Salmos 22:10 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Salmos
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1 - (2) Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¡lejos de mi salvación la voz de mis rugidos!

2 - (3) Dios mío, de día clamo, y no respondes, también de noche, no hay silencio para mí.

3 - (4) ¡Mas tú eres el Santo, que moras en las laudes de Israel!

4 - (5) En ti esperaron nuestros padres, esperaron y tú los liberaste;

5 - (6) a ti clamaron, y salieron salvos, en ti esperaron, y nunca quedaron confundidos.

6 - (7) Y yo, gusano, que no hombre, vergüenza del vulgo, asco del pueblo,

7 - (8) todos los que me ven de mí se mofan, tuercen los labios, menean la cabeza:

8 - (9) «Se confió a Yahveh, ¡pues que él le libre, que le salve, puesto que le ama!»

9 - (10) Sí, tú del vientre me sacaste, me diste confianza a los pechos de mi madre;

10 - (11) a ti fui entregado cuando salí del seno, desde el vientre de mi madre eres tú mi Dios.

11 - (12) ¡No andes lejos de mí, que la angustia está cerca, no hay para mí socorro!

12 - (13) Novillos innumerables me rodean, acósanme los toros de Basán;

13 - (14) ávidos abren contra mí sus fauces; leones que desgarran y rugen.

14 - (15) Como el agua me derramo, todos mis huesos se dislocan, mi corazón se vuelve como cera, se me derrite entre mis entrañas.

15 - (16) Está seco mi paladar como una teja y mi lengua pegada a mi garganta; tú me sumes en el polvo de la muerte.

16 - (17) Perros innumerables me rodean, una banda de malvados me acorrala como para prender mis manos y mis pies.

17 - (18) Puedo contar todos mis huesos; ellos me observan y me miran,

18 - (19) repártense entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica.

19 - (20) ¡Mas tú, Yahveh, no te estés lejos, corre en mi ayuda, oh fuerza mía,

20 - (21) libra mi alma de la espada, mi única de las garras del perro;

21 - (22) sálvame de las fauces del león, y mi pobre ser de los cuernos de los búfalos!

22 - (23) ¡Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré!:

23 - (24) «Los que a Yahveh teméis, dadle alabanza, raza toda de Jacob, glorificadle, temedle, raza toda de Israel».

24 - (25) Porque no ha despreciado ni ha desdeñado la miseria del mísero; no le ocultó su rostro, mas cuando le invocaba le escuchó.

25 - (26) De ti viene mi alabanza en la gran asamblea, mis votos cumpliré ante los que le temen.

26 - (27) Los pobres comerán, quedarán hartos, los que buscan a Yahveh le alabarán: «¡Viva por siempre vuestro corazón!»

27 - (28) Le recordarán y volverán a Yahveh todos los confines de la tierra, ante él se postrarán todas las familias de las gentes.

28 - (29) Que es de Yahveh el imperio, del señor de las naciones.

29 - (30) Ante él solo se postrarán todos los poderosos de la tierra, ante él se doblarán cuantos bajan al polvo. Y para aquél que ya no viva,

30 - (31) le servirá su descendencia: ella hablará del Señor a la edad

31 - (32) venidera, contará su justicia al pueblo por nacer: Esto hizo él.