Marcos 1:37 - La Biblia Textual

Libro de Marcos
Capitulos:

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1 - Principio del Evangelio de Jesús el Mesías.

2 - De la manera que está escrito en el profeta Isaías: He aquí envío mi mensajero delante de tu rostro, El cual preparará tu camino.

3 - Voz que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Allanad sus sendas.

4 - Apareció Juan bautizando en el desierto, y proclamando el bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados.

5 - Y salía a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalem, y confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán.

6 - Juan estaba vestido de pelos de camello y un cinto de cuero alrededor de su cintura, y comía langostas y miel silvestre.

7 - Y proclamaba, diciendo: Después de mí viene el que es más poderoso que yo, de quien no soy digno de inclinarme y desatar la correa de sus sandalias.

8 - Yo os bauticé con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo.

9 - En aquellos días sucedió que vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.

10 - Inmediatamente, mientras subía del agua, vio los cielos rasgados y al Espíritu descendiendo sobre Él como una paloma.

11 - Y vino una voz de los cielos: Tú eres mi Hijo amado; en Ti hallo mi complacencia.

12 - Enseguida el Espíritu lo impulsa al desierto.

13 - Y estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás, y estaba con las fieras, y los ángeles lo servían.

14 - Después que Juan fue entregado, Jesús fue a Galilea proclamando el Evangelio de Dios,

15 - y diciendo: ¡El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado! ¡Arrepentíos, y creed en el Evangelio!

16 - Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, hermano de Simón, echando una jábega en el mar, porque eran pescadores.

17 - Jesús les dijo: Venid en pos de mí y haré que seáis pescadores de hombres.

18 - Y de inmediato, dejando las redes, lo siguieron.

19 - Yendo un poco más adelante, vio a Jacobo, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en su barca remendando las redes.

20 - Enseguida los llamó, y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, lo siguieron.

21 - Y llegan a Cafarnaúm, y tan pronto llegaba el sábado, entraba en la sinagoga y enseñaba.

22 - Y se asombraban de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

23 - Y en aquel momento estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, y chilló,

24 - diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Viniste a destruirnos? ¡Sé quién eres: el Santo de Dios!

25 - Pero Jesús le ordenó, diciendo: ¡Enmudece y sal de él!

26 - Y el espíritu inmundo, convulsionándolo y gritando a gran voz, salió de él.

27 - Y todos se maravillaron, y discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Una nueva doctrina autoritativa? ¡Aun a los espíritus inmundos manda, y le obedecen!

28 - Y enseguida la noticia respecto a Él corrió por todas partes en la región circundante de Galilea.

29 - Y saliendo de la sinagoga, fueron enseguida con Jacobo y Juan a la casa de Simón y Andrés.

30 - Y la suegra de Simón yacía con fiebre, y enseguida le hablan acerca de ella.

31 - Y se acercó, y tomándola de la mano la levantó, y la fiebre la dejó, y les servía.

32 - Y por la tarde, al ponerse el sol, le traían todos los enfermos y los endemoniados,

33 - y la ciudad entera se agolpaba ante la puerta.

34 - Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas dolencias, y echó fuera muchos demonios; pero no dejaba hablar a los demonios, porque éstos lo reconocían.

35 - Levantándose muy de mañana, estando aún oscuro, salió y fue a un lugar solitario, y allí oraba.

36 - Y Simón y los que estaban con él siguieron a su alcance,

37 - y cuando lo hallaron, le dicen: ¡Todos te buscan!

38 - Les contesta: Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también predique allí, pues para esto salí.

39 - Y entró en las sinagogas de ellos por toda Galilea, predicando y echando fuera los demonios.

40 - Y llega a Él un leproso rogándole, y le dice: Si quieres, puedes limpiarme.

41 - Y se le enternecieron las entrañas, y extendiendo su mano lo tocó, y le dice: Quiero, ¡sé limpio!

42 - Y al instante se le fue la lepra y quedó limpio.

43 - Y enseguida lo despidió, después de advertirle severamente:

44 - Mira, a nadie le digas nada, sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza lo que Moisés ordenó, para testimonio a ellos.

45 - Pero él, saliendo, comenzó a pregonar en alto y a divulgar el asunto, hasta el punto que Él no podía entrar públicamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares despoblados, y acudían a Él de todas partes.