Lucas 9:24 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Lucas
Capitulos:

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1 - Convocando a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades;

2 - y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar.

3 - Y les dijo: «No toméis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas cada uno.

4 - Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis de allí.

5 - En cuanto a los que no os reciban, saliendo de aquella ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.»

6 - Saliendo, pues, recorrían los pueblos, anunciando la Buena Nueva y curando por todas partes.

7 - Se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, y estaba perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos;

8 - otros, que Elías se había aparecido; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado.

9 - Herodes dijo: «A Juan, le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas?» Y buscaba verle.

10 - Cuando los apóstoles regresaron, le contaron cuanto habían hecho. Y él, tomándolos consigo, se retiró aparte, hacia una ciudad llamada Betsaida.

11 - Pero las gentes lo supieron, y le siguieron; y él, acogiéndolas, les hablaba acerca del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser curados.

12 - Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado.»

13 - El les dijo: «Dadles vosotros de comer.» Pero ellos respondieron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente.»

14 - Pues había como 5.000 hombres. El dijo a sus discípulos: «Haced que se acomoden por grupos de unos cincuenta.»

15 - Lo hicieron así, e hicieron acomodarse a todos.

16 - Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente.

17 - Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos.

18 - Y sucedió que mientras él estaba orando a solas, se hallaban con él los discípulos y él les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?»

19 - Ellos respondieron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos había resucitado.»

20 - Les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contestó: «El Cristo de Dios.»

21 - Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie.

22 - Dijo: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día.»

23 - Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.

24 - Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará.

25 - Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?

26 - Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre, cuando venga en su gloria, en la de su Padre y en la de los santos ángeles.

27 - «Pues de verdad os digo que hay algunos, entre los aquí presentes, que no gustarán la muerte hasta que vean el Reino de Dios.»

28 - Sucedió que unos ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar.

29 - Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante,

30 - y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías;

31 - los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén.

32 - Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.

33 - Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías», sin saber lo que decía.

34 - Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor.

35 - Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle.»

36 - Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.

37 - Sucedió que al día siguiente, cuando bajaron del monte, le salió al encuentro mucha gente.

38 - En esto, un hombre de entre la gente empezó a gritar: «Maestro, te suplico que mires a mi hijo, porque es el único que tengo,

39 - y he aquí que un espíritu se apodera de él y de pronto empieza a dar gritos, le hace retorcerse echando espuma, y difícilmente se aparta de él, dejándole quebrantado.

40 - He pedido a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido.»

41 - Respondió Jesús: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros y habré de soportaros? ¡Trae acá a tu hijo!»

42 - Cuando se acercaba, el demonio le arrojó por tierra y le agitó violentamente; pero Jesús increpó al espíritu inmundo, curó al niño y lo devolvió a su padre;

43 - y todos quedaron atónitos ante la grandeza de Dios. Estando todos maravillados por todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos:

44 - «Poned en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres.»

45 - Pero ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto.

46 - Se suscitó una discusión entre ellos sobre quién de ellos sería el mayor.

47 - Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado,

48 - y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor.»

49 - Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros.»

50 - Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros.»

51 - Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén,

52 - y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada;

53 - pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén.

54 - Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?»

55 - Pero volviéndose, les reprendió;

56 - y se fueron a otro pueblo.

57 - Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas.»

58 - Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»

59 - A otro dijo: «Sígueme.» El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre.»

60 - Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.»

61 - También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.»

62 - Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.»