Capitulos:
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1 - par{qcfs28 Decapitación de Juan el Bautistapar} {qc 14:1-12emdash Mr 6:14-29par} En aquel tiempo Herodes el tetrarca se enteró de lo que decían de Jesús,
2 - y comentó a sus sirvientes: ¡Ése es Juan el Bautista; ha resucitado! Por eso tiene poder para realizar milagros.
3 - En efecto, Herodes había arrestado a Juan. Lo había encadenado y metido en la cárcel por causa de Herodías, esposa de su hermano Felipe.
4 - Es que Juan había estado diciéndole: La ley te prohíbe tenerla por esposa.
5 - Herodes quería matarlo, pero le tenía miedo a la gente, porque consideraban a Juan como un profeta.
6 - En el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos; y tanto le agradó a Herodes
7 - que le prometió bajo juramento darle cualquier cosa que pidiera.
8 - Instigada por su madre, le pidió: Dame en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.
9 - El rey se entristeció, pero a causa de sus juramentos y en atención a los invitados, ordenó que se le concediera la petición,
10 - y mandó decapitar a Juan en la cárcel.
11 - Llevaron la cabeza en una bandeja y se la dieron a la muchacha, quien se la entregó a su madre.
12 - Luego llegaron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo y le dieron sepultura. Después fueron y avisaron a Jesús.
13 - par{qcfs28 Jesús alimenta a los cinco milpar} {qc 14:13-21emdash Mr 6:32-44; Lc 9:10-17; Jn 6:1-13par} Cuando Jesús recibió la noticia, se retiró él solo en una barca a un lugar solitario. Las multitudes se enteraron y lo siguieron a pie desde los poblados.
14 - Cuando Jesús desembarcó y vio a tanta gente, tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos.
15 - Al atardecer se le acercaron sus discípulos y le dijeron: emdashÉste es un lugar apartado y ya se hace tarde. Despide a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren algo de comer.
16 - emdash No tienen que irse emdash contestó Jesúsemdash . Denles ustedes mismos de comer.
17 - Ellos objetaron: emdash No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados.
18 - emdash Tráiganmelos acá emdash les dijo Jesús.
19 - Y mandó a la gente que se sentara sobre la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los discípulos, quienes los repartieron a la gente.
20 - Todos comieron hasta quedar satisfechos, y los discípulos recogieron doce canastas llenas de pedazos que sobraron.
21 - Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.
22 - par{qcfs28 Jesús camina sobre el aguapar} {qc 14:22-33emdash Mr 6:45-51; Jn 6:15-21par} {qc 14:34-36emdash Mr 6:53-56par} En seguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y se le adelantaran al otro lado mientras él despedía a la multitud.
23 - Después de despedir a la gente, subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo,
24 - y la barca ya estaba bastante lejos{cf2super [y]} de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario.
25 - En la madrugada,{cf2super [z]} Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago.
26 - Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados. emdash¡Es un fantasma! emdash gritaron de miedo.
27 - Pero Jesús les dijo en seguida: emdash¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo.
28 - emdash Señor, si eres tú emdash respondió Pedroemdash , mándame que vaya a ti sobre el agua.
29 - emdash Ven emdash dijo Jesús. Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús.
30 - Pero al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: emdash¡Señor, sálvame!
31 - En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: emdash¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
32 - Cuando subieron a la barca, se calmó el viento.
33 - Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: emdash Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.
34 - Después de cruzar el lago, desembarcaron en Genesaret.
35 - Los habitantes de aquel lugar reconocieron a Jesús y divulgaron la noticia por todos los alrededores. Le llevaban todos los enfermos,
36 - suplicándole que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto, y quienes lo tocaban quedaban sanos.