Lucas 10 - La Nueva Reina Valera 2000 (Adventista)

Libro de Lucas
Capitulos:

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1 - Y después de estas cosas, señaló el Señor aun otros setenta, los cuales envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y lugares a donde él había de venir.

2 - Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.

3 - Andad, he aquí yo os envío como a corderos en medio de lobos.

4 - No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis en el camino.

5 - En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz [sea] a esta casa.

6 - Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros.

7 - Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os dieren; porque el obrero digno es de su salario. No [os] paséis de casa en casa.

8 - Y en cualquier ciudad donde entréis, y os recibieren, comed lo que os pusieren delante;

9 - y sanad los enfermos que en ella hubiere, y decidles: Se ha llegado a vosotros el Reino de Dios.

10 - Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os recibieren, saliendo por sus calles, decid:

11 - Aun el polvo que se nos ha pegado de vuestra ciudad sacudimos en vosotros; pero esto sabed, que el Reino de los cielos se ha llegado a vosotros.

12 - Y os digo que [los de] Sodoma tendrán más remisión aquel día, que aquella ciudad.

13 - ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Que si en Tiro y en Sidón hubieran sido hechas las virtudes que se han hecho en vosotras, hace ya días que, sentados en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido.

14 - Por tanto, Tiro y Sidón tendrán más remisión que vosotras en el juicio.

15 - Y tú, Capernaum, que hasta los cielos estás levantada, hasta los infiernos serás abajada.

16 - El que a vosotros oye, a mí oye; y el que a vosotros desecha, a mí desecha; y el que a mí desecha, desecha al que me envió.

17 - Y volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.

18 - Y les dijo: [Yo] veía a Satanás, como un rayo que caía del cielo.

19 - He aquí os doy potestad de hollar sobre serpientes y sobre escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.

20 - Mas no os gocéis de esto, que los espíritus se os sujetan; antes gozaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

21 - En aquella misma hora Jesús se alegró en espíritu, y dijo: Te confieso, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, que escondiste estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños; así, Padre, porque así te agradó.

22 - Todas las cosas me son entregadas de mi Padre; y nadie sabe quién sea el Hijo sino el Padre; ni quién sea el Padre, sino el Hijo, y a quien el Hijo lo quisiere revelar.

23 - Y vuelto particularmente a sus discípulos, dijo: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis;

24 - porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no [lo] vieron; y oír lo que oís, y no [lo] oyeron.

25 - Y he aquí, un doctor de la ley se levantó, tentándole y diciendo: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?

26 - Y él dijo: ¿Qué está escrito de la ley? ¿Cómo lees?

27 - Y él respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y a tu prójimo como a ti mismo.

28 - Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.

29 - Mas él, queriéndose justificar a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?

30 - Y respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó entre ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.

31 - Y aconteció, que descendió un sacerdote por el mismo camino, y viéndole, pasó de lado.

32 - Y asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de lado.

33 - Y un samaritano que transitaba, viniendo cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;

34 - y llegándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole sobre su cabalgadura, le llevó a un mesón, y lo curó.

35 - Y otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al huésped, y le dijo: Cúralo; y todo lo que gastares de más, cuando yo vuelva te lo pagaré.

36 - ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo de aquel que cayó entre ladrones?

37 - Y él dijo: El que usó con él de misericordia. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

38 - Y aconteció que yendo, entró él en una aldea; y una mujer llamada Marta, le recibió en su casa.

39 - Y ésta tenía una hermana que se llamaba María, la cual sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.

40 - Pero Marta se distraía en muchos servicios; y sobreviniendo, dice: Señor, ¿no tienes cuidado que mi hermana me deja servir sola? Dile pues, que me ayude.

41 - Pero respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, cuidadosa estás, y con las muchas cosas estás turbada;

42 - pero [sólo] una cosa es necesaria; y María escogió la buena parte, la cual no le será quitada.