Mateo 20 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Mateo
Capitulos:

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1 - «En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña.

2 - Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.

3 - Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados,

4 - les dijo: “Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo.”

5 - Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo.

6 - Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar a otros que estaban allí, les dice: “¿Por qué estáis aquí todo el día parados?”

7 - Dícenle: “Es que nadie nos ha contratado.” Díceles: “Id también vosotros a la viña.”

8 - Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: “Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros.”

9 - Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno.

10 - Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno.

11 - Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario,

12 - diciendo: “Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor.”

13 - Pero él contestó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario?

14 - Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti.

15 - ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?”.

16 - Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos.»

17 - Cuando iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y les dijo por el camino:

18 - «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte

19 - y le entregarán a los gentiles, para burlarse de él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará.

20 - Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo.

21 - El le dijo: «¿Qué quieres?» Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino.»

22 - Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?» Dícenle: «Sí, podemos.»

23 - Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre.

24 - Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos.

25 - Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder.

26 - No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor,

27 - y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo;

28 - de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»

29 - Cuando salían de Jericó, le siguió una gran muchedumbre.

30 - En esto, dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al enterarse que Jesús pasaba, se pusieron a gritar: «¡Señor, ten compasión de nosotros, Hijo de David!»

31 - La gente les increpó para que se callaran, pero ellos gritaron más fuerte: «¡Señor, ten compasión de nosotros, Hijo de David!»

32 - Entonces Jesús se detuvo, los llamó y dijo: «¿Qué queréis que os haga?»

33 - Dícenle: «¡Señor, que se abran nuestros ojos!»

34 - Movido a compasión Jesús tocó sus ojos, y al instante recobraron la vista; y le siguieron.