2super [c]} de que es mejor que los gobierne un solo hombre y no todos los setenta hijos de Jerubaal.{cf2super [d]}

3 - Y como Abimélec era pariente suyo, se pusieron de su parte y fueron a convencer a los de Siquem para que le siguieran.

4 - Además tomaron setenta monedas de plata del templo de Baal-berit{cf2super [e]} y se las dieron a Abimélec. Con ese dinero, Abimélec alquiló unos matones para que le siguieran. Aquellos hombres fueron con él

5 - a Ofrá,{cf2super [f]} donde había vivido su padre Jerubaal, y contra una misma piedra mataron a los setenta hermanos de Abimélec. Sólo pudo esconderse y salvarse Jotam, el hijo menor de Jerubaal.{cf2super [g]}

6 - Después se reunieron todos los de Siquem y de Bet-miló{cf2super [h]} junto a la encina y la piedra sagrada que había en Siquem, y nombraron rey a Abimélec.{cf2super [i]}

7 - Cuando Jotam lo supo, subió al monte Guerizim,{cf2super [j]} y desde allí gritó muy fuerte, para que todos le oyeran:par {f0 u8211?}¡Oídme bien, hombres de Siquem! ¡Y así Dios os oiga a vosotros!

8 - {f0 u8216?}En cierta ocasión los árboles quisieron tener rey, y pidieron al olivo que fuera su rey.

9 - Pero el olivo les dijo que no, pues para ser rey de los árboles tendría que dejar de dar aceite, el cual sirve para honrar tanto a los hombres como a Dios.

10 - {f0 u8216?}Entonces los árboles pidieron a la higuera que fuera su rey.

11 - Pero la higuera les dijo que no, pues para ser rey de los árboles tendría que dejar de dar sus dulces y sabrosos higos.

12 - {f0 u8216?}Entonces los árboles pidieron a la vid que fuera su rey.

13 - Pero la vid les dijo que no, pues para ser rey de los árboles tendría que dejar de dar su vino, el cual sirve para alegrar tanto a los hombres como a Dios.

14 - {f0 u8216?}Por último, los árboles pidieron a un espino que fuera su rey.

15 - Y el espino les dijo que, si de veras querían que él fuera su rey, todos tendrían que ponerse bajo su sombra; pero si no querían que fuera su rey, saldría de él un fuego que destruiría los cedros del Líbano.{cf2super [k]}

16 - {f0 u8216?}Ahora yo os pregunto: ¿Habéis actuado con verdad y honradez al hacer rey a Abimélec? ¿Habéis tratado a Jerubaal y a su familia con la misma bondad con que él os trató a vosotros?

17 - Porque mi padre arriesgó su vida por vosotros cuando peleó para libraros del poder de los madianitas;

18 - vosotros, en cambio, os habéis rebelado contra la familia de mi padre y habéis matado a sus setenta hijos contra una misma piedra. Por si fuera poco, habéis nombrado rey a Abimélec, hijo de la concubina de Jerubaal, solo porque él es pariente vuestro.

19 - Pero yo os digo hoy: Si habéis tratado con verdad y honradez a Jerubaal y a su familia, que os vaya bien con Abimélec, y a él con vosotros;

20 - pero si no, ¡que salga de Abimélec un fuego que destruya a todos los de Siquem y de Bet-miló, y que de Siquem y de Bet-miló salga un fuego que lo destruya a él!

21 - Después de haber dicho esto, Jotam huyó y se fue a vivir a Beer,{cf2super [l]} porque tenía miedo de su hermano Abimélec.

22 - Abimélec dominó a los israelitas durante tres años,

23 - pero Dios interpuso un espíritu maligno entre Abimélec y los de Siquem, para que estos se rebelaran contra él,

24 - y que así pagara Abimélec el sangriento asesinato de los setenta hijos de Jerubaal, y que pagaran también los de Siquem por haberle ayudado.

25 - Los de Siquem tenían en los montes gente que se escondía y asaltaba a todos los que pasaban por el camino cercano.{cf2super [m]} Y Abimélec se enteró de esto.

26 - Un día, Gáal, el hijo de Ébed, pasó con sus hermanos por Siquem, y se ganó la confianza de los de aquella ciudad,

27 - los cuales salieron al campo a vendimiar, e hicieron vino y celebraron una gran fiesta, comiendo y bebiendo en el templo de sus dioses y maldiciendo a Abimélec.

28 - Y Gáal decía: {f0 u8220?}¿Quién se cree ser este Abimélec? No es más que un hijo de Jerubaal, y Zebul es su ayudante. Y nosotros, los de Siquem, ¿quiénes somos para andar como esclavos delante de ellos? Seamos esclavos de Hamor,{cf2super [n]} el fundador de Siquem, pero no de Abimélec.{cf2super [ñ]}

29 - ¡Ah si yo fuera vuestro jefe, en seguida me desharía de Abimélec!{f0 u8221?} Además dijo: {f0 u8220?}¡Anda, Abimélec, reúne tu ejército y ven a pelear!{f0 u8221?

