Diccionario Biblico: Milagro


Significado de Milagro

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(heb. ôth, "signo", "muestra", "augurio"; môƒêth, "señal", "prodigio"; pele,
"maravilla"; gr. dúnamis, "poder"; seméion, "señal").

La palabra española proviene de lat. miraculum, "un objeto para maravillarse",
"una maravilla [algo maravilloso, una cosa extraña, algo admirable]" (del verbo
mirari, "maravillarse [asombrarse, sorprenderse]").

Intervención sobrenatural en los asuntos humanos que no se puede explicar sobre
la base de las leyes naturales conocidas, o algo que no se esperaría en el
transcurso natural de los eventos. Un examen de los milagros realizados por
nuestro Señor clarifica su naturaleza y propósito. Jesús nunca ejerció su
poder divino para beneficio propio o meramente para satisfacer la curiosidad
ociosa (cÆ’ Mt. 16:4; Lc. 23:8, 9). Cada uno parece responder a una necesidad
material o física específica. Aseguraba a quien los recibía, y a los
observadores, el amor, la simpatía y el interés de su Padre celestial, su deseo
y capacidad para solucionar sus problemas espirituales (Mr. 2:9-11; Jn. 6:11,
12, 27; 9:5-7, 39, 41; 11:23-26, 37, 44), y, al mismo tiempo, inspirar fe en
él como el Hijo de Dios (Jn. 11:27, 45; 15:24). Una y otra vez Jesús señaló
sus "obras" como evidencia de ser el Mesías y de su autoridad divina (Mt.
11:20-23; Jn. 5:36; 10:24, 25, 32, 37, 38; 14:10, 11), y los hombres sinceros
de corazón (Continúa en la pág. 787) 784

LOS MILAGROS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

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LOS MILAGROS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

(cont.)

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LOS MILAGROS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

(cont..)

787 reconocieron a la divinidad en operación en él y por medio de él (Lc. 9:43;
19:37; 24:19; Jn. 3:2; 6:14; 9:16, 33). De quienes los recibían, Jesús
demandaba fe (Mt. 17:20; Mr. 9:23, 24; Jn. 4:48, 49), cooperación activa (Mt.
17:27; Jn. 9:7), disposición para poner de allí en adelante su vida en armonía
con los principios del reino de los cielos (Jn. 5:14), y aceptación de la
obligación de hablar a otros del amor y del poder de Dios (Mr. 5:19).

De los 35 milagros que se han registrado de Jesús, 23 fueron sanamientos, en 3
resucitó muertos, en 3 proveyó alimentos o bebida y en 2 realizó grandes
capturas de peces; los otros 4 fueron: calmar la tormenta, caminar sobre el
agua, secar la higuera estéril y proporcionar dinero para el impuesto (véase el
cuadro de milagros en las pp 784-786).

El poder de obrar milagros es un don del Espíritu Santo (1 Co. 12:4, 10, 28),
que ningún ser humano puede apropiárselo o asumir para sí (Hch. 8:18-22).
Jesús prometió a sus discípulos que harían "obras mayores" que las que le
vieron hacer a él (Jn. 14:12; no en poder o valor, sino en extensión y
cantidad). La comisión evangélica contenía la promesa del poder de obrar
milagros (Mr. 16:16-18; 1 Co. 12:10), y no hay evidencias de una limitación del
tiempo para el uso de ese poder. El mismo poder divino de los días del NT está
disponible hoy cuando hace falta, pero deben satisfacerse las mismas
condiciones, tanto por quien los recibe como por el agente humano que opera.
Satanás también tiene poder de hacer milagros muy parecidos a los verdaderos
(Ex. 7:11, 22; 8:7, 18; Hch. 8:9-11; 2 Ts. 2:9; Ap. 13:14; 19:20). Si Satanás
tiene poder para producir enfermedades físicas en los hombres (Lc. 13:16),
también a veces puede liberarlos si se adecua a sus propósitos. En
consonancia, el cristiano alerta no caerá presa de engaños satánicos, sino
atenderá a la instrucción de probar "los espíritus si son de Dios" (1 Jn. 4:1).

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Concordancia Biblica: Milagro


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