Exodo 8 - Biblia de Jerusalén Primera Edición (1976)

Libro de Exodo
Capitulos:

12345678910111213141516171819202122232425262728293031323334353637383940

1 - Dijo Yahveh a Moisés: «Di a Aarón: Extiende tu mano con tu cayado sobre los canales, sobre los ríos y sobre las lagunas, y haz que suban las ranas sobre la tierra de Egipto.»

2 - Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto; subieron la ranas y cubrieron la tierra de Egipto.

3 - Pero los magos hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron subir las ranas sobre la tierra de Egipto.

4 - Faraón llamó a Moisés y a Aarón y dijo: «Pedid a Yahveh que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré salir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahveh.»

5 - Respondió Moisés a Faraón: «Dígnate indicarme cuándo he de rogar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que se alejen las ranas de ti y de tus casas, y queden solamente en el Río.»

6 - «Mañana», contestó el. Replicó Moisés: «Será conforme a tu palabra, para que sepas que no hay como Yahveh, nuestro Dios.

7 - Las ranas se apartarán de ti, de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y quedarán sólo en el Río.»

8 - Salieron Moisés y Aarón de la presencia de Faraón, invocó Moisés a Yahveh acerca de las ranas que afligían a Faraón,

9 - y Yahveh hizo lo que Moisés pedía: murieron las ranas de las casas, de los patios y de los campos.

10 - Las juntaron en montones y el país apestaba.

11 - Pero Faraón viendo que tenía este respiro, endureció su corazón, y no les escuchó como había predicho Yahveh.

12 - Dijo Yahveh a Moisés: «Di a Aarón: extiende tu cayado y golpea el polvo de la tierra que se convertirá en mosquitos sobre todo el país de Egipto.»

13 - Así lo hicieron: Aarón extendió su mano con el cayado y golpeó el polvo de la tierra; y hubo mosquitos sobre los hombres y sobre los ganados. Todo el polvo de la tierra se convirtió en mosquitos sobre todo el país de Egipto.

14 - Los magos intentaron con sus encantamientos hacer salir mosquitos, pero no pudieron. Hubo, pues, mosquitos sobre hombres y ganados.

15 - Dijeron los magos a Faraón: «¡es el dedo de Dios!» Pero el corazón de Faraón se endureció, y no les escuchó, como había dicho Yahveh.

16 - Yahveh dijo a Moisés: «Levántate muy de mañana, preséntate a Faraón cuando vaya a la ribera, y dile: Así dice Yahveh: “Deja salir a mi pueblo, para que me dé culto.”

17 - Si no dejas salir a mi pueblo, mira que voy a enviar tábanos contra ti, contra tus siervos, tu pueblo y tus casas, de manera que las casas de los egipcios y hasta el suelo sobre el cual están se llenarán de tábanos.

18 - Pero exceptuaré ese día la región de Gosen, donde está mi pueblo, para que no haya allí tábanos, a fin de que sepas que yo soy Yahveh en medio de la tierra;

19 - haré distinción entre mi pueblo y el tuyo. Este prodigio sucederá mañana.»

20 - Así lo hizo Yahveh, y un enorme enjambre de tábanos vino sobre la casa de Faraón y la casas de sus siervos; y toda la tierra de Egipto; la tierra fue devastada por los tábanos.

21 - Entonces llamó Faraón a Moisés y a Aarón y les dijo: «Id y ofreced sacrificios a vuestro Dios en este país.»

22 - Moisés respondió: «No conviene que se haga así, porque el sacrificio que ofrecemos a Yahveh, nuestro Dios, es abominación para los egipcios. ¿No nos apedrearían los egipcios si ofreciéramos ante sus ojos un sacrificio que para ellos es abominable?

23 - Iremos tres jornadas de camino por el desierto, y allí ofreceremos sacrificios a Yahveh, nuestro Dios, según él nos ordena.»

24 - Contestó Faraón: «Os dejaré ir, para que ofrezcáis en el desierto sacrificios a Yahveh, vuestro Dios, con tal que no vayáis demasiado lejos. Rogad por mí.»

25 - Moisés respondió: «En cuanto salga rogaré a Yahveh, y mañana los tábanos se alejarán de Faraón, de sus siervos y de su pueblo; pero que no nos siga engañando Faraón, impidiendo que el pueblo vaya a ofrecer sacrificios a Yahveh.»

26 - Salió, pues, Moisés de la presencia de Faraón, y rogó a Yahveh.

27 - Hizo Yahveh lo que Moisés pedía, y alejó los tábanos del Faraón, de sus siervos y de su pueblo, sin quedar ni uno.

28 - Pero también esta vez endureció Faraón su corazón y no dejó salir al pueblo.