Lucas 6:28 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Lucas
Capitulos:

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1 - Sucedió que cruzaba en sábado por unos sembrados; sus discípulos arrancaban y comían espigas desgranándolas con las manos.

2 - Algunos de los fariseos dijeron: «¿Por qué hacéis lo que no es lícito en sábado?»

3 - Y Jesús les respondió: «¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David, cuando sintió hambre él y los que le acompañaban,

4 - cómo entró en la Casa de Dios, y tomando los panes de la presencia, que no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, comió él y dio a los que le acompañaban?»

5 - Y les dijo: «El Hijo del hombre es señor del sábado.»

6 - Sucedió que entró Jesús otro sábado en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca.

7 - Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle.

8 - Pero él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: «Levántate y ponte ahí en medio.» El, levantándose, se puso allí.

9 - Entonces Jesús les dijo: «Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla.»

10 - Y mirando a todos ellos, le dijo: «Extiende tu mano.» El lo hizo, y quedó restablecida su mano.

11 - Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús.

12 - Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios.

13 - Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles.

14 - A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé,

15 - a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes;

16 - a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.

17 - Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón,

18 - que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados.

19 - Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

20 - Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios.

21 - Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis.

22 - Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre.

23 - Alegráos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas.

24 - «Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo.

25 - ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto.

26 - ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas.

27 - «Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien,

28 - bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen.

29 - Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica.

30 - A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames.

31 - Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente.

32 - Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman.

33 - Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto!

34 - Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente.

35 - Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos.

36 - «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo.

37 - No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados.

38 - Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá.»

39 - Les añadió una parábola: «¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

40 - No está el discípulo por encima del maestro. Todo el que esté bien formado, será como su maestro.

41 - ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?

42 - ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo”, no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano.

43 - «Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno.

44 - Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas.

45 - El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca.

46 - «¿Por qué me llamáis: “Señor, Señor”, y no hacéis lo que digo?

47 - «Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica, os voy a mostrar a quién es semejante:

48 - Es semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una inundación, rompió el torrente contra aquella casa, pero no pudo destruirla por estar bien edificada.

49 - Pero el que haya oído y no haya puesto en práctica, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin cimientos, contra la que rompió el torrente y al instante se desplomó y fue grande la ruina de aquella casa.»