Capitulos:
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1 - Queridos hermanos y amigos, estoy muy contento y orgulloso de ustedes. ¡Realmente los extraño! ¡No dejen de confiar en el Señor Jesús!
2 - Les ruego a Evodia y a Síntique que se pongan de acuerdo, pues las dos son cristianas.
3 - A ti, mi fiel compañero de trabajo, te pido que las ayudes. Ellas me han ayudado mucho para anunciar la buena noticia, junto con Clemente y mis otros compañeros de trabajo. Los nombres de todos ellos ya están anotados en el libro de la vida eterna.
4 - ¡Vivan con alegría su vida cristiana! Lo he dicho y lo repito: ¡Vivan con alegría su vida cristiana!
5 - Que todo el mundo se dé cuenta de que ustedes son buenos y amables. El Señor Jesús viene pronto.
6 - No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos.
7 - Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo.
8 - Finalmente, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado.
9 - Practiquen todas las enseñanzas que les he dado, hagan todo lo que me vieron hacer y me oyeron decir, y Dios, que nos da su paz, estará con ustedes siempre.
10 - Me alegra mucho que, como hermanos en Cristo, al fin hayan vuelto a pensar en mí. Yo estaba seguro de que no me habían olvidado, sólo que no habían tenido oportunidad de ayudarme.
11 - No lo digo porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho con lo que tengo.
12 - Sé bien lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es tener de todo. He aprendido a vivir en toda clase de circunstancias, ya sea que tenga mucho para comer, o que pase hambre; ya sea que tenga de todo o que no tenga nada.
13 - Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones.
14 - Sin embargo, fue muy bueno de parte de ustedes ayudarme en mis dificultades.
15 - Al principio, cuando comencé a anunciar la buena noticia y salí de Macedonia, los únicos que me ayudaron fueron ustedes, los de la iglesia en Filipos. Ninguna otra iglesia colaboró conmigo.
16 - Aun cuando estuve en Tesalónica y necesité ayuda, más de una vez ustedes me enviaron lo que necesitaba.
17 - No lo digo para que ustedes me den algo, sino para que Dios les tome esto en cuenta.
18 - Epafrodito me entregó todo lo que ustedes me enviaron, y fue más que suficiente. La ayuda de ustedes fue tan agradable como el suave aroma de las ofrendas que Dios acepta con agrado.
19 - Por eso, de sus riquezas maravillosas mi Dios les dará, por medio de Jesucristo, todo lo que les haga falta.
20 - ¡Que todos alaben a Dios nuestro Padre por siempre jamás! Amén.
21 - Saluden de mi parte a todos los hermanos en Cristo que forman parte del pueblo de Dios. Los hermanos que están conmigo les envían sus saludos.
22 - También los saludan todos los que aquí forman parte del pueblo de Dios, especialmente los que trabajan para el emperador romano.
23 - ¡Que nuestro Señor Jesucristo llene de amor sus vidas!