Diccionario Biblico: Cronología


Significado de Cronologia

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(palabra no bíblica derivada del gr. jrónos ["tiempo"] más lógos ["palabra",
"discurso", "razón"]).

El tema de las relaciones de tiempo -entre períodos y eventos en el registro
bíblico- requiere un estudio de los métodos para reconocer el tiempo y los
datos relacionados con los diferentes períodos de la historia sobre los que se
basa el esquema cronológico. El tema será analizado bajo varios
encabezamientos y resumido en tablas de acontecimientos de los tiempos bíblicos
fechados o datados con aproximación.

1. Bases de la cronología antigua.

Los antiguos no registraban las fechas de acuerdo con el sistema que usamos
hoy, ni las diferentes naciones medían el tiempo con un mismo calendario, como
lo hace prácticamente todo el mundo actual. Por lo tanto, nuestro éxito en
datar los eventos antiguos -es decir, asignarles fechas en nuestra escala
a.C-d.C. de años- depende de nuestra comprensión de los métodos antiguos y de
la cantidad de información que tengamos acerca de los acontecimientos. Esta es
la razón de la incertidumbre o diferencias de opinión que existen acerca de las
fechas bíblicas.

A. Diversos métodos para designar los años.

Algunos pueblos antiguos designaban sus años en forma regular por medio de
nombres en vez de números. Un método consistía en nombrar el año por algún
acontecimiento importante. Más tarde se designaba cada año por el nombre de un
funcionario diferente: en Asiria eran los limmu; en Atenas, el de uno de los
altos magistrados, un árjon; y en Roma, por los nombres de los 2 principales
magistrados, los cónsules. Sin embargo, en Babilonia, Egipto y otras tierras
del Cercano Oriente el método común de datar seguía la numeración de los años
de sus reyes, un método que aparece con frecuencia en la Biblia. Una carta, un
contrato o el registro de un acontecimiento se podía fechar con una fórmula
así: "En el mes quinto, a los siete días del mes... el año diecinueve del rey
Nabucodonosor" (2 R. 25:8). La numeración de los años comenzaba otra vez con
cada nuevo rey. Todos estos métodos requerían la conservación de listas que
daban la secuencia de los nombres de los años, limmus, árjontes o cónsules, o
la de los reyes y la duración de sus reinados; de otro modo no existiría la
posibilidad de saber cuántos años había entre un hecho y otro (afortunadamente
se conservaron esas listas para ciertos períodos de la historia antigua).

Se podría haber evitado métodos tan trabajosos si se hubiera usado una era, es
decir, una serie de años numerados en forma continua desde un punto de partida
fijo. Pero los antiguos fueron lentos en inventar eras, y nunca las emplearon
para datar los hechos ordinarios hasta que comenzó a usarse la Era Seléucida a
fines del s IV a.C. en la región que estaba bajo el dominio de los reyes
seléucidas (el reino oriental del imperio dividido de Alejandro). 265 Los
judíos, quienes por un tiempo estuvieron bajo el dominio de los seléucidas,
algunas veces usaron esta era (que comenzó, según la manera de computar el
tiempo, en el otoño del 312 o la primavera del 311 a.C.). Por ejemplo, se lo
encuentra en los libros apócrifos de los Macabeos. Para los propósitos
históricos, aunque no para los ordinarios, los griegos contaban por olimpíadas
-períodos de 4 años entre los juegos olímpicos-, con un supuesto punto de
arranque para estos juegos (776 a.C.); y los romanos contaban los años A.U.C.
(ab urbe condita, "desde la fundación de la ciudad [de Roma]"; o anno urbe
conditae, "en el año de la fundación de la ciudad)", a partir del 753 a.C.
Pero estas eras griegas y romanas eran artificiales, inventadas mucho después
que se habían olvidado las verdaderas fechas del inicio de la era, y eran
usadas sólo por los historiadores. Moisés usó lo que se podría llamar una era
hebrea cuando registró los acontecimientos de los 40 años de peregrinación* por
el desierto a partir del año de la salida de Egipto (Ex. 12:2, 6; 16:1; 40:1,
2, 17; Nm. 10:11); y siglos más tarde Ezequiel fechó sus mensajes en años desde
la cautividad de Joaquín (Ez. 1:1, 2; 8:1; 33:21; etc.). Pero ni la era de
Moisés ni la de Ezequiel se usaron por mucho tiempo como sistemas de datación,
a menos que 1 R. 6:1 sea una evidencia de un uso no confirmado de la Era Exodo.

El sistema de eras que ahora usamos para designar los años de la historia
antigua se comenzaron a emplear sólo en tiempos medievales, y sin embargo
abarca cualquier fecha antigua, por remota que sea, numerando los años en
sentido inverso a partir del comienzo de la Era Cristiana. Una comprensión de
este sistema de datación es importante porque podemos traducir todos los datos
cronológicos antiguos a la escala a.C.-d.C. La Era Cristiana, que numera los
años desde el supuesto año del nacimiento de Cristo, se inventó tiempo después
de la Natividad real (más o menos unos 4 años tarde). Tiene 2 desventajas: 1.
Requiere una numeración inversa para todos los hechos que preceden al
nacimiento de Cristo. 2. Como el año 1 d.C. está precedido inmediatamente por
el año 1 a.C., sin año 0 entre ambos, el cálculo de cualquier intervalo entre
fechas a.C. y d.C. es difícil de manejar. Por ejemplo, el intervalo de una
fecha en el 2 a.C. a esa misma fecha en el 2 d.C. no es de 4 años, como
parecería natural, sino de 3, (Los astrónomos evitan este inconveniente usando
números negativos para el período a.C., y sustituyen con 0 el año 1 a.C.: -1
para el 2 a.C., -2 para el 3 a.C., etc.) La razón por la que a menudo se comete
un error de un año al calcular intervalos desde fechas a.C. a fechas d.C. se
puede ver fácilmente cuando las 2 formas de calcular se ponen en forma de tabla
comparativa (véase CBA 1:187):

CÓMPUTO CRONOLÓGICO Y ASTRONÓMICO

Excepto en las obras de astronomía, se acostumbra a dar las fechas por el
método histórico o cronológico, en la escala a.C.-d.C.

