Significado de Levitas
Ver Concordancia
(heb. Lewîyîm, benê Lêwî; aram. Lewaye, Q Lewaê).
Descendientes de Levà mediante sus 3 hijos (Gersón, Coat y Merari), quienes
fundaron las 3 familias tribales (Gn. 46:11; Ex. 6:16; Nm. 3:17; 1 Cr.
6:16-48). Moisés y Aarón, levitas muy conocidos, pertenecÃan a la familia de
Coat (Ex. 6:16-26). A la tribu de Levà se le confió el cuidado y el servicio
del tabernáculo, y más tarde del templo. Se les concedió este privilegio por
la posición que asumieron en relación con la apostasÃa de los israelitas en el
SinaÃ. en la que todas las tribus se habÃan unido. Cuando Moisés descendió del
monte e hizo un llamado a ponerse del lado correcto, voluntariamente los
levitas retornaron a su lealtad a Dios mostrando celo por su causa (32:26-29).
El resultado fue que Dios escogió esta tribu como sus siervos especiales para
realizar los deberes religiosos que hasta entonces correspondÃan a los
primogénitos, quienes, de acuerdo con la costumbre patriarcal, habÃan sido
considerados los sacerdotes* de cada familia (Nm. 3:9, 11-13, 40, 41, 45). En
el primer censo en el desierto se encontró que habÃa 22.000 levitas (v 39),
pero 22.273 primogénitos de las demás tribus (v 43). Los 273 primogénitos que
sobrepasaban el número de levitas fueron redimidos con el pago de 5 siclos por
cada uno, y asà fueron liberados del servicio en el tabernáculo (vs 46-51).
Como servidores del santuario, los descendientes de Levà se dividieron en 2
clases principales para desempeñar funciones diferentes: 1. Los sacerdotes,
descendientes de Aarón (Dt. 33:8-11; Jos. 21:1, 4) que actuaban como mediadores
entre Dios y los hombres, realizaban los sacrificios y los servicios en el
santuario. 2. El resto de los levitas estaba encargado, durante la
peregrinación, del transporte del tabernáculo: levantarlo y cuidarlo mientras
estaba en pie, y ayudar a los sacerdotes en el cumplimiento de sus deberes (Nm.
1:50-53; 3:6-9, 25-27; 4:1-33; 1 S. 6:15; 2 S. 15:24). Cuando los levitas
recién habÃan sido designados como ayudantes en el tabernáculo, se decidió que
servirÃan desde los 30 años hasta los 50 (Nm. 4:3). Fue Jehová, por intermedio
de Moisés, quien más tarde bajó la edad del inicio a 25 años (8:24); pero se la
subió a 30 otra vez antes del tiempo de David (1 Cr. 23:3-5), aunque en sus
dÃas se la rebajó a 20 años (vs 24, 27; probablemente por causa de los
servicios más complicados en el futuro templo, que requerirÃan más personal que
el grupo desde los 30 años podÃa proveer). La edad de 20 años parece haber
continuado durante el tiempo del AT como la edad legal para que los sacerdotes
y levitas comenzaran sus labores (2 Cr. 31:17; Esd. 3:8). Los levitas que
oficiaban vestÃan ropas de lino blanco en ocasiones especiales (1 Cr. 15:27; 2
Cr. 5:12), pero parece que no en todos los servicios, porque no fue hasta
tiempos de Agripa II cuando los levitas recibieron permiso para vestir ropa
blanca de lino durante todo su servicio como sacerdotes.
En tiempos de David se realizó una gran reorganización del personal
eclesiástico, y los levitas fueron divididos en 4 clases: 1. Los ayudantes de
los sacerdotes en sus tareas en el santuario. 2. Los cantores y músicos. 3.
Los porteros. 4. Los jueces y escribas. Cada una de las primeras 3 clases,
y tal vez también la 4ª estaban divididas en 24 grupos que debÃan realizar sus
tareas en forma rotativa (1 Cr. 24-26).
Cuando la monarquÃa unida llegó a su fin con la fundación del reino norteño de
Israel, la mayorÃa de los levitas se encontraron separados del templo de
Jerusalén. Probablemente, un gran número se mudó a Judá, al sur (2 Cr.
11:13-15); pero, sin duda, muchos permanecieron en sus ciudades, y quizá fueron
absorbidos por la gente que los rodeaba. Después del exilio babilónico,
sorprende que la cantidad de levitas que regresó fuera muy reducida en
comparación con la de sacerdotes que volvieron de Babilonia con Zorobabel.
Mientras 4.289 pudieron demostrar su derecho al sacerdocio (Esd. 2:36-39),
además de 709 otros que no estuvieron en condición de probarlo (vs 61, 62),
sólo se encontraron 341 levitas, cantores y porteros entre la gran compañÃa de
los exiliados que retornaron a su tierra (vs 40-42). Y en tiempos de Esdras
sólo 38 levitas más pudieron ser inducidos a regresar a Judea después de
esfuerzos especiales (Esd. 8:15-19; cÆ’ Ez. 44:10-14).
Los levitas reanudaron sus tareas eclesiásticas después del exilio (Esd.
3:8-12; 6:16-20); algunos compartieron una apostasÃa ocasional con parte del
pueblo (10:23, 24); otros hicieron una doble obra en favor del Señor al ayudar
a Esdras en la lectura y explicación de la Ley de Dios (Neh. 8:7-13; 9:4, 5).
También ayudaron a NehemÃas a reconstruir parte del muro de la ciudad (3:17).
Durante el tiempo de la ausencia de NehemÃas de Jerusalén, cuando los judÃos
dejaron de contribuir con el diezmo, los levitas fueron obligados a descuidar
el servicio del templo y a ganarse la vida realizando trabajos agrÃcolas.
NehemÃas los trajo de nuevo a Jerusalén y proveyó para su sostén (13:10-13).
En el NT rara vez se menciona a los levitas; esto puede indicar que todavÃa
eran pocos en número, o no. Cristo incluye a un levita en su parábola del buen
samaritano (Lc. 10:32), y se menciona que los judÃos de Jerusalén enviaron a
algunos de ellos para investigar la obra de Juan el Bautista (Jn. 1:19). El
registro bÃblico, aunque declara que "muchos de los sacerdotes obedecÃan a la
fe" (Hch. 6:7), menciona sólo a un levita que se hizo cristiano: Bernabé
(4:36). Véase Herodes 7; Levà 1, 2.
Bib.: FJ-AJ xx.9.6.