Lucas 21:37 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Lucas
Capitulos:

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1 - Alzando la mirada, vió a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro;

2 - vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas,

3 - y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos.

4 - Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir.»

5 - Como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo:

6 - «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida.»

7 - Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?»

8 - El dijo: «Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: “Yo soy” y “el tiempo está cerca”. No les sigáis.

9 - Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato.»

10 - Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino.

11 - Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo.

12 - «Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre;

13 - esto os sucederá para que deis testimonio.

14 - Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa,

15 - porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios.

16 - Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros,

17 - y seréis odiados de todos por causa de mi nombre.

18 - Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza.

19 - Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

20 - «Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación.

21 - Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella;

22 - porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito.

23 - ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! «Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y Cólera contra este pueblo;

24 - y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y = Jerusalén = será = pisoteada por los gentiles, = hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles.

25 - «Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas,

26 - muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas.

27 - Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria.

28 - Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.»

29 - Les añadió una parábola: «Mirad la higuera y todos los árboles.

30 - Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca.

31 - Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca.

32 - Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda.

33 - El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

34 - «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros,

35 - como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra.

36 - Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.»

37 - Por el día enseñaba en el Templo y salía a pasar la noche en el monte llamado de los Olivos.

38 - Y todo el pueblo madrugaba para ir donde él y escucharle en el Templo.