B. Conceptos antiguos acerca del tiempo.

La gente de los tiempos bíblicos, como en muchas partes del Oriente aún hoy,
pensaban más en términos de números redondos que nosotros, y no exigían
exactitud matemática. Así, si un hombre viajaba parte de un día, todo el día
siguiente, y parte del 3er día, se decía que había llegado en 3 días; nosotros
diríamos que fue 2 días después de salir. El sitio de Samaria (2 R. 18:9, 10)
se extendió del 4º al 6º año* del rey Ezequías, o del 7º al 9º año de Oseas;
para nuestro método de calcular duró 2 años, pero la Biblia se refiere a él
como "tres años". Este método se llama cómputo inclusivo. Además, a veces,
una parte se contaba por el todo. Por ejemplo, cuando los israelitas fueron
condenados a peregrinar "cuarenta años", se quería decir que peregrinarían por
el resto del período de 40 años, ya que estaban en el 2º año de su
peregrinación cuando se dictó la sentencia sobre ellos (Nm. 14:33; cf Dt.
2:14).

C. Certezas e incertidumbres.

Sólo se pueden fijar con certeza unas pocas fechas claves de la antigüedad,
como el 37º año del reinado de Nabucodonosor (568/67 a.C.) y el 7º año del rey
persa Cambises (523/22 a.C.). En cada uno de estos casos tenemos antiguos
registros astronómicos que incluyen un eclipse y otros datos a lo largo de un
año entero. Por cálculos astronómicos, estos años se pueden ubicar exactamente
en nuestro cómputo a.C. Otros años de reinado de soberanos babilonios y persas
se pueden determinar en relación con 266 estas fechas fijas mediante las listas
de reyes que cubren muchos siglos.

ILUSTRACIÓN DEL CÓMPUTO CON AÑO DE ASCENSIÓN Y SIN AÑO DE ASCENSIÓN

Ciertos acontecimientos bíblicos están sincronizados con estos años de reinados
babilónicos y persas; pero al tratar con fechas bíblicas debemos tener en
cuenta que el calendario hebreo no era exactamente igual a los calendarios
extranjeros y que había 2 métodos diferentes para numerar los años de los
reyes: 1. De "postdatación" (o "con año ascensional"), mediante el cual el
"primer" año de reinado era el año calendario que comenzaba el siguiente día de
año nuevo después que el rey ascendía al trono. 2. De "predatación" (o "sin
año ascensional"), según el cual el "primer" año era el resto del año en que
había ascendido al trono y que terminaba con el 1er día de año nuevo de su
reinado. Además, los años de reinado babilónico-persas comenzaban en la
primavera, mientras que el año hebreo tenía 2 comienzos, en primavera y en
otoño, diferencia que también se debe tomar en cuenta. Aun cuando podamos
ubicar un acontecimiento en un cierto año de reinado, digamos 568/67 a.C., y
sepamos que el año comenzó en la primavera o en el otoño, no podemos estar
seguros de si el evento ocurrió en la última parte del año 568 o en la primera
parte del 567 a menos que sepamos también en qué mes ocurrió. Por lo tanto,
este Diccionario presenta la mayor parte de las fechas con expresiones tales
como c (circa, "cerca de", "aproximadamente"). Sin embargo, en los casos donde
la información es suficiente (como en 2 R. 25:8), podemos tener la certeza del
año y a veces aproximadamente también del día. "Aproximadamente" en el caso de
una fecha "que da el mes y el día" significa que el error posible no es mayor
de un día o 2. Pero sin información adicional, como la fecha exacta de un
eclipse o una sincronización mediante 2 fechas (una de un calendario lunar y
otra de un calendario solar), no podemos mediante cálculos actuales identificar
el día exacto del comienzo de ningún mes* lunar antiguo específico, ya sea
hebreo o babilónico, porque subsisten factores desconocidos como la visibilidad
de la Luna, etc. Algunas veces puede haber una diferencia de un mes entre los
calendarios judío y babilónico, si la inserción de un mes adicional en el año
lunar caía en años diferentes. Cuando se debe tener en cuenta todas estas
variables, no es sorprendente que a veces haya incertidumbre y diferencias de
opinión en la interpretación de la cronología bíblica, aun con la cantidad de
material original relativamente abundante de que disponemos por causa de las
investigaciones arqueológicas. Sin embargo, la diferencia de un día o 2, de un
mes o aun de un año, en fechas de hace miles de años es un asunto de menor
cuantía.

Las cronologías publicadas desde hace mucho tiempo hasta hoy están hechas sobre
información incompleta, errónea u obsoleta y no son confiables. El bosquejo de
fechas que ofrece Ussher en muchas Biblias inglesas y ciertas españolas, alguna
vez fue el mejor de que se disponía, pero ya tiene 300 años y está superada por
la cantidad de informaciones que tenemos a nuestra disposición; es decir, los
hallazgos arqueológicos nos permiten tener una cronología mucho más exacta para
los eventos bíblicos que la que era posible en los días de Ussher.

II. Desde la creación hasta el éxodo.

La porción más temprana de la Biblia, que abarca grandes períodos de la
historia con mucho menos detalles que algunas porciones posteriores, ofrece
menos elementos para una cronología exacta y presenta las mayores variaciones
numéricas entre el texto hebreo, el Pentateuco Samaritano y la LXX.

A. Desde Adán hasta Abrahán.

Para los primeros períodos la Biblia no proporciona fechas 267 de ningún
acontecimiento. Sólo ofrece la genealogía de los patriarcas y la duración de
sus vidas. Si seguimos el texto hebreo, calculando la duración de la vida de
los patriarcas, podemos poner el diluvio 1.656 años después de la creación
(1656 A.M. [anno mundi, "en el año del mundo"; o sea, a partir de la creación
del mundo]), y el éxodo en el 2513 A.M. Sin embargo, se debe recordar que este
cálculo representa una posibilidad mínima, no máxima. El período será más
largo si: 1. Usamos interpretaciones diferentes para los números dados (tal
como ocurre en The Westminster Dictionary of the Bible [El diccionario bíblico
Westminster; ed. de 1944, p 103], y en The International Standard Bible
Encyclopaedia [La internacional enciclopedia bíblica estándar; ed. de 1960, t
I, p 643]), de acuerdo con los cuales cada uno de los 20 patriarcas desde Adán
hasta Abrahán representa al fundador de una dinastía, familia o tribu
destacada, y las cifras dadas no representan años de personas, sino más bien la
duración de la importancia de esa dinastía, familia o tribu. 2. Consideramos
la posibilidad de que existan algunas generaciones no mencionadas en el
registro. 3. Seguimos la LXX, en la que la suma de la vida de los patriarcas
es 1.000 años mayor que en el texto hebreo. Es posible que la LXX represente
un original hebreo más antiguo que el que tenemos, pero, por otra parte, pudo
haber sido una modificación intencional del texto (véase la tabla 1 en la
sección IX).

