Hechos 27:34 - La Biblia de las Américas

Libro de Hechos
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1 - Cuando se decidió que deberíamos embarcarnos para Italia, fueron entregados Pablo y algunos otros presos a un centurión de la compañía Augusta, llamado Julio.

2 - Y embarcándonos en una nave adramitena que estaba para zarpar hacia las regiones de la costa de Asia, nos hicimos a la mar acompañados por Aristarco, un macedonio de Tesalónica.

3 - Al {cf15I día} siguiente llegamos a Sidón. Julio trató a Pablo con benevolencia, permitiéndole ir a sus amigos y ser atendido {cf15I por ellos} .

4 - De allí partimos y navegamos al abrigo de {cf15I la isla de} Chipre, porque los vientos eran contrarios.

5 - Y después de navegar atravesando el mar frente a las costas de Cilicia y de Panfilia, llegamos a Mira de Licia.

6 - Allí el centurión halló una nave alejandrina que iba para Italia, y nos embarcó en ella.

7 - Y después de navegar lentamente por muchos días, y de llegar con dificultad frente a Gnido, pues el viento no nos permitió {cf15I avanzar} más, navegamos al abrigo de Creta, frente a Salmón;

8 - y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea.

9 - Cuando ya había pasado mucho tiempo y la navegación se había vuelto peligrosa, pues hasta el Ayuno había pasado ya, Pablo los amonestaba,

10 - diciéndoles: Amigos, veo que de seguro este viaje va a ser con perjuicio y graves pérdidas, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras vidas.

11 - Pero el centurión se persuadió más {cf15I por lo dicho} por el piloto y el capitán del barco, que por lo que Pablo decía.

12 - Y como el puerto no era adecuado para invernar, la mayoría tomó la decisión de hacerse a la mar desde allí, por si les era posible arribar a Fenice, un puerto de Creta que mira hacia el nordeste y el sudeste, y pasar el invierno {cf15I allí.}

13 - Cuando comenzó a soplar un moderado viento del sur, creyendo que habían logrado su propósito, levaron anclas y navegaban costeando a Creta.

14 - Pero no mucho después, desde tierra comenzó a soplar un viento huracanado que se llama Euroclidón,

15 - y siendo azotada la nave, y no pudiendo hacer frente al viento nos abandonamos {cf15I a él} y nos dejamos llevar a la deriva.

16 - Navegando al abrigo de una pequeña isla llamada Clauda, con mucha dificultad pudimos sujetar el esquife.

17 - Después que lo alzaron, usaron amarras para ceñir la nave; y temiendo encallar en {cf15I los bancos} de Sirte, echaron el ancla flotante y se abandonaron a la deriva.

18 - Al día siguiente, mientras éramos sacudidos furiosamente por la tormenta, comenzaron a arrojar la carga;

19 - y al tercer día, con sus propias manos arrojaron al mar los aparejos de la nave.

20 - Como ni el sol ni las estrellas aparecieron por muchos días, y una tempestad no pequeña se abatía sobre {cf15I nosotros,} desde entonces fuimos abandonando toda esperanza de salvarnos.

21 - Cuando habían pasado muchos días sin comer, Pablo se puso en pie en medio de ellos y dijo: Amigos, debierais haberme hecho caso y no haber zarpado de Creta, evitando así este perjuicio y pérdida.

22 - Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, porque no habrá pérdida de vida entre vosotros, sino {cf15I sólo} del barco.

23 - Porque esta noche estuvo en mi presencia un ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo,

24 - diciendo: "No temas, Pablo; has de comparecer ante el César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo."

25 - Por tanto, tened buen ánimo amigos, porque yo confío en Dios, que acontecerá exactamente como se me dijo.

26 - Pero tenemos que encallar en cierta isla.

27 - Y llegada la decimocuarta noche, mientras éramos llevados a la deriva en el mar Adriático, a eso de la medianoche los marineros presentían que se estaban acercando a tierra.

28 - Echaron la sonda y hallaron {cf15I que había} veinte brazas; pasando un poco más adelante volvieron a echar la sonda y hallaron quince brazas {cf15I de profundidad.}

29 - Y temiendo que en algún lugar fuéramos a dar contra los escollos, echaron cuatro anclas por la popa y ansiaban que amaneciera.

30 - Como los marineros trataban de escapar de la nave y habían bajado el esquife al mar, bajo pretexto de que se proponían echar las anclas desde la proa,

31 - Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podréis salvaros.

32 - Entonces los soldados cortaron las amarras del esquife y dejaron que se perdiera.

33 - Y hasta que estaba a punto de amanecer, Pablo exhortaba a todos a que tomaran alimento, diciendo: Hace ya catorce días que, velando continuamente, {cf15I estáis} en ayunas, sin tomar ningún {cf15I alimento.}

34 - Por eso os aconsejo que toméis alimento, porque esto es necesario para vuestra supervivencia; pues ni un solo cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá.

35 - Habiendo dicho esto, tomó pan y dio gracias a Dios en presencia de todos; y partiéndo{cf15I lo} , comenzó a comer.

36 - Entonces todos, teniendo {cf15I ya} buen ánimo, tomaron también alimento.

37 - En total éramos en la nave doscientas setenta y seis personas.

38 - Una vez saciados, aligeraron la nave arrojando el trigo al mar.

39 - Cuando se hizo de día, no reconocían la tierra, pero podían distinguir una bahía que tenía playa, y decidieron lanzar la nave hacia ella, si les era posible.

40 - Y cortando las anclas, las dejaron en el mar, aflojando al mismo tiempo las amarras de los timones; e izando la vela de proa al viento, se dirigieron hacia la playa.

41 - Pero chocando contra un escollo donde se encuentran dos corrientes, encallaron la nave; la proa se clavó y quedó inmóvil, pero la popa se rompía por la fuerza {cf15I de las olas.}

42 - Y el plan de los soldados era matar a los presos, para que ninguno {cf15I de ellos} escapara a nado;

43 - pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, impidió su propósito, y ordenó que los que pudieran nadar se arrojaran primero por la borda y llegaran a tierra,

44 - y que los demás {cf15I siguieran,} algunos en tablones, y otros en diferentes objetos de la nave. Y así sucedió que todos llegaron salvos a tierra.