Lucas 4:6 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Lucas
Capitulos:

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1 - Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto,

2 - durante cuarenta días, tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días y, al cabo de ellos, sintió hambre.

3 - Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan.»

4 - Jesús le respondió: «Esta escrito: = No sólo de pan vive el hombre.» =

5 - Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de la tierra;

6 - y le dijo el diablo: «Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero.

7 - Si, pues, me adoras, toda será tuya.»

8 - Jesús le respondió: «Esta escrito: = Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás culto.» =

9 - Le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el alero del Templo, y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo;

10 - porque está escrito: = A sus ángeles te encomendará para que te guarden. =

11 - Y: = En sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra alguna.» =

12 - Jesús le respondió: «Está dicho: = No tentarás al Señor tu Dios.» =

13 - Acabada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta un tiempo oportuno.

14 - Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la región.

15 - El iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos.

16 - Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura.

17 - Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito:

18 - = El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos =

19 - = y proclamar un año de gracia del Señor. =

20 - Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él.

21 - Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.»

22 - Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»

23 - El les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria.»

24 - Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria.»

25 - «Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país;

26 - y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a = una mujer viuda de Sarepta de Sidón. =

27 - Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.»

28 - Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira;

29 - y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle.

30 - Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.

31 - Bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.

32 - Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.

33 - Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces:

34 - «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»

35 - Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él.» Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño.

36 - Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen.»

37 - Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

38 - Saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella.

39 - Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre, y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles.

40 - A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y, poniendo él las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.

41 - Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero él, conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo.

42 - Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando y, llegando donde él, trataban de retenerle para que no les dejara.

43 - Pero él les dijo: «También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado.»

44 - E iba predicando por las sinagogas de Judea.