Job 19:26 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Job
Capitulos:

123456789101112131415161718192021222324252627282930313233343536373839404142

1 - Job tomó la palabra y dijo:

2 - ¿Hasta cuándo afligiréis mi alma y a palabras me acribillaréis?

3 - Ya me habéis insultado por diez veces, me habéis zarandeado sin reparo.

4 - Aunque de hecho hubiese errado, en mí solo quedaría mi yerro.

5 - Si es que aún queréis triunfar de mí y mi oprobio reprocharme,

6 - sabed ya que es Dios quien me hace entuerto, y el que en su red me envuelve.

7 - Si grito: ¡Violencia!, no obtengo respuesta; por más que apelo, no hay justicia.

8 - El ha vallado mi ruta para que yo no pase, ha cubierto mis senderos de tinieblas.

9 - Me ha despojado de mi gloria, ha arrancado la corona de mi frente.

10 - Por todas partes me mina y desaparezco, arranca como un árbol mi esperanza.

11 - Enciende su ira contra mí, me considera su enemigo.

12 - En masa sus huestes han llegado, su marcha de asalto han abierto contra mí, han puesto cerco a mi tienda.

13 - A mis hermanos ha alejado de mí, mis conocidos tratan de esquivarme.

14 - Parientes y deudos ya no tengo, los huéspedes de mi casa me olvidaron.

15 - Por un extraño me tienen mis criadas, soy a sus ojos un desconocido.

16 - Llamo a mi criado y no responde, aunque le implore con mi propia boca.

17 - Mi aliento repele a mi mujer, fétido soy para los hijos de mi vientre.

18 - Hasta los chiquillos me desprecian, si me levanto, me hacen burla.

19 - Tienen horror de mí todos mis íntimos, los que yo más amaba se han vuelto contra mí.

20 - Bajo mi piel mi carne cae podrida, mis huesos se desnudan como dientes.

21 - ¡Piedad, piedad de mí, vosotros mis amigos, que es la mano de Dios la que me ha herido!

22 - ¿Por qué os cebáis en mí como hace Dios, y no os sentís ya ahítos de mi carne?

23 - ¡Ojalá se escribieran mis palabras, ojalá en monumento se grabaran,

24 - y con punzón de hierro y buril, para siempre en la roca se esculpieran!

25 - Yo sé que mi Defensor está vivo, y que él, el último, se levantará sobre el polvo.

26 - Tras mi despertar me alzará junto a él, y con mi propia carne veré a Dios.

27 - Yo, sí, yo mismo le veré, mis ojos le mirarán, no ningún otro. ¡Dentro de mí languidecen mis entrañas!

28 - Y si vosotros decís: «¿Cómo atraparle, qué pretexto hallaremos contra él?»,

29 - temed la espada por vosotros mismos, pues la ira se encenderá contra las culpas y sabréis que hay un juicio.