Diccionario Biblico: Matrimonio


Significado de Matrimonio

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Unión legal de un hombre y una mujer en una sociedad para establecer un hogar,
generar y criar hijos, y promover la interdependencia, el apoyo y el consuelo
mutuos. El matrimonio fue establecido por Dios en el Edén, antes que entrara
el pecado en el mundo (Gn. 2:20-25). Dios creó al hombre varón y mujer (1:27,
28). Adán fue creado primero, luego Eva como "ayuda idónea" (2:18, 21-23).
Quería que la relación matrimonial fuera un medio para ennoblecer a ambos
participantes y para facilitar el desarrollo de caracteres maduros y abnegados
en ambos padres y sus hijos. La relación matrimonial debía ser permanente (Mt.
19:6) y disolverse sólo por muerte (Ro. 7:2, 3), o por divorcio* con causales
específicas (Mt. 19:3-9). Se recomendaba 762 el celibato sólo en casos
excepcionales (Mt. 19:10-12; 1 Co. 7:8, 26, 27).

La monogamia (Gn. 2:21-24; Mt. 19:5) fue siempre el ideal de Dios para los
matrimonios humanos, y donde existían situaciones de poligamia, ésta fue
sencillamente tolerada. Los pasajes más hermosos de las Escrituras
relacionadas con el matrimonio no dan indicios de pluralidad de esposas o de
esposos (Sal. 128:3; Pr. 31:10-31, Ec. 9:9; etc.). Pero la poligamia ya se
practicaba en una época tan temprana como la de Lamec, que tuvo 2 esposas (Gn.
4:19). Las condiciones indescriptibles que produjeron el diluvio se habrían
iniciado cuando los hombres tomaron varias mujeres por motivos concupiscentes
(6:1-3). Abrahán quiso cumplir la promesa de Dios con la poligamia (Gn. 16:3,
4); incidente registrado no como un ejemplo a imitar, sino como una
demostración de los lamentables resultados que siguen a una desviación del plan
ideal de Dios (vs 5, 6). Isaac, el hijo de la promesa, tuvo una esposa
(25:20), pero Jacob tomó 2 esposas y criadas (29:23-28; 30:4, 9). Las
Escrituras no intentan suavizar los fracasos de Abrahán y de Jacob, o de
hombres como Gedeón, Elcana, Salomón y Roboam con respecto a estas malas
prácticas (Jue. 8:30, 31; 1 S. 1:1, 2, 6; 18:27; 25:39, 43; 2 S. 20:3; 1 R.
11:1-4; 2 Cr. 11:18-21). Después del exilio la poligamia cayó en desuso.

Entre los frenos contra los abusos en el matrimonio en días de Moisés se
encuentran: prohibiciones de casarse con parientes cercanos (Lv. 18:6-18),
desaprobación de la poligamia (Dt. 17:17), prohibiciones de crueldad
relacionada con la poligamia (Ex. 21:7-11; Dt. 21:10-17), restricciones contra
el divorcio cruel o sin causas (Dt. 22:13-19), reglas que tienden a la pureza
dentro del matrimonio (Ex. 20:14, 17; Lv. 20:10; Dt. 22:22). Se desalentaba el
casamiento con extranjeros (Ex. 34:15, 16; Dt. 7:1-4), no por razones puramente
étnicas, sino por el peligro de corrupción de su fe en Dios. La carrera de
Acab y otros dan testimonio de los malos resultados de la violación de tales
prohibiciones. Sin embargo, a través del casamiento de un israelita con Rut,
una moabita, vino David (Rt. 4:13,22) y, luego, Jesús (Mt. 1:5-16).

La costumbre semítica exigía que el padre u otro familiar cercano escogiera la
novia para un joven en edad de casarse (Gn. 21:21, 24; 38:6), práctica que
todavía se sigue en grandes extensiones de las tierras del Cercano Oriente.
Era cortesía también buscar el favor del padre y los hermanos de la niña
(34:11). La dote entregada al padre de la novia era de rigor (24:53; 34:12).
Noemí buscó un esposo apropiado para Rut (Rt. 3:1, 2). Un padre podía dar su
hija en matrimonio a quien él quisiera (Jos. 15:16, 17; 1 S. 18:17; etc.),
aunque se podía pedir el consentimiento de ella (Gn. 24:56, 57). Jacob sirvió
a Labán por períodos establecidos de tiempo a cambio de lo cual Labán le dio a
Lea y a Raquel por esposas (Gn. 29:18-20, 25, 30).

343. Novia (derecha) y novio en camino a la boda cerca del monte Sinaí.

El matrimonio sirve como un símbolo de la singular relación entre el creyente y
su Creador (ls. 54:5; 62:4, 5; Ef. 5:23, 27; etc.). Los profetas del AT a
menudo compararon la apostasía idólatra de los judíos con la conducta adúltera
de una persona casada (ls. 1:21; Jer. 3:1-20; Ez. 16:8-22; Os. 2:1-5; 3:1-5).
En el NT Cristo aparece representado como el novio, y el cuerpo de los
creyentes como su esposa (Mt. 9:15; 2 Co. 11:2; etc.). Al usar así la relación
matrimonial para ilustrar la íntima unión entre él y su iglesia, nuestro Señor
exaltó la institución del matrimonio. La honró con su presencia en las bodas
de Caná (Jn. 2:1-11); la protegió al afirmar el infinito propósito de Dios con
respecto al establecimiento del hogar (Mt. 19:5); y al declarar que la relación
matrimonial es inseparable (vs 3-6). La reunión de los salvados de la tierra
con su Salvador es presentada bajo el símbolo de una cena de bodas (Ap.
19:7-9).

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