Salmos 18:7 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Salmos
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1 - = Del maestro de coro. Del siervo de Yahveh, David, que dirigió a Yahveh las palabras de este cántico el día en que Yahveh le libró de todos sus enemigos y de las manos de Saúl. = Dijo: = Yo te amo, Yahveh, mi fortaleza, (mi salvador, que de la violencia me has salvado).

2 - (3) Yahveh, mi roca y mi baluarte, mi liberador, mi Dios; la peña en que me amparo, mi escudo y fuerza de mi salvación, mi ciudadela y mi refugio.

3 - (4) Invoco a Yahveh, que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos.

4 - (5) Las olas de la muerte me envolvían, me espantaban las trombas de Belial,

5 - (6) los lazos del seol me rodeaban, me aguardaban los cepos de la Muerte.

6 - (7) Clamé a Yahveh en mi angustia, a mi Dios invoqué; y escuchó mi voz desde su Templo, resonó mi llamada en sus oídos.

7 - (8) La tierra fue sacudida y vaciló, retemblaron las bases de los montes, (vacilaron bajo su furor);

8 - (9) una humareda subió de sus narices, y de su boca un fuego que abrasaba, (de él salían carbones encendidos).

9 - (10) El inclinó los cielos y bajó, un espeso nublado debajo de sus pies;

10 - (11) cabalgó sobre un querube, emprendió el vuelo, sobre las alas de los vientos planeó.

11 - (12) Se puso como tienda un cerco de tinieblas, tinieblas de las aguas, espesos nubarrones;

12 - (13) del fulgor que le precedía se encendieron granizo y ascuas de fuego.

13 - (14) Tronó Yahveh en los cielos, lanzó el Altísimo su voz;

14 - (15) arrojó saetas, y los puso en fuga, rayos fulminó y sembró derrota.

15 - (16) El fondo del mar quedó a la vista, los cimientos del orbe aparecieron, ante tu imprecación, Yahveh, al resollar el aliento en tus narices.

16 - (17) El extiende su mano de lo alto para asirme, para sacarme de las profundas aguas;

17 - (18) me libera de un enemigo poderoso, de mis adversarios más fuertes que yo.

18 - (19) Me aguardaban el día de mi ruina, más Yahveh fue un apoyo para mí;

19 - (20) me sacó a espacio abierto, me salvó porque me amaba.

20 - (21) Yahveh me recompensa conforme a mi justicia, me paga conforme a la pureza de mis manos;

21 - (22) porque he guardado los caminos de Yahveh, y no he hecho el mal lejos de mi Dios.

22 - (23) Porque tengo ante mí todos sus juicios, y sus preceptos no aparto de mi lado;

23 - (24) he sido ante él irreprochable, y de incurrir en culpa me he guardado.

24 - (25) Y Yahveh me devuelve según mi justicia, según la pureza de mis manos que tiene ante sus ojos.

25 - (26) Con el piadoso eres piadoso, intachable con el hombre sin tacha;

26 - (27) con el puro eres puro, con el ladino, sagaz;

27 - (28) tú que salvas al pueblo humilde, y abates los ojos altaneros.

28 - (29) Tú eres, Yahveh, mi lámpara, mi Dios que alumbra mis tinieblas;

29 - (30) con tu ayuda las hordas acometo, con mi Dios escalo la muralla.

30 - (31) Dios es perfecto en sus caminos, la palabra de Yahveh acrisolada. El es el escudo de cuantos a él se acogen.

31 - (32) Pues ¿quién es Dios fuera de Yahveh? ¿Quién Roca, sino sólo nuestro Dios?

32 - (33) El Dios que me ciñe de fuerza, y hace mi camino irreprochable,

33 - (34) que hace mis pies como de ciervas, y en las alturas me sostiene en pie,

34 - (35) el que mis manos para el combate adiestra y mis brazos para tensar arco de bronce.

35 - (36) Tú me das tu escudo salvador, (tu diestra me sostiene), tu cuidado me exalta,

36 - (37) mis pasos ensanchas ante mí, no se tuercen mis tobillos.

37 - (38) Persigo a mis enemigos, les doy caza, no vuelvo hasta haberlos acabado;

38 - (39) los quebranto, no pueden levantarse, sucumben debajo de mis pies.

39 - (40) Para el combate de fuerza me ciñes, doblegas bajo mí a mis agresores,

40 - (41) a mis enemigos haces dar la espalda, extermino a los que me odian.

41 - (42) Claman, mas no hay salvador, a Yahveh, y no les responde.

42 - (43) Los machaco como polvo al viento, como al barro de las calles los piso.

43 - (44) De las querellas de mi pueblo tú me libras, me pones a la cabeza de las gentes; pueblos que no conocía me sirven;

44 - (45) los hijos de extranjeros me adulan, son todo oídos, me obedecen,

45 - (46) los hijos de extranjeros desmayan, y dejan temblando sus refugios.

46 - (47) ¡Viva Yahveh, bendita sea mi roca, el Dios de mi salvación sea ensalzado,

47 - (48) el Dios que la venganza me concede y abate los pueblos a mis plantas!

48 - (49) Tú me libras de mis enemigos, me exaltas sobre mis agresores, del hombre violento me salvas.

49 - (50) Por eso he de alabarte entre los pueblos, a tu nombre, Yahveh, salmodiaré.

50 - (51) El hace grandes las victorias de su rey y muestra su amor a su ungido, a David y a su linaje para siempre.