Examinemos las alternativas. Si ponemos a un lado la posibilidad 1 como
conjetural o inaceptable, encontramos que, según las posibilidades 2 y 3, en la
genealogía que Lucas da de Jesús se menciona un nombre que no está en la hebrea
del AT (Lc. 3:36; cf Gn. 11:12) pero sí en la lista de la LXX; y que otras
genealogías bíblicas a veces omiten nombres, tal vez los menos importantes: por
ejemplo, la de Esdras (Esd. 7:1-5; cf 1 Cr. 6:3-15) y la de Mateo, quien omite
4 generaciones (Ocozías, Joás, Amasías y Joaquín; Mt. 1:8, 11; cf 1 Cr. 3:11,
12, 15). Así, existe la posibilidad de que hubo otros hombres en la línea
patriarcal cuyos nombres no fueron preservados por la Inspiración. Por tanto,
se debe considerar que la cronología bíblica de los primeros tiempos, por lo
menos antes de Abrahán, no necesariamente se conoce en su totalidad. Para que
el registro bíblico sea verdadero, incluyendo sus datos cronológicos, no es
necesario que las Escrituras contengan un registro completo de todo lo que
ocurrió en el pasado: en ninguna parte se registra el número total de años
desde la creación hasta el diluvio, ni del diluvio hasta el éxodo, o para la
serie de todos los reyes; los totales se deben obtener por la interpretación de
las cifras que da el texto. Por eso este Diccionario, aunque adhiere a la
exactitud del informe de la creación como lo da el Génesis y a la exactitud
básica de todos los datos cronológicos que suministra, no pretende establecer
dogmáticamente la fecha exacta de la creación de la tierra. Véase Hijo.

B. Desde Abrahán hasta el éxodo.

Se afirma definidamente que el tiempo desde el llamamiento de Abrahán hasta el
éxodo fue de 430 años (Gá. 3:17; cf Ex. 12:40, LXX); y el relato de cada
generación aparece con suficientes detalles como para asegurar que Jacob y su
familia entraron en Egipto 215 años después del llamamiento de Abrahán; o sea,
que los israelitas estuvieron en Egipto 215 años. La fecha a.C. de Abrahán
depende de la del éxodo, que ha sido ubicado diversamente -por diferencias en
la interpretación de los registros-, entre la última parte del s XVII y la
última del , XIII a.C. La evidencia es insuficiente para demostrar acabadamente
cualquier fecha para el éxodo. Sin embargo, como están fijadas las del fin de
los reinos de Judá e Israel, las fechas tardías sugeridas para el éxodo
permiten sólo un muy breve período para los jueces aun con una "cronología
corta" de los reyes, mientras que las fechas más tempranas para el éxodo
requieren un período muy largo para los jueces y una "cronología larga" para
los reyes. Una teoría supone un éxodo en 2 partes, según la cual Josué entró
en Canaán en el s XV a.C. y Moisés a fines del s XIII a.C.

De todas las teorías para datar el éxodo, la que ofrece menos dificultades con
respecto a los registros bíblicos e históricos es la que lo fija a mediados del
s XV a.C., que se basa en: 1. La aceptación del año 480º (1 R. 6:1) como una
afirmación literal del intervalo entre el éxodo y el 4º año de Salomón. 2. la
interpretación de que varios períodos mencionados en el libro de Jueces (que
suman un total mucho mayor que 480 años) representan, en algunos casos,
judicaturas simultáneas en diferentes regiones de Palestina. 3. Una cronología
del reino dividido que pondría el 4º año de Salomón c 965 a.C., como se acepta
ahora en forma general (véase en la p 427 un cuadro de los 400 ó 430 años de
estadía en Egipto).

Este Diccionario adopta el sistema de cronología tentativa que fija el 4º año
de Salomón en el 967/66 a.C.; es decir, el año civil que va de otoño a otoño y
que comienza con 268 Tishri, el 7º mes, en el 967 a.C. En consecuencia, la
fundación del templo en el mes 2º, Zif de ese año, estaría fijado en la
primavera (del hemisferio norte) del 966 a.C. (1 R. 6:1). Luego, si Zif en el
año 480º del éxodo cae en el 966, Zif en el 1er año del éxodo caería 479 años
antes, en la primavera del 1445 a.C.; y el 1er mes, en el cual los israelitas
abandonaron Egipto, sería el mes anterior, Abib (Nisán), de ese año. Entonces,
con el éxodo en el 1445 a.C., el llamamiento de Abrahán exactamente 430 años
antes sería en el 1875 a.C, (Gá. 3:17; Ex. 12:40, 41), y la entrada de Jacob en
Egipto sería en el 1660 a.C.

III. Desde el éxodo hasta el reino.

Hay un problema en acomodar los diversos períodos de los libros de Jos. y Jue.
dentro de los 480 años (1 R. 6:1) que comienzan en el éxodo y terminan con el
4º año de Salomón (c 967/66 a.C.). Si los israelitas salieron de Egipto en el
1445 a.C., y su peregrinación* por el desierto duró 40 años, entonces entraron
en Canaán en la primavera del 1405, y completaron la conquista inicial de
Canaán y la división de la tierra alrededor del 1400 a.C. La serie de jueces*
comenzó largo tiempo después del 1400, por que el pueblo "había servido a
Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que
sobrevivieron a Josué" (Jue. 2:7), antes de apostatar y provocar la opresión
extranjera de la que fueron salvados por los jueces. Si asignamos x años para
el intervalo entre la conquista inicial y el comienzo de la opresión bajo
Cusan-risataim (Jue. 3:8) y 83 años para la suma de los reinados de Saúl (Hch.
13:21), de David (2 S. 5:4, 5) y 3 años hasta el 4º año de Salomón, tenemos 83
+ x años; entonces, si restamos esta suma del total de años entre
aproximadamente 1400 a.C. y 967 a.C. llegamos a aproximadamente 350 - x años
para el tiempo de los jueces. Sin embargo, los diversos períodos durante los
cuales gobernaron los jueces y los de opresión mencionados en Jue., más el
desconocido entre la conquista y el comienzo de la 1ª opresión, no da un total
de 350 - x sino de 410 + x años. Por tanto, resulta evidente que estos
períodos no pueden ser todos sucesivos; debe haber superposiciones. El
registro no afirma que cada juez gobernó sobre las 12 tribus; más bien pinta un
cuadro de falta de unidad y confusión que se adecua perfectamente a la
situación en que los jueces podían actuar en una pequeña región en diferentes
partes de Palestina al mismo tiempo. En algunos casos hay una indicación
textual de que eso sucedió realmente; también puede ser el caso de otros. No
tenemos suficiente información acerca de este período para construir una
cronología detallada, pero es perfectamente posible armar un panorama
provisorio y aproximado de fechas de modo que la duración total de los jueces
se pueda armonizar con la declaración de que el templo se inicio en el año 480º
a partir del éxodo ( véase la tabla 2 en la sección IX ).

