Romanos 2:4 - Biblia Dios Habla Hoy Latinoamericana (1996)

Libro de Romanos
Capitulos:

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1 - Por eso no tienes disculpa, tú que juzgas a otros, no importa quién seas. Al juzgar a otros te condenas a ti mismo, pues haces precisamente lo mismo que hacen ellos.

2 - Pero sabemos que Dios juzga conforme a la verdad cuando condena a los que así se portan.

3 - En cuanto a ti, que juzgas a otros y haces lo mismo que ellos, no creas que vas a escapar de la condenación de Dios.

4 - Tú desprecias la inagotable bondad, tolerancia y paciencia de Dios, sin darte cuenta de que es precisamente su bondad la que te está llevando a convertirte a él.

5 - Pero tú, como eres terco y no has querido volverte a Dios, estás amontonando castigo sobre ti mismo para el día del castigo, cuando Dios se manifestará para dictar su justa sentencia

6 - y pagar a cada uno conforme a lo que haya hecho.

7 - Dará vida eterna a quienes, buscando gloria, honor e inmortalidad, perseveraron en hacer lo bueno;

8 - pero castigará con enojo a los rebeldes, es decir, a los que están en contra de la verdad y a favor de la maldad.

9 - Habrá sufrimiento y angustia para todos los que hacen lo malo, para los judíos en primer lugar, pero también para los que no lo son.

10 - En cambio, Dios dará gloria, honor y paz a todos los que hacen lo bueno, a los judíos en primer lugar, pero también a los que no lo son.

11 - Porque Dios juzga imparcialmente.

12 - Todos los que pecan sin haber tenido la ley de Moisés, perecerán sin esa ley; y los que pecan a pesar de tener la ley de Moisés, por medio de esa misma ley serán juzgados.

13 - Pues no son justos ante Dios los que solamente oyen la ley, sino los que la obedecen.

14 - Porque cuando los que no son judíos ni tienen la ley hacen por naturaleza lo que la ley manda, ellos mismos son su propia ley,

15 - pues muestran por su conducta que llevan la ley escrita en el corazón. Su propia conciencia lo comprueba, y sus propios pensamientos los acusarán o los defenderán

16 - el día en que Dios juzgará los secretos de todos por medio de Cristo Jesús, conforme al evangelio que yo anuncio.

17 - Tú te llamas judío, confías en la ley de Moisés, y estás orgulloso de tu Dios.

18 - Conoces su voluntad, y la ley te enseña a escoger lo mejor.

19 - Estás convencido de que puedes guiar a los ciegos y alumbrara los que andan en la oscuridad;

20 - de que puedes instruir a los ignorantes y orientar a los sencillos, y a que en la ley tienes la regla del conocimiento y de la verdad.

21 - Pues bien, si enseñas a otros, ¿por qué no te enseñas a ti mismo? Si predicas que no se debe robar, ¿por qué robas?

22 - Si dices que no se debe cometer adulterio, ¿por qué lo cometes? Si odias a los ídolos, ¿por qué robas las riquezas de sus templos?

23 - Te glorías de la ley, pero deshonras a Dios porque la desobedeces.

24 - Con razón dice la Escritura: "Los paganos ofenden a Dios por culpa de ustedes."{cf2super [1]}

25 - Es cierto que, a quien obedece a la ley de Moisés, la circuncisión le sirve de algo; pero si no la obedece, es como si no estuviera circuncidado.

26 - En cambio, si el que no está circuncidado se porta según lo que la ley ordena, se le considerará circuncidado aun cuando no lo esté.

27 - El que obedece a la ley, aunque no esté circuncidado en su cuerpo, juzgará a aquel que, a pesar de tener la ley y de estar circuncidado, no la obedece.

28 - Porque ser judío no es serlo solamente por fuera, y estar circuncidado no es estarlo solamente por fuera, en el cuerpo.

29 - El verdadero judío lo es interiormente, y el estar circuncidado es cosa del corazón: {cf2super [2]} no depende de reglas escritas, sino del Espíritu. El que es así, resulta aprobado, no por los hombres, sino por Dios.