Diccionario Biblico: Jeroboam


Significado de Jeroboam

Ver Concordancia



(heb. Yârob{âm, "que el pueblo se multiplique", "cuyo pueblo [gente] es
numeroso/a" o "el pueblo contenderá", "él contiende por el pueblo"; también
aparece en un antiguo sello heb.).

1. Nombre del 1er, rey del reino norteño de Israel, a quien generalmente se llama
Jeroboam I (c 931-c 910 a.C.). Era un efraimita de Sereda, hijo de Nabat y de
Zerúa (1 R. 11:26). Mientras era jefe de una compañía constructora durante la
edificación de Milo,* en Jerusalén, en tiempos de David, el profeta Ahías de
Silo le dijo que sería rey sobre 10 tribus de Israel (vs 27-39). Jeroboam no
era hombre de esperar con paciencia, en circunstancias semejantes, que Dios
pusiera en marcha sus planes de darle el reino prometido. En cambio, habría
comenzado enseguida a complotar contra Salomón (v 27). Cuando se descubrió su
plan, Salomón intentó matarlo, pero huyó a Egipto (v 40). Allí encontró
refugio con el faraón Sisac, fundador de la dinastía 22ª, quien habría
interrumpido la política de amistad de sus predecesores hacia Salomón. Cuando
a Jeroboam le llegó la noticia de su muerte y de que el nuevo rey de Israel
sería coronado en Siquem, regresó a Palestina (12:1-3). De inmediato fue el
vocero del pueblo y exigió una promesa de Roboam, el hijo de Salomón, de que la
carga pública fuera aliviada (vs 3-5). Pero Roboam, descarriado por el necio
consejo de consejeros inexpertos, rehusó atender las justas reclamaciones del
pueblo. Como resultado, las 10 tribus del norte declararon su independencia de
la casa de David y proclamaron a Jeroboam como su rey (vs 6-20).

Este inmediatamente tomó drásticas medidas para impedir que los 2 reinos se
volvieran a unir. Fundó 2 nuevos templos: uno en Dan, en la frontera norte del
país; y otro en Bet-el, en la frontera sur, no muy lejos del camino principal
hacia Jerusalén. En ambos lugares puso imágenes de terneros o becerros como
símbolos visibles del culto a Yahweh (1 R. 12:26-30). En su proclama que
invitaba al pueblo a adorar en esos lugares, Jeroboam repitió como un eco las
palabras que Aarón había pronunciado en el monte Sinai para reunir al pueblo
para la adoración del becerro de oro (cf 1 R. 12:28 con Ex. 32:4). Este culto,
probable imitación del rendido por los cananeos a Él, bajo la imagen de un
buey, llegó a ser el "pecado de Jeroboam", que fue seguido prácticamente por
cada gobernante del territorio del norte (1 R. 15:26, 34; 16:19; 22:52; etc.).
También designó como sacerdotes a hombres que no eran de la tribu de Leví, y
ordenó que las principales fiestas se celebrasen durante el 8º mes en vez del
7º, como se hacía en Judá (12:31, 32). También parece haber puesto el día de
Año Nuevo en la primavera, que en Judá se celebraba en el otoño; y haber
adoptado la forma egipcia de computar los años de los reyes -el sistema "sin
año de ascensión" al trono- para ser diferente de los reyes de Judá 619 (que
según parece contaban sus años de acuerdo con el sistema "con año de ascensión"
al trono). Con estas medidas esperaba alinear las 10 tribus del reino del sur
y establecer una brecha permanente e irreparable entre las 2 naciones. En eso
tuvo éxito, pero trajo la maldición de Dios sobre sí mismo y sobre su pueblo.
Un anónimo "hombre de Dios" de Judá lo reprendió severamente por sus actos
(13:1-6 ), como también lo hizo Ahías, que había predicho el establecimiento de
su reinado (14:6-18). Véase Cronología (I,C).

Parece que Jeroboam eligió y fortificó Siquem como primera capital de su reino.
Más tarde se mudó a Penuel, en la Transjordania (1 R. 12:25), tal vez cuando
ocurrió la invasión de Sisac (véase más abajo), y edificó allí. Finalmente se
estableció en Tirsa, al noreste de Siquem, la que fue su capital y residencia
real (14:17). Esta ciudad siguió siendo la capital de Israel hasta el tiempo
del rey Omri (16:23). La intervención divina impidió el estallido de una
guerra inmediata entre el norte, que se separó, y Judá (1 R. 12:21-24; 2 Cr.
11:1-4); sin embargo, debieron haber ocurrido repetidos choques militares entre
los reinos, ya que "hubo guerra entre Roboam y Jeroboam todos los días" (1 R.
14:30; cf 15:6), y también "entre Abiam [Abías] y Jeroboam" (1 R. 15:7; 2 Cr.
13:3-20). En estas guerras Jeroboam perdió temporalmente las ciudades
meridionales de Jeshana, Efrón y aun el nuevo templo de Bet-el (2 Cr. 13:19).

