Mateo 27 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Mateo
Capitulos:

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1 - Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte.

2 - Y después de atarle, le llevaron y le entregaron al procurador Pilato.

3 - Entonces Judas, el que le entregó, viendo que había sido condenado, fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos,

4 - diciendo: «Pequé entregando sangre inocente.» Ellos dijeron: «A nosotros, ¿qué? Tú verás.»

5 - El tiró las monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se ahorcó.

6 - Los sumos sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: «No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque son precio de sangre.»

7 - Y después de deliberar, compraron con ellas el Campo del Alfarero como lugar de sepultura para los forasteros.

8 - Por esta razón ese campo se llamó «Campo de Sangre», hasta hoy.

9 - Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: = «Y tomaron las treinta monedas de plata, cantidad en que fue apreciado aquel a quien pusieron precio algunos hijos de Israel, =

10 - = y las dieron por el Campo del Alfarero, según lo que me ordenó el Señor.» =

11 - Jesús compareció ante el procurador, y el procurador le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» Respondió Jesús: «Sí, tú lo dices.»

12 - Y, mientras los sumos sacerdotes y los ancianos le acusaban, no respondió nada.

13 - Entonces le dice Pilato: «¿No oyes de cuántas cosas te acusan?»

14 - Pero él a nada respondió, de suerte que el procurador estaba muy sorprendido.

15 - Cada Fiesta, el procurador solía conceder al pueblo la libertad de un preso, el que quisieran.

16 - Tenían a la sazón un preso famoso, llamado Barrabás.

17 - Y cuando ellos estaban reunidos, les dijo Pilato: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo?»,

18 - pues sabía que le habían entregado por envidia.

19 - Mientras él estaba sentado en el tribunal, le mandó a decir su mujer: «No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa.»

20 - Pero los sumos sacerdotes y los ancianos lograron persuadir a la gente que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.

21 - Y cuando el procurador les dijo: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?», respondieron: «¡A Barrabás!»

22 - Díceles Pilato: «Y ¿qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?» Y todos a una: «¡Sea crucificado!» -

23 - «Pero ¿qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: «¡Sea crucificado!»

24 - Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.»

25 - Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»

26 - Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo entregó para que fuera crucificado.

27 - Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte.

28 - Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura;

29 - y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»;

30 - y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza.

31 - Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle.

32 - Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz.

33 - Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, «Calvario»,

34 - le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él, después de probarlo, no quiso beberlo.

35 - Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a suertes.

36 - Y se quedaron sentados allí para custodiarle.

37 - Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: «Este es Jesús, el Rey de los judíos.»

38 - Y al mismo tiempo que a él crucifican a dos salteadores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

39 - Los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo:

40 - «Tú que destruyes el Santuario y en tres días lo levantas, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!»

41 - Igualmente los sumos sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de él diciendo:

42 - «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es: que baje ahora de la cruz, y creeremos en él.

43 - Ha puesto su confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de verdad le quiere; ya que dijo: “Soy Hijo de Dios.”»

44 - De la misma manera le injuriaban también los salteadores crucificados con él.

45 - Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.

46 - Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: = «¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?», = esto es: = «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?» =

47 - Al oírlo algunos de los que estaban allí decían: «A Elías llama éste.»

48 - Y enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber.

49 - Pero los otros dijeron: «Deja, vamos a ver si viene Elías a salvarle.»

50 - Pero Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu.

51 - En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se hendieron.

52 - Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron.

53 - Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos.

54 - Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: «Verdaderamente éste era Hijo de Dios.»

55 - Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.

56 - Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

57 - Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que se había hecho también discípulo de Jesús.

58 - Se presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato dio orden de que se le entregase.

59 - José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia

60 - y lo puso en su sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca; luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue.

61 - Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro.

62 - Al otro día, el siguiente a la Preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron ante Pilato

63 - y le dijeron: «Señor, recordamos que ese impostor dijo cuando aún vivía: “A los tres días resucitaré.”

64 - Manda, pues, que quede asegurado el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo: “Resucitó de entre los muertos”, y la última impostura sea peor que la primera.»

65 - Pilato les dijo: «Tenéis una guardia. Id, aseguradlo como sabéis.»

66 - Ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.