Capitulos:
123
1 - Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén prontos para toda buena obra;
2 - que no hablen mal de nadie, que no sean pendencieros; sino amables, mostrando humildad con todos los hombres.
3 - Porque en otro tiempo, nosotros también éramos insensatos, desobedientes, extraviados, esclavos de diversas pasiones y placeres. Vivíamos en malicia y envidia. Éramos aborrecibles, aborreciéndonos unos a otros.*
4 - Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor hacia los hombres,
5 - nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavado regenerador y renovador del Espíritu Santo,
6 - que derramó en nosotros en abundancia, por Jesucristo nuestro Salvador,*
7 - para que, justificados por su gracia, seamos herederos según la esperanza de la vida eterna.*
8 - Palabra fiel es ésta. En estas cosas insiste con firmeza, para que los que creen en Dios, procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.
9 - Pero evita las cuestiones necias, las genealogías, las contenciones y los debates acerca de la Ley, porque son vanos y sin provecho.
10 - Al que causa divisiones, amonéstalo por primera y segunda vez. Después rehúyelo,
11 - sabiendo que el tal está trastornado, peca, y está condenado por su propio juicio.
12 - Cuando te envíe a Artemas o a Tíquico, procura venir a mí, a Nicópolis, porque decidí invernar allí.
13 - Encamina a Zenas, el maestro de la Ley, y a Apolo, procurando que nada les falte.
14 - Y aprendan los maestros a sobresalir en buenas obras para los casos de necesidad, para que no queden sin fruto.*
15 - Todos los que están conmigo te saludan. Saluda a los que nos aman en la fe. La gracia sea con todos vosotros.