Galatas 3:14 - Biblia de Jerusalén Segunda Edición

Libro de Galatas
Capitulos:

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1 - ¡Oh insensatos gálatas! ¿Quién os fascinó a vosotros, a cuyos ojos fue presentado Jesucristo crucificado?

2 - Quiero saber de vosotros una sola cosa: ¿recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por la fe en la predicación?

3 - ¿Tan insensatos sois? Comenzando por espíritu, ¿termináis ahora en carne?

4 - ¿Habéis pasado en vano por tales experiencias? ¡Pues bien en vano sería!

5 - El que os otorga, pues, el Espíritu y obra milagros entre vosotros, ¿lo hace porque observáis la ley o porque tenéis fe en la predicación?

6 - Así Abraham creyó en Dios y le fue reputado como justicia.

7 - Tened, pues, entendido que los que viven de la fe, ésos son los hijos de Abraham.

8 - La Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, anunció con antelación a Abraham esta buena nueva: En ti serán bendecidas todas las naciones.

9 - Así pues, los que viven de la fe son bendecidos con Abraham el creyente.

10 - Porque todos los que viven de las obras de la ley incurren en maldición. Pues dice la Escritura: Maldito todo el que no se mantenga en la práctica de todos los preceptos escritos en el libro de la Ley.

11 - - Y que la ley no justifica a nadie ante Dios es cosa evidente, pues el justo vivirá por la fe;

12 - pero la ley no procede de la fe, sino que quien practique sus preceptos, vivirá por ellos -

13 - Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, pues dice la Escritura: Maldito todo el que está colgado de un madero,

14 - a fin de que llegara a los gentiles, en Cristo Jesús, la bendición de Abraham, y por la fe recibiéramos el Espíritu de la Promesa.

15 - Hermanos, voy a explicarme al modo humano: aun entre los hombres, nadie anula ni añade nada a un testamento hecho en regla.

16 - Pues bien, las promesas fueron dirigidas a Abraham y a su descendencia. No dice: "y a los descendientes", como si fueran muchos, sino a uno solo, a tu descendencia, es decir, a Cristo.

17 - Y digo yo: Un testamento ya hecho por Dios en debida forma, no puede ser anulado por la ley, que llega 430 años más tarde, de tal modo que la promesa quede anulada.

18 - Pues si la herencia dependiera de la ley, ya no procedería de la promesa, y sin embargo, Dios otorgó a Abraham su favor en forma de promesa.

19 - Entonces, ¿para qué la ley? Fue añadida en razón de las transgresiones hasta que llegase la descendencia, a quien iba destinada la promesa, ley que fue promulgada por los ángeles y con la intervención de un mediador.

20 - Ahora bien, cuando hay uno solo no hay mediador, y Dios es uno solo.

21 - Según eso, ¿la ley se opone a las promesas de Dios? ¡De ningún modo! Si de hecho se nos hubiera otorgado una ley capaz de vivificar, en ese caso la justicia vendría realmente de la ley.

22 - Pero, de hecho, la Escritura encerró todo bajo el pecado, a fin de que la Promesa fuera otorgada a los creyentes mediante la fe en Jesucristo.

23 - Y así, antes de que llegara la fe, estábamos encerrados bajo la vigilancia de la ley, en espera de la fe que debía manifestarse.

24 - De manera que la ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo, para ser justificados por la fe.

25 - Mas, una vez llegada la fe, ya no estamos bajo el pedagogo.

26 - Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.

27 - En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo:

28 - ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

29 - Y si sois de Cristo, ya sois descendencia de Abraham, herederos según la Promesa.