Mateo 23 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Mateo
Capitulos:

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1 - Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos

2 - y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos.

3 - Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen.

4 - Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas.

5 - Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto;

6 - quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,

7 - que se les salude en las plazas y que la gente les llame “Rabbí”.

8 - «Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “Rabbí”, porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos.

9 - Ni llaméis a nadie “Padre” vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo.

10 - Ni tampoco os dejéis llamar “Directores”, porque uno solo es vuestro Director: el Cristo.

11 - El mayor entre vosotros será vuestro servidor.

12 - Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.

13 - «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis; y a los que están entrando no les dejáis entrar.

15 - «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros!

16 - «¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: “Si uno jura por el Santuario, eso no es nada; mas si jura por el oro del Santuario, queda obligado!”

17 - ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro, o el Santuario que hace sagrado el oro?

18 - Y también: “Si uno jura por el altar, eso no es nada; mas si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado.”

19 - ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda?

20 - Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él.

21 - Quien jura por el Santuario, jura por él y por Aquel que lo habita.

22 - Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él.

23 - «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello.

24 - ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!

25 - «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia!

26 - ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!

27 - «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia!

28 - Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.

29 - «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos,

30 - y decís: “Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!”

31 - Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas.

32 - ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!

33 - «¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar a la condenación de la gehenna?

34 - Por eso, he aquí que yo envío a vosotros profetas, sabios y escribas: a unos los mataréis y los crucificaréis, a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad,

35 - para que caiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada sobre la tierra, desde la sangre del inocente Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el Santuario y el altar.

36 - Yo os aseguro: todo esto recaerá sobre esta generación.

37 - «¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido!

38 - Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa.

39 - Porque os digo que ya no me volveréis a ver hasta que digáis: = ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!» =