IV. Reino unido de Israel

El AT no afirma claramente cuanto tiempo reino Saúl, el primer rey hebreo, pero
Lucas, al informar de un sermón de Pablo, indica que la duración fue de
"cuarenta años" (Hch. 13:21). Como ni Pablo ni Lucas tenían la intención de
hacer una cronología exacta es enteramente posible que estos "cuarenta años",
como los 450 años del versiculo anterior, sean números redondos. Se han
sugerido razones por las que Saúl habría reinado menos de 40 años. Sin embargo
los 40 años asignados a los reinados de David, no son, obviamente, un número
redondo ya que se le da como la suma se 7 + 33 años (1 Cr. 29:27). Además, un
acontecimiento que ocurrió poco antes de la muerte de David se dice que ocurrió
en el 40º año del rey (23:1; 26:31). Salomón también reinó 40 años (1 R.
11:42), y entonces se dividió el reino. De la cronología del reino dividido
(que se explica en la próxima sección) llegamos a las siguientes fechas
provisorias para el reino unido: Saúl, c 1050-1011 a.C.; David, c 1011-971
a.C.; Salomón, c 971-931 a.C.

V. División del reino: Israel y Judá.

La base para la cronología para la base de Judá en Israel es una serie de
declaraciones relacionadas con el tiempo que dan los datos de ascensión al
trono y duración de los reinados. La siguiente tabla incluye los reyes en el
orden en que son presentados en los libros de reyes. Para las fechas
provisorias a. C. de estos reinados, véase en la tabla 3 en la sección IX.

A. Problema de los sincronismos entre Judá e Israel.

Declaraciones acerca de los reinados como: "Comenzó a reinar Acab hijo de Omri
sobre Israel en el año treinta y ocho de Asa rey de Judá. Y reinó Acab hijo de
Omri sobre Israel en Samaria veintidós años" (1 R. 16:29,30), aparecen para
varios reyes de Israel y de Judá. Proveen 2 elementos de información: 1. la
duración del reinado. 2. Un sincronismo entre el ascenso de un rey determinado
y un año específico en el reinado de su contemporáneo del otro reino. Sin
embargo, cuando se totaliza las cifras de los reinados de los reyes del reino
del norte, Israel, y también se totalizan los de los reyes del sur, Judá, para
el mismo periodo, el último total es mayor que el primero en unos 20 años. Por
causa de esta 269

DATOS BÍBLICOS PARA LOS REINADOS DE ISRAEL Y JUDÁ

270 aparente discrepancia, algunos abandonaron las declaraciones cronológicas
de la Biblia como no confiables, y corrigieron las cifras para adecuarse a sus
diferentes teorías. Pero otros han demostrado que ambas secuencias se pueden
reconciliar suponiendo reinados superpuestos (corregencias) en la secuencia más
larga, o brechas entre reinados (interregnos) en la secuencia más breve. El
método de armonización que usó Ussher y otros fue alargar la secuencia más
corta suponiendo interregnos (el sistema, por lo tanto, se llama: "cronología
larga" de los reyes); método que ya no se acepta porque no se adecua a la
cronología de los asirios como se la obtiene de las listas de los limmu. Más
recientemente, sin embargo, se ha favorecido el otro método, el de acortar la
línea más larga de reyes suponiendo que hubo corregencias.

B. Las corregencias permiten armonizar los sincronismos entre los reinos.

En algunos casos, el registro especifica directamente la corregencia de un rey
con su predecesor por cierto número de años. Por ejemplo, cuando Uzías
(Azarías) enfermó de lepra, su hijo Jotam gobernó por varios años antes de la
muerte de Uzías (2 R. 15:5); por ello el reinado de Jotam con su padre -su
corregencia- comenzó algún tiempo antes de suceder a su padre como único
gobernante. En otros casos, el registro no nos dice qué ocurrió, pero los
datos cronológicos con respecto a la duración de los reinados o los
sincronismos entre los reinos de Judá e Israel muestran claramente que debió
haber habido una corregencia. Por ejemplo, se nos dice que Joram de Judá
comenzó a reinar en el 5º año de Joram de Israel (2 R. 8:16). Esto parecería
implicar que subió al trono unos 5 años más tarde que Joram de Israel. Sin
embargo, también se nos dice que Joram de Israel comenzó a reinar en el 18º año
de Josafat (2 R. 3:1) o el 2º año de Joram de Judá (1:17). Esto parecería
implicar que Joram de Judá subió al trono un año antes que Joram de Israel.
Parecería, además, que fue el comienzo de una corregencia con su padre, puesto
que Josafat reinó más de 18 años. Por tanto, la supuesta contradicción entre
el comienzo del reinado de Joram un año antes y 5 años después de Joram de
Israel queda resuelta. Obviamente, Joram de Judá comenzó a reinar con su padre
el año antes que Joram de Israel ascendiera al trono, y entonces, en el 5º año
de éste murió Josafat y su hijo Joram de Judá comenzó a reinar como único rey.
Estos textos muestran una cosa más: si Josafat murió en el 5º año de Joram de
Israel, su último año no fue su 25º sino su 22º. Por lo tanto, para contar 25
años de su reinado (1 R. 22:42), tenemos que suponer que gobernó 22 años
después de su padre Asa, pero 25 años contando una corregencia de 3 años con su
padre. De este modo podemos decir que los sincronismos y la longitud del
reinado de Josafat exigen que lleguemos a la conclusión de que tuvo una
corregencia al comienzo, con su padre Asa, y una al terminar, con su hijo
Joram.

