Daniel 3:24 - La Biblia de las Américas

Libro de Daniel
Capitulos:

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1 - El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura {cf15I era} de sesenta codos {cf15I y} su anchura de seis codos; la levantó en el llano de Dura, en la provincia de Babilonia.

2 - Y el rey Nabucodonosor mandó reunir a los sátrapas, prefectos y gobernadores, los consejeros, tesoreros, jueces, magistrados y todos los gobernantes de las provincias para que vinieran a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado.

3 - Entonces se reunieron los sátrapas, prefectos y gobernadores, los consejeros, tesoreros, jueces, magistrados y todos los gobernantes de las provincias para la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y {cf15I todos} estaban de pie delante de la estatua que Nabucodonosor había levantado.

4 - Y el heraldo proclamó con fuerza: Se os ordena a vosotros, pueblos, naciones y lenguas,

5 - que en el momento en que oigáis el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado;

6 - pero el que no se postre y adore, será echado inmediatamente en un horno de fuego ardiente.

7 - Por tanto, en el momento en que todos los pueblos oyeron el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron {cf15I y} adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado.

8 - Sin embargo en aquel tiempo algunos caldeos se presentaron y acusaron a los judíos.

9 - Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: ¡Oh rey, vive para siempre!

10 - Tú, oh rey, has proclamado un decreto de que todo hombre que oiga el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, se postre y adore la estatua de oro,

11 - y el que no se postre y adore, será echado en un horno de fuego ardiente.

12 - {cf15I Pero} hay algunos judíos a quienes has puesto sobre la administración de la provincia de Babilonia, {cf15I es decir,} Sadrac, Mesac y Abed-nego, {cf15I y} estos hombres, oh rey, no te hacen caso; no sirven a tus dioses ni adoran la estatua de oro que has levantado.

13 - Entonces Nabucodonosor, enojado y furioso, dio orden de traer a Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos hombres, pues, fueron conducidos ante el rey.

14 - Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad Sadrac, Mesac y Abed-nego que no servís a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que he levantado?

15 - ¿Estáis dispuestos ahora, para que cuando oigáis el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no {cf15I la} adoráis, inmediatamente seréis echados en un horno de fuego ardiente; ¿y qué dios será el que os libre de mis manos?

16 - Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron y dijeron al rey Nabucodonosor: No necesitamos darte una respuesta acerca de este asunto.

17 - Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tu mano, oh rey, nos librará.

18 - Pero si no {cf15I lo hace,} has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has levantado.

19 - Entonces Nabucodonosor se llenó de furor, y demudó su semblante contra Sadrac, Mesac y Abed-nego. Respondió ordenando que se calentara el horno siete veces más de lo que se acostumbraba calentar.

20 - Y mandó que algunos valientes guerreros de su ejército ataran a Sadrac, Mesac y Abed-nego, {cf15I y los} echaran en el horno de fuego ardiente.

21 - Entonces estos hombres fueron atados y arrojados con sus mantos, sus túnicas, sus gorros y sus {cf15I otras} ropas en el horno de fuego ardiente.

22 - Como la orden del rey era apremiante y el horno había sido calentado excesivamente, la llama del fuego mató a los que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego.

23 - Pero estos tres hombres, Sadrac, Mesac y Abed-nego cayeron, atados, en medio del horno de fuego ardiente.

24 - Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y levantándose apresuradamente preguntó a sus altos oficiales: ¿No eran tres los hombres que echamos atados en medio del fuego? Ellos respondieron y dijeron al rey: Ciertamente, oh rey.

25 - {cf15I El rey} respondió y dijo: ¡Mirad! Veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño alguno, y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses.

26 - Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiente y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid acá. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego.

27 - Y los sátrapas, los prefectos, los gobernadores y los altos oficiales del rey se reunieron para ver a estos hombres, cómo el fuego no había tenido efecto alguno sobre sus cuerpos, ni el cabello de sus cabezas se había chamuscado, ni sus mantos habían sufrido daño alguno, ni {cf15I aun} olor del fuego había quedado en ellos.

28 - Habló Nabucodonosor y dijo: Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego que ha enviado a su ángel y ha librado a sus siervos que, confiando en El, desobedecieron la orden del rey y entregaron sus cuerpos antes de servir y adorar a ningún {cf15I otro} dios excepto a su Dios.

29 - Por tanto, proclamo un decreto de que todo pueblo, nación o lengua que diga blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego sea descuartizado y sus casas reducidas a escombros, ya que no hay otro dios que pueda librar de esta manera.

30 - Entonces el rey hizo prosperar a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia.