Marcos 11:22 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Marcos
Capitulos:

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1 - Cuando se aproximaban a Jerusalén, cerca ya de Betfagé y Betania, al pie del monte de los Olivos, envía a dos de sus discípulos,

2 - diciéndoles: «Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y no bien entréis en él, encontraréis un pollino atado, sobre el que no ha montado todavía ningún hombre. Desatadlo y traedlo.

3 - Y si alguien os dice: “¿Por qué hacéis eso?”, decid: “El Señor lo necesita, y que lo devolverá en seguida”.»

4 - Fueron y encontraron el pollino atado junto a una puerta, fuera, en la calle, y lo desataron.

5 - Algunos de los que estaban allí les dijeron: «¿Qué hacéis desatando el pollino?»

6 - Ellos les contestaron según les había dicho Jesús, y les dejaron.

7 - Traen el pollino donde Jesús, echaron encima sus mantos y se sentó sobre él.

8 - Muchos extendieron sus mantos por el camino; otros, follaje cortado de los campos.

9 - Los que iban delante y los que le seguían, gritaban: «= ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! =

10 - ¡Bendito el reino que viene, de nuestro padre David! = ¡Hosanna = en las alturas!»

11 - Y entró en Jerusalén, en el Templo, y después de observar todo a su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania.

12 - Al día siguiente, saliendo ellos de Betania, sintió hambre.

13 - Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba algo en ella; acercándose a ella, no encontró más que hojas; es que no era tiempo de higos.

14 - Entonces le dijo: «¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!» Y sus discípulos oían esto.

15 - Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas

16 - y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo.

17 - Y les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: = Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las gentes? = ¡Pero vosotros la tenéis hecha una = cueva de bandidos! =»

18 - Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba asombrada de su doctrina.

19 - Y al atardecer, salía fuera de la ciudad.

20 - Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta la raíz.

21 - Pedro, recordándolo, le dice: «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca.»

22 - Jesús les respondió: «Tened fe en Dios.

23 - Yo os aseguro que quien diga a este monte: “Quítate y arrójate al mar” y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá.

24 - Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis.

25 - Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas.»

27 - Vuelven a Jerusalén y, mientras paseaba por el Templo, se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos,

28 - y le decían: «¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?»

29 - Jesús les dijo: «Os voy a preguntar una cosa. Respondedme y os diré con qué autoridad hago esto.

30 - El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme.»

31 - Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: “Del cielo”, dirá: “Entonces, ¿por qué no le creísteis?”

32 - Pero ¿vamos a decir: “De los hombres?”» Tenían miedo a la gente; pues todos tenían a Juan por un verdadero profeta.

33 - Responden, pues, a Jesús: «No sabemos.» Jesús entonces les dice: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»