Hay otros ejemplos más, De este modo, las aparentes inconsistencias de los
registros de los reyes se pueden explicar razonablemente bien, mientras que
muchas discrepancias aparentes de un año se pueden resolver por medio de la
diferencia entre los 2 reinos de Israel y de Judá en 2 sentidos: 1. Los 2
métodos de numerar los años de los reinados (véase la sección I C, más arriba).
2. Los 2 comienzos del año hebreo. Se preparó un esquema cronológico casi
completo para estas 2 líneas de reyes en armonía con los datos cronológicos de
la Biblia y los de Asiria y Babilonia. En consecuencia, los que antes fueron
escépticos ahora aceptan cada vez más como historia confiable las
declaraciones acerca del tiempo en los libros de Reyes y de Crónicas.

C. Cómo se llega a las fechas a.C.

Una vez obtenido un sistema para los reinados en Israel y en Judá, todavía
tenemos el problema de determinar la fecha exacta de todo el sistema con la
Escala a.C.-d.C., escala que se comenzó a usar muchos siglos más tarde.
Afortunadamente, el año de la muerte de Acab se puede datar con razonable
certeza en el 853/52 a.C. por la cronología asiria mediante el registro de su
participación en la batalla de Qarqar (en el 6º año de Salmanasar III) y otro
registro en que Jehú paga tributos en el año 18º del mismo rey. Además, el fin
del reino de Judá está ligado por varios sincronismos con el reinado de
Nabucodonosor, cuyos años de reinado están fijos más allá de toda duda, porque
su año 37º ha sido identificado por métodos astronómicos modernos con el año
del calendario lunar de Babilonia que comienza el 1º de Nisán (23 de abril) del
568 a.C., y termina el 30 de Adar (12 de abril) del 567 a.C. (Todas las fechas
de los meses -como el 23 de abril, etc.-, por costumbre, se dan en fechas del
calendario juliano a.C. hasta el 1582 d.C., cuando se aceptó la reforma
gregoriana.)

Con el fin del reino de Judá ya fijado (véase la sección VI, A1), las fechas
a.C. de acontecimientos anteriores -incluyendo el comienzo de la construcción
del templo en el 4º año de Salomón, y el éxodo 480 años antes- dependen 271 del
método que se use para la cronología de los reinados de los reyes hebreos,
acerca de la cual todavía hay margen para pequeñas diferencias de opinión.
Pero cualquier disposición de los reinados, que parezca correcto porque
"funciona" en el papel, tiene la posibilidad de que más tarde sufra una pequeña
modificación que "funciona" un poco mejor. Por tanto, debemos adoptar el
esquema que parezca cumplir mejor con las exigencias de los datos, y usarlo
provisoriamente. Las fechas que se usan en esta obra no se basan totalmente en
ningún sistema de cronología publicado hasta ahora (véase la bibliografía
citada al final de la sección VIII).

Difícilmente futuras revisiones harán una diferencia mayor que la de unos pocos
años en este período de los reyes hebreos. La posibilidad de variación está,
aparte del problema de las corregencias, en la diferencia del comienzo del año
en primavera o en otoño y en el problema de si el "primer año" de un rey es el
año que comienza el 1er día de año nuevo de su reinado o el que termina ese 1er
día de año nuevo; en cualquiera de los casos, la diferencia es de sólo un año.
Y, ¿qué diferencia haría, desde la distancia a la que estamos, una variación de
un año en el reinado de Uzías, o aun una variación de 10 años en una época tan
temprana como el reinado de Salomón? Los hechos son los importantes; a los
propósitos prácticos la cronología de los reyes hebreos es conocida, y la
Biblia nos da una cronología confiable para este período.

VI. Cautividad y restauración.

Como el reinado de Nabucodonosor ha sido fijado por la astronomía, como
nuestros datos cronológicos más exactos están en los períodos babilónico y
persa, y como los registros bíblicos del tiempo de la cautividad y la
restauración contienen numerosas declaraciones fechadas, la cronología de este
período está mejor establecida que la de cualquier otra parte de la Biblia.

A. Los 70 años de cautividad.

La cautividad babilónica fue el resultado de una triple deportación de la
población del reino de Judá:

1. La 1a etapa ocurrió en el 3er año de Joacim, cuando entre los cautivos de
Nabucodonosor se incluye a Daniel (Dn. 1:1-3, 6). Este fue el año anterior al
4º de Joacim, que fue el 1er año de Nabucodonosor, en el que Jeremías predijo
por 1a vez que la cautividad duraría 70 años (Jer. 25:1-11). Tenemos una
crónica babilónica que abarca el verano anterior al 1er año del reinado de
Nabucodonosor. Describe su campaña a Palestina, durante la que fue llamado
para hacerse cargo del trono por la muerte de su padre. Josefo, citando al
historiador babilonio Beroso, menciona esta campaña y dice que en esa ocasión
fueron llevados judíos cautivos a Babilonia. La fecha de esta cautividad se
conoce con toda precisión. Como el año 37º de Nabucodonosor fue el 568/67 a.C.
(de Nisán a Nisán), entonces su 1er año fue el 604/03 a.C.; y el verano
anterior, 605 a.C., fue la fecha de su ascenso al trono. Esto concuerda
perfectamente con las referencias bíblicas al 3er y 4º años de Joacim. Sin
embargo, como cada nación tenía su propio calendario local, se esperaría que
los escritores judíos contaran los años por su propio calendario civil que
comenzaba en Tishri, en el otoño; y así, el 1er año de Nabucodonosor, el 4º de
Joacim, comenzó en el otoño del 605 a.C., en su propio día de año nuevo; o sea,
6 meses antes del siguiente año nuevo babilónico. Como la cautividad comenzó en
el año judío que terminaba en el 605, esperaríamos que el período de 70 años
terminara en el año 70º según el cómputo judío, que termina en el 536, como se
verá en la sección B.

Bib.: FJ-AA i.19.

2. La 2ª etapa de la cautividad llevó a Joaquín y a muchos otros, incluyendo a
Ezequiel, hasta Babilonia (Ez. 1:1-3; 33:21; 40:1); era el 8º año de
Nabucodonosor (2 R. 24:8-16). El registro babilónico armoniza con esto pues
informa que Nabucodonosor tomó Jerusalén y capturó a su rey el 2 de Adar,
aproximadamente el 16 de marzo del 597 a.C.. en su 7º año. (Nótese que esta
fecha sería el 8º año del reinado si se cuenta según el calendario civil judío.
La razón que el año civil judío, que comienza en el otoño, y el año
babilónico, que comienza en la primavera, se superponen durante 6 meses; por
tanto, por 1/2 año los números de los años coinciden en ambos calendario, y en
la otra mitad hay una diferencia de 1 en las cifras.)