Israel también sufrió la invasión del faraón Sisac en el 5º año después de
separarse de Judá. La Biblia no dice nada acerca de ella (1 R. 14:25, 26; 2
Cr. 12:2-4), pero las inscripciones de victoria de Sisac en las paredes del
templo de Karnak mencionan ciudades bien conocidas del reino de Jeroboam entre
los lugares conquistados: Taanac, Sunem, Rehob, Mahanim, Meguido (fig 476).
Esta no era una jactancia hueca, porque un fragmento de un monumento
recordativo de la victoria con el nombre de Sisac fue descubierto durante las
excavaciones en Meguido. Sisac pudo haber pensado que la debilidad política de
Palestina, creada por la guerra civil entre el norte y el sur, le facilitaría
reconstruir el imperio egipcio en Asia, perdido desde la era de Amarna.*

Uno de los hijos de Jeroboam murió en su infancia (1 R. 14:1, 17); otro, Nadab,
siguió a su padre en el trono de Israel (v 20).

2. Decimocuarto rey del reino norteño de Israel (si se incluye a Tibni en el
cómputo). Era hijo de Joás, y a veces fue llamado Jeroboam II para
distinguirlo de Jeroboam I. Su reinado duró 41 años (c 793-c 753 a.C.),
incluyendo una corregencia de 11 con su padre (c 793-c 782 a.C.), como parecen
indicarlo los sincronismos cronológicos. Ya sea antes del reinado de Jeroboam
o durante los primeros años de su gobierno, el profeta Jonás* predijo que el
nuevo rey recuperaría los territorios del norte y del este que en tiempos
anteriores habían pertenecido a Israel (2 R. 14:25). Jeroboam cumplió esta
profecía. Llegó a ser el rey más fuerte de la dinastía de Jehú, si no de todos
los reyes que ocuparon el trono del reino del norte. El registro bíblico
acerca de este reinado es sumamente breve, y consiste sólo de 7 versículos (vs
23-29). Sin embargo, el corto informe de sus éxitos militares muestran
claramente que ningún gobernante del reino del norte, antes o después de él,
pudo señalar mayores realizaciones que Jeroboam II. Conquistó Damasco y Hamat
sobre el Orontes, y recuperó la mayoría de los territorios de Siria y
Transjordania hasta el Mar Muerto; de modo que su reino incluyó todo lo que
David y Salomón habían dominado, con excepción de Judá. Fue afortunado para él
que Asiria estuviera experimentando un período de debilidad durante su reinado,
y así no pudiera impedir sus actividades expansionistas. Véase Cronología (V,
B).

277. Impresión de un sello encontrado en Meguido. La leyenda dice: "Shema, el
ministro de Jeroboam" (tamaño aproximado).

Mientras el reino de Israel gozaba de prestigio político y prosperidad
económica, el estado moral y religioso era bajísimo. El triste cuadro que
pintan los profetas Amós y Oseas de las condiciones que prevalecían bajo
Jeroboam II muestra que, a pesar de los sacrificios extravagantes y la
celebración de las fiestas religiosas, el país estaba moralmente corrompido
(Am. 5:21, 22; 2:6-8; Os. 6:6-10). Sólo 6 meses después de la muerte de
Jeroboam II su dinastía finalizó con el asesinato de su hijo Zacarías (2 R.
15:8-11). Es sorprendente cómo, a pesar de la grosera maldad prevaleciente,
existía cierta medida de tolerancia religiosa. Cuando Amós, un ciudadano del
reino del sur, pronunció sus profecías de mal contra la casa de Jeroboam en la
ciudad del santuario de Bet-el, su sacerdote informó al rey, pero nada se hizo
contra Amós, excepto que se le pidió que saliera del territorio del reino (Am.
7:10-17). 620

Durante las excavaciones de Meguido en 1904 se encontró un hermoso sello de
jaspe con la figura de un león rugiente y la siguiente inscripción en hebreo:
lshm{ {bd yrb{m. "Perteneciente a Shema, el siervo [es decir, el ministro] de
Jeroboam". Generalmente se cree que este sello, que ahora está en Estambul,
perteneció a uno de los altos oficiales de Jeroboam (fig 277).

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