Diccionario Biblico: Senaquerib


Significado de Senaquerib

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(heb. Sanjêrîb; aram. Ðnjryb y Ðnjryb; as. Sin-ahhê-erîba, "quiera [el dios]
Sin aumentar el número de mis hermanos" o "el dios-luna ha aumentado [los]
hermanos" o "Sin da más hermanos").

Rey asirio que sucedió a su padre Sargón II en el 705 a.C. y que gobernó
durante 25 años (705-681 a.C.). Cruel e inflexible, Senaquerib cometió algunos
errores políticos de consecuencias duraderas y, por causa de sus medidas, fue
el hombre más odiado de esa era. Tampoco tuvo mucho éxito en su trato con el
oeste. En el 701 a.C. aplastó una rebelión de príncipes de Siria y de
Palestina: primero se apoderó de una cantidad de ciudades fenicias y, a
continuación, avanzó hacia el centro de la rebelión en Palestina -las ciudades
filisteas y el reino de Judá- para luchar contra Ezequías,* que habría sido el
líder de la revuelta. En Judá destruyó numerosas ciudades: pretendió haberse
apoderado de 46 ciudades fortificadas, además de numerosas aldeas, y de haber
llevado al exilio 200.150 cautivos (el asiriólogo A. Ungnad cree que ese número
se debería leer 2.150), junto con un despojo abundantísimo.

457. Relieve asirio que muestra al rey Senaquerib sobre su trono ante Laquis,
en Palestina, durante el sitio de la ciudad.

En la Biblia (2 R. 18:14,17; 19:8) se menciona su famoso asedio a la ciudad
fortificada de Laquis, cuyo sitio y captura están ilustrados en toda una serie
de relieves de un palacio real que está en el Museo Británico (figs 308, 457,
522). Jerusalén se salvo porque Senaquerib tuvo que levantar su campaña cuando
se necesitaba con urgencia su ejército en Oriente (18:17). Por eso se limitó a
pretender que "había hecho prisionero [a Ezequías] en Jerusalén, en su
residencia real, como un pájaro en su jaula. Lo rodeé de contrafuertes para
molestar a los que querían salir por las puertas de la ciudad". Se tuvo que
contentar con cobrarle un pesado tributo, lo cual figura en la Biblia y en los
registros del rey asirio (2 R. 18:14-16). La detallada versión de esta
campaña, inscripta en prismas de arcilla muy bien conservados, coincide en sus
puntos principales con el relato bíblico, aunque difiere en los detalles (fig
216).

Durante los siguientes 10 años estuvo ocupado en asuntos relacionados con
Babilonia y Elam. Finalmente se cansó tanto de las frecuentes rebeliones de
Babilonia, que destruyó la ciudad sin piedad y por completo (689 a.C.; tanto
Merodac-baladán como su aliado elamita fueron derrotados); incluso inundó la
región, al desviar las aguas del Eufrates, con el fin de transformarla en un
pantano e impedir de ese modo su reconstrucción. Más tarde, después que el rey
nubio Tiraka (Taharka)1078 ocupara el trono de Egipto, Senaquerib volvió con la
intención de destruir el reino de Ezequías (2 R. 19:9 menciona un intento de
Tiraka de salir en su ayuda). Esta campaña terminó en un desastre,
circunstancia que explica su omisión en los anales del rey. Puesto que Tiraka
no abandonó Nubia, su patria, hasta c 689 a.C. (cuando fue corregente con su
hermano a la edad de 20 años), no podemos darle a esa campaña una fecha
anterior. Por tanto, tenemos que llegar a la conclusión de que los registros
bíblicos de los cps 18-20 y paralelos se refieren a 2 campañas distintas y no a
una sola, como lo supondría una lectura superficial de la narración.

Tuvo que haber sido durante esta última campaña cuando el ejército de
Senaquerib sufrió la desastrosa pérdida que aparece en las Escrituras, cuando
un ángel lo hirió durante el asedio a Jerusalén. Aunque los registros asirios
naturalmente guardan silencio acerca de ese desastre, la Biblia lo menciona (2
R. 18; 19; 2 Cr. 32; Is. 37) y no lo olvidaron las otras naciones de la
antigüedad, como lo prueba el relato del historiador griego Herodoto. Mientras
visitaba Egipto, 200 años después de la muerte de Senaquerib, se le dijo que
cuando el rey asirio avanzaba rumbo a Egipto, una enorme cantidad de ratas se
comió las cuerdas de los arcos de los soldados, de manera que éstos huyeron
presas del pánico. Como se consideraba que las ratas eran portadoras de la
fiebre bubónica, se cree generalmente que esta historia implica la aparición
brusca de esta enfermedad entre las filas de los asirios. Hay pocas razones
para dudar de que ésta sea la versión egipcia de la catástrofe de que se nos
habla en el v 35.

Senaquerib fue el gran reconstructor de Nínive, que en su época se convirtió en
la ciudad más hermosa y gloriosa de la antigüedad por introducir nuevos métodos
de construcción. Además, se interesó mucho en las mejoras técnicas de sus
maquinarias de guerra. También construyó un acueducto que traía agua para la
capital y la zona circundante desde las montañas del oriente, ubicadas a unos
48 km de distancia. Se podía cruzar el río Gomer gracias a un puente de arco
de unos 300 m de largo, posiblemente el 10 permanente de piedra de la historia.
En el 681 a.C. Senaquerib fue asesinado por sus 2 hijos, Adramelec y Sarezer,
quienes tal vez estaban celosos de Esar-hadón, el príncipe heredero (2 R.
19:37; 2 Cr. 32:21). Aunque este crimen figura en varios textos
contemporáneos, todas las referencias a él son tan vagas y ambiguas que una
reconstrucción detallada de los acontecimientos sigue siendo imposible. Los
asesinos no tuvieron éxito en su intento de apoderarse del trono y fueron
expulsados por Esar-hadón, que sucedió a su padre.

Bib.: E. G. Kraeling, JAOS 53 (1933):335-346; A. Ungnad, ZAW 59
(1942-43):199-202; W. F. Albright, BASOR 130 (1953):8, 9; ANET 287-290, 302.

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