3. La 3ª etapa fue la caída final de la ciudad y la destrucción del templo, que
se fecha 2 veces en el año 19º de Nabucodonosor (2 R. 25:8-12; Jer. 52:12-15).
Esto ocurrió en el 586 a.C., aproximadamente el 15 ó 18 de agosto.

(La diferencia entre el 7 y el 10 del 5º mes en estos 2 textos puede ser el
intervalo entre la entrada de Nabuzardán hasta el incendio de la ciudad, o
desde el comienzo hasta el fin de su destrucción.)

Algunos eruditos ubican la caída de Judá en el 587 a.C., pero deben suponer que
los hebreos contaban los años de reinado de Nabucodonosor un año antes, o
suponer (según Jer. 52:29) que Judá cayó en el año 18º en vez del 272 19º. Sin
embargo, como el mismo capítulo menciona el año 19º (v 12), no hay necesidad de
suponer un error; los vs 12 y 29 no necesitan referirse al mismo
acontecimiento. De este modo, tenemos fechas bien establecidas para el fin del
reino de Judá y el comienzo de la cautividad babilónica, fechas que conocemos
casi hasta con su día.

B. Retorno de la cautividad.

Los registros contemporáneos nos dicen que Ciro conquistó Babilonia en el 7º
mes del año 17º de Nabonido (el rey que en su ausencia "confió el reino" a su
hijo mayor, Belsasar). La ciudad de Babilonia cayó el día 16 del mes 7º, y el
triunfante Ciro* entró por sus puertas el 3 del mes 8º. Estas fechas son
aproximadamente el 12 y el 29 de octubre del 539 a.C. Los registros
habilónicos no mencionan un reinado aparte de Belsasar, pero confirman que
gobernó Babilonia como representante de su padre durante el reinado de
Nabonido. Parece evidente que debemos considerar el "primer año de Ciro"
bíblico como el 1er, año de reinado que siguió a su conquista de Babilonia,
computado según el calendario judío. No hay razón para suponer que los
escritores judíos usaran un cómputo 2 años posterior que la numeración oficial
de los años de reinado de Ciro, como suponían algunos comentadores antiguos.

Se señala el 1er año de Ciro por su decreto de autorización a los judíos para
que retornaran a Palestina (Esd. 1:1-4). Ese año en el calendario
babilónico-persa fue el 538/37 a.C., que comienza el 1º de Nisán, en la
primavera que siguió a la captura de Babilonia. Sin embargo, en el calendario
civil judío el año de ascenso no se habría extendido hasta la primavera del
538, sino hasta Tishri en el otoño de 538, y el año 1º se habría extendido
desde el otoño del 538 hasta el otoño del 537 a.C.

De este modo, el decreto de Ciro en su "primer año" pudo haber sido emitido
hasta en la primavera del 537 a.C. de acuerdo con el calendario
babilónico-persa, y hasta el verano o el otoño del 537 por el calendario civil
judío. Si el decreto se publicó en la última parte del 1er, año, los miles de
judíos que retornaron no habrían tenido tiempo para prepararse y salir con
todos sus bienes antes de la primavera siguiente, en el 536, porque la
primavera era la única estación que les permitiría tener tiempo suficiente para
un viaje de 4 meses (Esd. 7:8, 9), y tiempo para que los colonos tuvieran
viviendas con qué protegerse y estar listos para plantar sus sembrados cuando
comenzaran las lluvias de otoño. No sabemos exactamente cuándo se publicó el
decreto de Ciro o cuándo regresaron los exiliados; pero es suficiente saber que
hay una posibilidad razonable, más aún, una probabilidad grande, de que fuera
en una fecha alrededor del 536 a.C.; es decir, 70 años, inclusive, desde el
comienzo del cautiverio en el 605 a.C. y en armonía con la profecía de Jeremías
(29:10).

Después del regreso autorizado por Ciro, la obra de restauración se demoró por
las dificultades y la oposición, pero en el 2º año de Darío I (no Darío el
Medo) la construcción del templo se reanudó, dirigida por Hageo y Zacarías
(Esd. 5:1, 2). Esto sucedió en el 520/19 a.C. (de primavera a primavera según
el cómputo persa; pero 520/19 de otoño a otoño según el calendario civil
judío). La obra fue autorizada por un decreto de Darío (si en su 2º año o
después de él no se indica), y el edificio de completó el 3 de Adar en el 6º
año de su reinado (6:1-15), que sería aproximadamente el 12 de marzo del 515
a.C. (según ambos calendarios, el persa y el judío). Véase Darío 1, 2.

C. Organización bajo Esdras y Nehemías.

El siguiente hito importante fue el reinado de Artajerjes I, cuyos años de
reinado están establecidos por una serie de papiros con doble fecha procedentes
de Elefantina, Egipto, en los que se dan las fechas tanto en el calendario
lunar semítico como en el calendario solar egipcio, fijando así los años a.C.
sin dejar lugar a dudas. El 1er año de Artajerjes fue el 464/63 a. C.; su 7º
año, en el que Esdras fue enviado a Jerusalén, fue el 458/57; y su 20º año, en
el que Nehemías fue enviado como gobernador, fue el 445/44. En el año civil
judío que comienza en el mes 7º, el 1er, mes inicia la 2ª mitad del año, en la
primavera; en esa época salió Esdras (Esd. 7:9). También Nehemías, en el 20º
año, evidentemente salió en ese mismo mes (Neh. 2:1). En el año judío 458/57,
el 1er mes caía en el 457, y en el 445/44, en la misma época del 444. El uso
del año de otoño a otoño se hace evidente en el relato de Nehemías de que
recibió malas noticias de Jerusalén en Kisleu (9º mes) del año 20º, en
consecuencia de lo cual pidió permiso al rey para ir allá en Nisán ( 1er, mes)
del mismo año (Neh. 1:1; 2:1). Evidentemente, el año 20º en el cómputo de
Nehemías no era el año religioso que comienza el 1er mes, sino el civil que
comienza el mes 7º; año en que el mes 9º precedería al mes 1º.

Después del período en que Nehemías fue gobernador no hay más datos
cronológicos en el AT. La mención, sin fecha, del "reinado de Darío el persa"
(Neh. 12:22) se puede referir 273 a Darío II (424/23-405/04 a.C.) o (poco
probablemente) a Darío III (336/35-331 a.C.), quien perdió su imperio ante
Alejandro Magno.