30 - Cuando Zebul, gobernador de la ciudad,{cf2super [o]} se enteró de lo que andaba diciendo Gáal, se puso furioso

31 - y envió el siguiente mensaje a Abimélec, que estaba en Arumá:{cf2super [p]} {f0 u8220?}Gáal, el hijo de Ébed, ha venido con sus hermanos a Siquem, y están predisponiendo a la gente de la ciudad contra ti.

32 - Por lo tanto, sal de noche con tus soldados y escondeos en el campo.

33 - Por la mañana, al salir el sol, ataca la ciudad, y cuando Gáal y su gente salgan a pelear contigo, haz con él lo que creas más conveniente.{f0 u8221?

34 - Así pues, Abimélec y toda su gente salieron de noche y se escondieron alrededor de Siquem, repartidos en cuatro grupos.

35 - Cuando Gáal salió a la puerta de la ciudad, Abimélec y su gente salieron de sus escondites.

36 - Al verlos, Gáal dijo a Zebul:par {f0 u8211?}¡Mira, de los cerros está bajando un ejército!par {f0 u8211?}No {f0 u8211?}le contestó Zebul{f0 u8211?}. Solo son las sombras de los cerros, que a ti te parecen gente.

37 - Pero Gáal siguió diciendo:par {f0 u8211?}¡También de la colina que llaman Ombligo de la Tierra{cf2super [q]} está bajando un ejército! ¡Y otro grupo viene por el camino de la Encina de los Adivinos!

38 - {f0 u8211?}¡Habla ahora, fanfarrón! {f0 u8211?}le dijo Zebul{f0 u8211?}. ¡Tú, que decías que Abimélec no era nadie para que fuéramos sus esclavos! Ahí está el ejército que te parecía poca cosa. ¡Anda, sal ahora a pelear contra ellos!

39 - Gáal salió al frente de la gente de Siquem a pelear contra Abimélec.

40 - Pero Abimélec le persiguió, y Gáal huyó de él. Hasta en la puerta misma de la ciudad hubo muchos muertos.

41 - Abimelec se quedó en Arumá, y Zebul arrojó de Siquem a Gáal y sus hermanos.

42 - Al día siguiente, los de Siquem salieron al campo. Abimélec, al enterarse de ello,

43 - dividió su ejército en tres grupos y se escondió en el campo; y cuando vio que los de Siquem salían de la ciudad, salió de su escondite y los atacó.

44 - Él y su grupo se lanzaron a tomar la puerta de la ciudad, mientras los otros dos grupos atacaban y mataban a los que andaban por el campo;

45 - y el resto del día lo pasó Abimélec atacando a Siquem, hasta que la tomó. Entonces destruyó la ciudad y mató a todos sus habitantes, y la ciudad misma la sembró de sal.{cf2super [r]}

46 - Cuando los de Migdal-siquem se enteraron de lo que había hecho Abimélec, fueron a refugiarse en la fortaleza del templo de El-berit.

47 - Y al saber Abimélec que todos estaban allí reunidos,

48 - fue con toda su gente al monte Salmón y con un hacha cortó una rama de un árbol; luego se la puso sobre el hombro y dijo a todos sus hombres que hicieran de prisa lo mismo que él había hecho.

49 - Todos, pues, cortaron cada uno su rama y siguieron a Abimélec hasta la fortaleza del templo, donde amontonaron todas las ramas y les prendieron fuego, matando así a todos los de Migdal-siquem, que eran unos mil hombres y mujeres.

50 - Después Abimélec marchó sobre Tebés,{cf2super [s]} se preparó para atacarla y la tomó.

51 - En el centro de aquella ciudad había una torre, y en ella se escondieron todos los habitantes de la ciudad, hombres y mujeres. Cerraron bien las puertas y subieron al techo;

52 - pero Abimélec llegó hasta la puerta de la torre y la atacó. Ya se disponía a prenderle fuego,

53 - cuando una mujer arrojó una piedra de molino que le dio en la cabeza y le rompió el cráneo.

54 - Abimélec llamó en seguida al que portaba sus armas y le dijo: {f0 u8220?}Saca tu espada y mátame, porque no quiero que se diga que me mató una mujer.{f0 u8221?} Entonces su ayudante lo atravesó con la espada, y así murió.{cf2super [t]}

55 - Cuando los israelitas vieron que Abimélec había muerto, regresaron a sus casas.

56 - De esta manera, Dios hizo pagar a Abimélec el crimen que, al matar a sus setenta hermanos, había cometido contra su padre.

57 - Y Dios hizo también que los de Siquem pagaran por todos sus crímenes. Así se cumplió en ellos la maldición de Jotam, el hijo de Jerubaal.