Marcos 8:7 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Marcos
Capitulos:

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1 - Por aquellos días, habiendo de nuevo mucha gente y no teniendo qué comer, llama Jesús a sus discípulos y les dice:

2 - «Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer.

3 - Si los despido en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos han venido de lejos.»

4 - Sus discípulos le respondieron: «¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?»

5 - El les preguntaba: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos le respondieron: «Siete.»

6 - Entonces él mandó a la gente acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete panes y dando gracias, los partió e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente.

7 - Tenían también unos pocos pececillos. Y, pronunciando la bendición sobre ellos, mandó que también los sirvieran.

8 - Comieron y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes siete espuertas.

9 - Fueron unos 4.000; y Jesús los despidió.

10 - Subió a continuación a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanutá.

11 - Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba.

12 - Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice: «¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará, a esta generación ninguna señal.»

13 - Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta.

14 - Se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la barca más que un pan.

15 - El les hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.»

16 - Ellos hablaban entre sí que no tenían panes.

17 - Dándose cuenta, les dice: «¿Por qué estáis hablando de que no tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada?

18 - = ¿Teniendo ojos no véis y teniendo oídos no oís? = ¿No os acordáis de

19 - cuando partí los cinco panes para los 5.000? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis?» «Doce», le dicen.

20 - «Y cuando partí los siete entre los 4.000, ¿cuántas espuertas llenas de trozos recogisteis?» Le dicen: «Siete.»

21 - Y continuó: «¿Aún no entendéis?»

22 - Llegan a Betsaida. Le presentan un ciego y le suplican que le toque.

23 - Tomando al ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, y habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntaba: «¿Ves algo?»

24 - El, alzando la vista, dijo: «Veo a los hombres, pues los veo como árboles, pero que andan.»

25 - Después, le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente y quedó curado, de suerte que veía de lejos claramente todas las cosas.

26 - Y le envió a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo.»

27 - Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?»

28 - Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas.»

29 - Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo.»

30 - Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él.

31 - Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días.

32 - Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro, se puso a reprenderle.

33 - Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»

34 - Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.

35 - Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

36 - Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?

37 - Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?

38 - Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.»