VII. Período intertestamentario.

El período entre el AT y el NT abarca: 1. La conquista del Imperio Persa por
Alejandro Magno (las campañas duraron desde el 334 hasta el 323 a.C.; la
campaña decisiva en Mesopotamia ocurrió en el 331 a.C.). 2. La división del
imperio de Alejandro, unos 20 años después de su muerte, en 4 partes
principales (301 a.C.), más tarde reducido a 3 partes (c 280), que finalmente
fueron absorbidas en forma gradual por el Imperio Romano (c 168-30 a.C.). 3.
El breve período de independencia judía (c 143-63 a.C.) surgido por la rebelión
de los Macabeos (c 168) contra el Imperio Seléucida (las fechas pueden variar
en un año, de acuerdo con 2 interpretaciones de la Era Seléucida, que fue muy
usada en el Cercano Oriente en ese período), y que terminó con el sometimiento
de Palestina a los romanos en el 63. 4. El gobierno de los Herodes, reyes
vasallos judío-edomitas bajo Roma, desde el 40 a.C. hasta el período
neotestamentario. Véanse sección I, A; Grecia II, C.

VIII. Cronología del Nuevo Testamento.

Los datos cronológicos del período romano de Palestina son numerosos; es decir,
para la historia romana desde la conquista de Siria por Pompeyo, en el 63 a.C.,
hasta los primeros emperadores romanos, cuyos reinados se pueden fechar casi
hasta el día. Sin embargo, por extraño que parezca, los datos para una
cronología del NT son muy escasos, y los hechos no se pueden datar con
seguridad como en el período final del AT. La razón principal para ello es que
los escritores del NT, aparentemente con poco interés por la cronología como
tal, casi no mencionan fechas. Se ocuparon en proclamar las buenas nuevas de
la salvación. Para ellos era más importante lo que Jesús dijo e hizo que
precisar el momento o lugar donde se produjeron los hechos. Además, esperaban
el regreso de Jesús muy pronto; acontecimiento que, según enseñaban, acabaría
con la historia del mundo. Puede parecer extraño que haya diferencias de
opinión acerca de las fechas de los sucesos en la vida de quien marcó la
división del tiempo en 2 eras, pero no tenemos respuestas concluyentes a
ciertos problemas de tiempo relacionados con su nacimiento, su bautismo, su
muerte y su resurrección.

A. Nacimiento de Cristo.

El año del nacimiento de Cristo no fue el año I d.C., no unos 4 ó 5 años antes.
Dionisio el Exiguo, un abad romano del s VI d.C., enumeró equivocadamente los
años de su Era Cristiana al fijar el nacimiento de Cristo por lo menos 4 ó 5
años más tarde; por eso, la fecha sería el 4 ó 5 a.C. Algunos pondrían la
muerte de Herodes en el otoño del 4 a.C. o más tarde, pero se acepta
generalmente que el eclipse mencionado por Josefo, en relación con ese evento,
debió ser el que ocurrió en la primavera del 4 a.C., y por ese tiempo Cristo
debió tener varias semanas o meses de edad (Mt. 2:1; Herodes vivió por lo menos
un corto tiempo después [v 15] y murió el 4/3 a.C.). En consecuencia, su
nacimiento sin duda habría ocurrido entre el otoño del 5 a.C. y el invierno del
4 a.C. (Lc. 2:8; "dormían al raso", BJ; "pasaban la noche al aire libre", NBE;
lo que revelaría que Jesús no pudo haber nacido en invierno, pero, con los
datos que poseemos, no podemos saber la fecha exacta; de paso, todas las
indicaciones a estaciones del año se refieren al hemisferio norte.)

Tampoco podemos datar con precisión el censo de Cirenio, porque no tenemos otro
registro al respecto y los datos que se podrían referir a él pueden ser
interpretados de varias maneras. La estrella de Belén (Mt. 2:2) no puede ser
identificada con algún acontecimiento astronómico, como algunos intentaron
hacerlo, por cuanto no fue un cuerpo celeste, como es evidente por la
descripción de su movimiento (v 9).

Bib.: FJ-AJ xvii.6.4, 5

B. Bautismo de Cristo.

Juan el Bautista comenzó a predicar en "el año decimoquinto del imperio de
Tiberio César" (Lc. 3:1-3, 21), poco tiempo -quizá unos 6 meses (cf 1:24,
26-31)- antes del bautismo de Jesús, evento desde el cual se cuenta el
ministerio público de Jesús. El comienzo de dicho ministerio está fechado por
Lucas durante la administración de diferentes gobernantes cuyos períodos de
servicio se deben ubicar entre el 26 y el 34 d.C., pero el único año específico
que menciona Lucas es el 15º año del imperio de Tiberio. Para los lectores
originales de Lucas esta fecha debió haber sido clara, pero para nosotros no lo
es, por las diferentes maneras de interpretar la fórmula para años de reinado
que usa Lucas. Si bien conocemos el método romano oficial de poner fechas por
los consulados, datarlos por años de gobierno no era una costumbre romana sino
de las provincias orientales, y dependía de los diversos métodos locales de
computar el año. No sabemos exactamente qué clase de cálculos empleó Lucas, ya
que no existen fuentes para mostrar cómo usaban 274 los judíos los años de
reinado de un emperador romano. Por tanto, hay diferencias de opinión en
cuanto al año preciso señalado como el 15º de Tiberio. Sin embargo, si Lucas
empleó el sistema acostumbrado en Oriente, contó como año 1 el año calendario
en que el gobernante comenzó su reinado. Luego, el año en que Tiberio sucedió
a Augusto (que murió en agosto del 14 d.C.) debió haber sido, de acuerdo con el
calendario civil judío, el 13/14 d.C. (de otoño a otoño), por lo que el 15º, de
Tiberio habría sido el 27/28 d.C., comenzando en otoño. La fecha para el
bautismo que mejor se ajusta a la narración bíblica de la vida de Cristo,
especialmente en lo que se refiere a la extensión del ministerio de Cristo
hasta la crucifixión, es el otoño del 27 d.C. (véanse las secciones C y D, más
abajo), Cristo tenía entonces aproximadamente "como... treinta años" (3:23), y
poco después se dice que el templo había sido edificado "en cuarenta y seis
años" (Jn. 2:20).

