Nehemias 9:6 - Biblia en Lenguaje Sencillo

Libro de Nehemias
Capitulos:

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1 - El día veinticuatro del mes de Etanim, los israelitas se reunieron para ayunar. Para demostrar que estaban arrepentidos, se pusieron ropas ásperas y se echaron tierra sobre la cabeza.

2 - Después de apartarse de todos los extranjeros, se pusieron de pie, confesaron sus pecados y reconocieron la maldad de sus antepasados.

3 - Durante tres horas permanecieron en ese mismo lugar, mientras se les leía el libro de la Ley de Dios. Las tres horas siguientes las dedicaron a confesar sus pecados y a adorar a Dios.

4 - Josué, Binuy, Cadmiel, Sebanías, Binui, Serebías, Baní, Quenaní, Hasabnías, Odías y Petahías, que eran ayudantes de Nehemías y estaban en la plataforma, oraron a Dios en voz alta: «¡Bendito sea nuestro poderoso Dios! ¡Alabémoslo hoy, mañana y siempre! ¡Dios nuestro, no son suficientes las palabras para darte la alabanza que mereces!»

6 - Luego el pueblo oró así: «Tú eres el único Dios verdadero. Tú hiciste el cielo y las estrellas, y lo que está más allá del cielo. Hiciste la tierra, los mares y todo lo que hay en ellos. Tú das vida a todo lo que existe, y las estrellas del cielo te adoran.

7 - »Dios nuestro, tú elegiste a Abram, lo sacaste de Ur, ciudad de los caldeos. Le cambiaste el nombre y lo llamaste Abraham.

8 - Podías confiar en él, y por eso le prometiste hacer de sus descendientes los dueños de un gran territorio. »Ese territorio lo ocupaban los cananeos y los hititas, los amorreos y los ferezeos, los jebuseos y los gergeseos. ¡Y tú cumpliste la promesa! ¡En ti se puede confiar!

9 - »Nuestros antepasados sufrieron mucho en Egipto, pero tú te fijaste en ellos y escuchaste sus quejas a orillas del Mar de los Juncos.

10 - Enviaste terribles castigos al rey de Egipto, a sus ayudantes y a todo su pueblo, porque trataron con crueldad a nuestros antepasados. Así te ganaste la fama que hasta ahora tienes.

11 - »Ante nuestros antepasados dividiste el mar en dos, para que cruzaran por tierra seca. Pero a los egipcios los hundiste en el agua; ¡los hiciste caer como piedras hasta el fondo del mar!

12 - De día guiaste a tu pueblo con una columna de nube; de noche lo dirigiste con una columna de fuego. Tú les mostraste el camino que debían seguir.

13 - »Después bajaste al monte Sinaí, y hablaste desde el cielo a nuestros antepasados. Allí les diste tus mandamientos por medio de Moisés, tu servidor. Y les ordenaste descansar en el día sábado, para que te adoraran.

15 - Les enviaste pan del cielo para calmar su hambre, y sacaste agua de la roca para calmar su sed. También les ordenaste conquistar la tierra que les habías prometido.

16 - »Pero nuestros antepasados fueron orgullosos y tercos; no te obedecieron.

17 - Se olvidaron de los milagros que tú hiciste en su favor. Fueron desobedientes y nombraron a un jefe para que los llevara a Egipto, de vuelta a la esclavitud. Luego hicieron un toro de metal y dijeron que ese era su dios, el dios que los sacó de Egipto. Pero tú no los abandonaste, pues eres tierno y compasivo, y siempre estás dispuesto a perdonar. No te enojas con facilidad, y es tanto tu amor que en ti se puede confiar.

19 - »No dejaste de guiarlos ni de día ni de noche; no los abandonaste en el desierto, pues los amabas mucho.

20 - Fuiste bueno con ellos y con tu espíritu de bondad les enseñaste a vivir. No dejaste de enviarles el maná para comer ni el agua para calmar su sed.

21 - Cuarenta años los alimentaste y nada les faltó en el desierto. Tampoco se les gastó la ropa ni se les hincharon los pies.

22 - »También les diste reinos y territorios. Conquistaron Hesbón y Basán, que eran gobernados por los reyes Og y Sihón.

23 - Les diste tantos hijos como estrellas hay en el cielo. Los trajiste a la tierra prometida para que la conquistaran,

24 - y ellos entraron y la tomaron. Tú derrotaste a los pueblos y a los reyes de Canaán; los pusiste bajo nuestro poder para que hiciéramos con ellos lo que nos pareciera.

25 - Israel conquistó tierras fértiles y poderosas ciudades; tomó casas llenas de riqueza, pozos de agua y viñedos, olivares y árboles frutales. Nuestros antepasados comieron hasta hartarse, engordaron y disfrutaron de tu gran bondad.

26 - »Pero luego ellos se pusieron en tu contra. ¡Te insultaron gravemente! Desobedecieron tu ley, y mataron a tus profetas. Y los profetas sólo les decían que debían arrepentirse y obedecer tu ley.

27 - Por eso los entregaste en poder de sus enemigos, para hacerlos sufrir. »Nuestros antepasados no aguantaron que los hicieras sufrir tanto, y te pidieron ayuda. Tan grande es tu amor por ellos que desde el cielo los escuchaste, y les enviaste libertadores.

28 - Pero en cuanto tenían paz volvían a desobedecerte. Entonces, una vez más, caían en poder de sus enemigos. Pero volvían a pedirte ayuda, y tú desde el cielo los escuchabas. Tan grande era tu amor por ellos, que una y otra vez los liberabas.

29 - Les ordenaste obedecer tu ley, la cual da vida a los que la obedecen, pero ellos fueron rebeldes y orgullosos, y no la obedecieron.

30 - Durante muchos años les tuviste paciencia; tu espíritu y tus profetas les advirtieron del castigo. Pero ellos no quisieron escuchar, así que los dejaste caer en manos de sus enemigos.

31 - Sin embargo, los amabas tanto que no los destruiste ni los abandonaste. ¡Eres un Dios tierno y compasivo!

32 - »¡Dios nuestro, qué poderoso eres! ¡Todos tiemblan ante ti! Eres un Dios fiel que siempre cumple sus promesas, y nunca deja de amarnos. Mira cuánto han sufrido nuestros reyes y jefes, nuestros sacerdotes y profetas, y también nuestros antepasados. Desde el momento en que caímos bajo el poder de los reyes de Asiria hasta el día de hoy, tu pueblo no ha dejado de sufrir.

33 - Pero el castigo ha sido justo, pues tú fuiste fiel y nosotros pecamos contra ti.

34 - Nuestros reyes y jefes, nuestros sacerdotes y antepasados, no obedecieron tu ley ni hicieron caso de tus advertencias.

35 - Tenían un reino y riquezas, y el territorio fértil que les diste, pero ni aun así te adoraron ni dejaron su maldad.

36 - »Dios mío, mira cómo estamos. Ahora somos esclavos en el país que les diste a nuestros antepasados para que lo disfrutaran.

37 - Los reyes que ahora nos dominan, son el castigo por nuestros pecados, y son ellos quienes disfrutan de lo mejor de nuestra tierra. Son nuestros dueños, y hacen lo que quieren con todo nuestro ganado. ¡Todo esto nos tiene muy tristes!»

38 - Por todo esto que nos ha pasado, nosotros los israelitas nos comprometemos firmemente a obedecer a nuestro Dios. Este compromiso lo ponemos por escrito, sellado y firmado por nuestros jefes, los sacerdotes y sus ayudantes.