Hechos 26:32 - Biblia de Jerusalén Segunda Edición

Libro de Hechos
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1 - Agripa dijo a Pablo: "Se te permite hablar en tu favor." Entonces Pablo extendió su mano y empezó su defensa:

2 - "Me considero feliz, rey Agripa, al tener que defenderme hoy ante ti de todas las cosas de que me acusan los judíos,

3 - principalmente porque tú conoces todas las costumbres y cuestiones de los judíos. Por eso te pido que me escuches pacientemente.

4 - "Todos los judíos conocen mi vida desde mi juventud, desde cuando estuve en el seno de mi nación, en Jerusalén.

5 - Ellos me conocen de mucho tiempo atrás y si quieren pueden testificar que yo he vivido como fariseo conforme a la secta más estricta de nuestra religión.

6 - Y si ahora estoy aquí procesado es por la esperanza que tengo en la Promesa hecha por Dios a nuestros padres,

7 - cuyo cumplimiento están esperando nuestras doce tribus en el culto que asiduamente, noche y día, rinden a Dios. Por esta esperanza, oh rey, soy acusado por los judíos.

8 - ¿Por qué tenéis vosotros por increíble que Dios resucite a los muertos?

9 - "Yo, pues, me había creído obligado a combatir con todos los medios el nombre de Jesús, el Nazoreo.

10 - Así lo hice en Jerusalén y, con poderes recibidos de los sumos sacerdotes, yo mismo encerré a muchos santos en las cárceles; y cuando se les condenaba a muerte, yo contribuía con mi voto.

11 - Frecuentemente recorría todas las sinagogas y a fuerza de castigos les obligaba a blasfemar y, rebosando furor contra ellos, los perseguía hasta en las ciudades extranjeras.

12 - "En este empeño iba hacia Damasco con plenos poderes y comisión de los sumos sacerdotes;

13 - y al medio día, yendo de camino vi, oh rey, una luz venida del cielo, más resplandeciente que el sol, que me envolvió a mí y a mis compañeros en su resplandor.

14 - Caímos todos a tierra y yo oí una voz que me decía en lengua hebrea: "Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? Te es duro dar coces contra el aguijón."

15 - Yo respondí: "¿Quién eres, Señor?" Y me dijo el Señor: "Yo soy Jesús a quien tú persigues.

16 - Pero levántate, y ponte en pie; pues me he aparecido a ti para constituirte servidor y testigo tanto de las cosas que de mí has visto como de las que te manifestaré.

17 - Yo te libraré de tu pueblo y de los gentiles, a los cuales yo te envío,

18 - para que les abras los ojos; para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios; y para que reciban el perdón de los pecados y una parte en la herencia entre los santificados, mediante la fe en mí."

19 - "Así pues, rey Agripa, no fui desobediente a la visión celestial,

20 - sino que primero a los habitantes de Damasco, después a los de Jerusalén y por todo el país de Judea y también a los gentiles he predicado que se convirtieran y que se volvieran a Dios haciendo obras dignas de conversión.

21 - Por esto los judíos, habiéndome prendido en el Templo, intentaban darme muerte.

22 - Con el auxilio de Dios hasta el presente me he mantenido firme dando testimonio a pequeños y grandes sin decir cosa que esté fuera de lo que los profetas y el mismo Moisés dijeron que había de suceder:

23 - que el Cristo había de padecer y que, después de resucitar el primero de entre los muertos, anunciaría la luz al pueblo y a los gentiles."

24 - Mientras estaba él diciendo esto en su defensa, Festo le interrumpió gritándole: "Estás loco, Pablo; las muchas letras te hacen perder la cabeza."

25 - Pablo contestó: "No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo cosas verdaderas y sensatas.

26 - Bien enterado está de estas cosas el rey, ante quien hablo con confianza; no creo que se le oculte nada, pues no han pasado en un rincón.

27 - ¿Crees, rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees."

28 - Agripa contestó a Pablo: "Por poco, con tus argumentos, haces de mí un cristiano."

29 - Y Pablo replicó: "Quiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino todos los que me escuchan hoy, llegaran a ser tales como yo soy, a excepción de estas cadenas."

30 - El rey, el procurador, Berenice y los que con ellos estaban sentados se levantaron,

31 - y mientras se retiraban iban diciéndose unos a otros: "Este hombre no ha hecho nada digno de muerte o de prisión."

32 - Agripa dijo a Festo: "Podía ser puesto en libertad este hombre si no hubiera apelado al César."