C. Crucifixión de Cristo.

Hay interpretaciones alternativas para esta fecha. Ubicar el año exacto
tratando de descubrir en cuál -durante la época general en que Jesús fue
crucificado- pudo caer la Pascua en viernes, no es un problema sencillo como
muchos suponen. Los astrónomos son enfáticos en declarar que las fechas de las
lunas nuevas y de las lunas llenas que ellos dan para los años posibles de la
crucifixión no son una prueba de la fecha correspondiente en el calendario
Judío antiguo. Esto se debe a que el 1º del mes judío no era el día
astronómico de la luna nueva ("conjunción"), sino que dependía de la aparición
del pequeño borde iluminado de la Luna, lo que podía ocurrir de 1 a 3 días más
tarde. No se pueden determinar todas las variables astronómicas ni las
condiciones atmosféricas para un mes específico dado. Por ello, la
reconstrucción moderna de una antigua fecha judía, sin más información
detallada que el día del mes lunar, no puede llevarnos al día exacto. Es
cierto que hay 2 años posibles, por diferentes métodos de interpretación, para
una crucifixión en viernes (años 30 y 31 d.C.), pero ninguno de ellos se puede
demostrar astronómicamente; es decir, otra vez tenemos que elegir la
alternativa que se adecua mejor a las especificaciones históricas o bíblicas.

Al considerar todas las informaciones bíblicas -las históricas y las del
calendario: el nacimiento de Jesús antes de la muerte de Herodes el Grande, su
bautismo unos 30 años más tarde, los 46 años de la construcción del templo, el
año 15º de Tiberio, la crucifixión después de un ministerio de 3 1/2 años, la
relación de la crucifixión con la Pascua y la fecha del mes, que no se pueden
analizar aquí-, este Diccionario adopta para las 3 fechas clave de la vida de
Cristo los años: 5/4 a.C. para su nacimiento, 27 d.C. para su bautismo, y 31
d.C. para su muerte y resurrección (CBA 5:225-259; véase la sección D).

D. Acontecimientos del ministerio de Cristo.

Como los evangelios no se escribieron básicamente para registrar las fechas de
los acontecimientos de sus relatos, no siempre siguen un orden cronológico.
Por esto, y porque algunos eventos están registrados por un solo evangelista, y
relativamente pocos por los 4, no es posible ser dogmático acerca de la
secuencia exacta. La extensión del ministerio de Cristo ha sido tema de
diferencias de opinión; muchos escritores modernos sostienen una duración de
más o menos 1 año, otros, de 2 o más, y unos pocos hasta de 7 años; pero la
cronología adoptada por este Diccionario acepta un período de 3 1/2 años, según
las menciones de 3 fiestas de Pascua en el Evangelio de Juan (Jn. 2:13: 6:4;
12:1) y otra no designada por nombre (5:1) que razonablemente parece haber sido
una Pascua. Véase Jesucristo III.

E. Cronología de Hechos y las epístolas.

Como no hay declaraciones específicas de fechas en Hechos o las epístolas,
cualquier cronología de esta porción bíblica se debe considerar sólo
aproximada. La que adopta este Diccionario puede ser tomada como una escala
útil para la secuencias y fechas aproximadas de los acontecimientos, en armonía
con la narración bíblica y el trasfondo histórico. Los sucesos clave, que
pueden ser fechados con una exactitud de un año en más o en menos, son: 1.
Gobierno de Aretas IV de Damasco (probablemente 37-40 d.C.), en ocasión de la
huida de Pablo. 2. Muerte de Herodes Agripa I, poco después de haber puesto a
Pedro en la cárcel (44 d.C.). 3. Expulsión de los judíos de Roma decretada por
Claudio, la que obligó a Aquila y a Priscila a huir a Corinto (c 49 d.C.). 4.
Proconsulado de Galión en Grecia (51/52 o 52/53 d.C.), sincronizado con el 2º
viaje misionero de Pablo. 5. Ascenso de Festo (c 60 d.C.).

Bib.: Artículos introductorios acerca de la cronología y los calendarios en el
CBA y la bibliografía anotada de ellos: véase 1:183-207; 2:103-168; 3:87-114;
4:19-26; 5:225-259; 6:100-111. Acerca de los principios generales y métodos:
Cambridge Ancient History [Historia antigua de Cambridge], 3ª ed., t 275 1,
parte 1, cp 6; Siegfried H. Horn y Lynn H. Wood, The Chronology of Ezra 7 [La
cronología de Esdras 7], 2ª ed. (Washington, Review and Herald, 1970), cps 1-4.
Acerca del período de los reinos hebreos: Siegfried H. Horn, "The Chronology
of Hezekiahs Reign" [La cronología del reinado de Ezequías], AUSS 2 (1964):
40-52; E. A. Parker, "A Note on the Chronology of 2 Kings 17:1" [Una nota sobre
la cronología de 2 R. 17:1], AUSS 6 (1968):129-133; Siegfried H. Horn, "The
Babylonian Chronicle and the Ancient Calendar of the Kingdom of Judah" [La
crónica babilónica y el antiguo calendario del reino de Judá], AUSS 5
(1967):12-27. Edwin R. Thiele, The Mysterious Numbers of the Hebrew Kings [Los
misteriosos números de los reyes hebreos] (ed. rev., Grand Rapids, Wm. B.
Eerdmans, 1965); Edwin R. Thiele, The Chronology of the Hebrew Kings [La
cronología de los reyes hebreos] (Grand Rapids, Zondervan, 1977). Para el
exilio y la restauración:Horn y Wood, ibíd., cps 4 y 5. Para la cronología y
el calendario babilónico-persa: Richard A. Parker y Waldo H. Dubberstein,
Babylonian Chronology, 626 B.C.-A.D. 45 [Cronología babilónica: 626 a.C.-45
d.C] (Chicago, University of Chicago Press, 1946); la misma obra, publicada de
nuevo, abarca hasta el 75 d.C. (Providence, RI, Brown University Press, 1956).

El Muro de los Lamentos (o Muro Occidental) en Jerusalén.

IX. Tablas cronológicas.

En las siguientes tablas aparecen las fechas relativas de diversos personajes o
acontecimientos bíblicos y los de la historia contemporánea:

1. Genealogías de los patriarcas

2. Cronología sugerente desde Abrahán hasta Samuel

3. Cronología aproximada de los reinos hebreos* y del exilio

4. Cronología del período postexílico

Intento de armonización de las distintas fechas y naciones entre el 586 y 400
a.C.

6. Cronología de los Evangelios

Indice alfabetico:

 
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