Lucas 18 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Lucas
Capitulos:

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1 - Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer.

2 - «Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres.

3 - Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: “¡Hazme justicia contra mi adversario!”

4 - Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: “Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres,

5 - como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme.”»

6 - Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto;

7 - y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar?

8 - Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?»

9 - Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola:

10 - «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano.

11 - El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: “¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano.

12 - Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.”

13 - En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!”

14 - Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»

15 - Le presentaban también los niños pequeños para que los tocara, y al verlo los discípulos, les reñían.

16 - Mas Jesús llamó a los niños, diciendo: «Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis; porque de los que son como éstos es el Reino de Dios.

17 - Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él.»

18 - Uno de los principales le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?»

19 - Le dijo Jesús: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios.

20 - Ya sabes los mandamientos: = No cometas adulterio, no mates, no robes, no levantes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre.» =

21 - El dijo: «Todo eso lo he guardado desde mi juventud.»

22 - Oyendo esto Jesús, le dijo: «Aún te falta una cosa. Todo cuanto tienes véndelo y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego, ven y sígueme.»

23 - Al oír esto, se puso muy triste, porque era muy rico.

24 - Viéndole Jesús, dijo: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!

25 - Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios.»

26 - Los que lo oyeron, dijeron: «¿Y quién se podrá salvar?»

27 - Respondió: «Lo imposible para los hombres, es posible para Dios.»

28 - Dijo entonces Pedro: «Ya lo ves, nosotros hemos dejado nuestras cosas y te hemos seguido.»

29 - El les dijo: «Yo os aseguro que nadie que haya dejado casa, mujer, hermanos, padres o hijos por el Reino de Dios,

30 - quedará sin recibir mucho más al presente y, en el mundo venidero, vida eterna.»

31 - Tomando consigo a los Doce, les dijo: «Mirad que subimos a Jerusalén, y se cumplirá todo lo que los profetas escribieron para el Hijo del hombre;

32 - pues será entregado a los gentiles, y será objeto de burlas, insultado y escupido;

33 - y después de azotarle le matarán, y al tercer día resucitará.»

34 - Ellos nada de esto comprendieron; estas palabras les quedaban ocultas y no entendían lo que decía.

35 - Sucedió que, al acercarse él a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna;

36 - al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello.

37 - Le informaron que pasaba Jesús el Nazoreo

38 - y empezó a gritar, diciendo: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!»

39 - Los que iban delante le increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»

40 - Jesús se detuvo, y mandó que se lo trajeran y, cuando se hubo acercado, le preguntó:

41 - «¿Qué quieres que te haga?» El dijo: «¡Señor, que vea!»

42 - Jesús le dijo: «Ve. Tu fe te ha salvado.»

43 - Y al instante recobró la vista, y le seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.