Salmos 55:16 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Salmos
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1 - (2) Escucha, oh Dios, mi oración, no te retraigas a mi súplica,

2 - (3) dame oídos, respóndeme, en mi queja me agito. Gimo

3 - (4) ante la voz del enemigo, bajo el abucheo del impío; pues vierten sobre mí falsedades y con saña me hostigan.

4 - (5) Se me estremece dentro el corazón, me asaltan pavores de muerte;

5 - (6) miedo y temblor me invaden, un escalofrío me atenaza.

6 - (7) Y digo: ¡Quién me diera alas como a la paloma para volar y reposar!

7 - (8) Huiría entonces lejos, en el desierto moraría.

8 - (9) En seguida encontraría un asilo contra el viento furioso y la tormenta. = Pausa. =

9 - (10) ¡Oh, piérdelos, Señor, enreda sus lenguas!, pues veo discordia y altercado en la ciudad;

10 - (11) rondan día y noche por sus murallas. Y dentro de ella falsedad y malicia,

11 - (12) insidias dentro de ella, jamás se ausentan de sus plazas la tiranía y el engaño.

12 - (13) Si todavía un enemigo me ultrajara, podría soportarlo; si el que me odia se alzara contra mí, me escondería de él.

13 - (14) ¡Pero tú, un hombre de mi rango, mi compañero, mi íntimo,

14 - (15) con quien me unía una dulce intimidad, en la Casa de Dios! ¡Oh, váyanse en tumulto,

15 - (16) caiga la muerte sobre ellos, vivos en el seol se precipiten, pues está el mal instalado en medio de ellos!

16 - (17) Yo, en cambio, a Dios invoco, y Yahveh me salva.

17 - (18) A la tarde, a la mañana, al mediodía me quejo y gimo: él oye mi clamor.

18 - (19) En paz mi alma rescata de la guerra que me hacen: aunque sean muchos contra mí,

19 - (20) Dios escucha y los humilla, él, que reina desde siempre. Pero ellos sin enmienda, y sin temor de Dios.

20 - (21) Cada uno extiende su mano contra sus aliados, viola su alianza;

21 - (22) más blanda que la crema es su boca, pero su corazón es sólo guerra; sus palabras, más suaves que el aceite, son espadas desnudas.

22 - (23) Descarga en Yahveh tu peso, y él te sustentará; no dejará que para siempre zozobre el justo.

23 - (24) Y tú, oh Dios, los hundirás en el pozo de la fosa, a los hombres de sangre y de fraude, sin alcanzar la mitad de sus días. Mas yo confío en ti.