Hechos 16:21 - Biblia Dios Habla Hoy Latinoamericana (1996)

Libro de Hechos
Capitulos:

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1 - Pablo llegó a Derbe y Listra, donde encontró a un creyente llamado Timoteo, {cf2super [1]} hijo de una mujer judía creyente y de padre griego.

2 - Los hermanos de Listra y de Iconio hablaban bien de él.

3 - Pablo quiso que Timoteo lo acompañara, pero antes lo hizo circuncidar para que no se ofendieran los judíos que vivían en aquellos lugares, y a que todos sabían que el padre de Timoteo era griego.

4 - En todos los pueblos por donde pasaban, comunicaron a los hermanos las instrucciones dadas por los apóstoles y los ancianos de la iglesia de Jerusalén. {cf2super [2]}

5 - Así que las iglesias se afirmaban en la fe, y el número de creyentes aumentaba cada día.

6 - Como el Espíritu Santo no les permitió anunciar el mensaje en la provincia de Asia, atravesaron la región de Frigia y Galacia,

7 - y llegaron a la frontera de Misia. De allí pensaban entrar en la región de Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.

8 - Así que, pasando de largo por Misia, bajaron al puerto de Tróade.

9 - Allí Pablo tuvo de noche una visión; vio a un hombre de la región de Macedonia, que puesto de pie le rogaba: "Pasa a Macedonia y ayúdanos."

10 - En cuanto Pablo tuvo esa visión, preparamos el viaje a Macedonia, seguros de que Dios nos estaba llamando para anunciar allí la buena noticia.

11 - Nos embarcamos, pues, en Tróade, y fuimos directamente a la isla de Samotracia, y al día siguiente llegamos a Neápolis.

12 - De allí fuimos a Filipos, que es una colonia romana y una ciudad muy importante de esa parte de Macedonia. Allí estuvimos algunos días.

13 - El sábado salimos a las afueras de la ciudad, junto al río, donde pensamos que había un lugar de oración de los judíos. Nos sentamos y hablamos del evangelio a las mujeres que se habían reunido.

14 - Una de ellas se llamaba Lidia; era de la ciudad de Tiatira y vendía telas finas de púrpura. A esta mujer, que adoraba a Dios{cf2super [3]} y que estaba escuchando, el Señor la movió a poner toda su atención en lo que Pablo decía.

15 - Fue bautizada, junto con toda su familia, y después nos rogó: par –Si ustedes juzgan que de veras soy creyente en el Señor, vengan a alojarse en mi casa. par y nos obligó a quedarnos.

16 - Sucedió una vez, cuando íbamos al lugar de oración, que encontramos a una muchacha poseída por un espíritu de adivinación. Era una esclava que, adivinando, daba a ganar mucho dinero a sus amos.

17 - Esta muchacha comenzó a seguirnos a Pablo y a nosotros, gritando: par –¡Estos hombres son servidores del Dios altísimo, y les anuncian a ustedes el camino de salvación!

18 - Esto hizo durante muchos días, hasta que Pablo, y a molesto, terminó por volverse y decirle al espíritu que la poseía: par –En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella. En aquel mismo momento el espíritu la dejó.

19 - Pero cuando los amos de la muchacha vieron que y a no tenían más esperanza de ganar dinero por medio de ella, agarraron a Pablo y a Silas y los llevaron ante las autoridades, a la plaza principal.

20 - Los presentaron a los jueces, diciendo: par –Estos judíos están alborotando nuestra ciudad,

21 - y enseñan costumbres que nosotros no podemos admitir ni practicar, porque somos romanos.

22 - Entonces la gente se levantó contra ellos, y los jueces ordenaron que les quitaran la ropa y los azotaran con varas.

23 - Después de haberlos azotado mucho, los metieron en la cárcel, y ordenaron al carcelero que los vigilara con el mayor cuidado.

24 - Al recibir esta orden, el carcelero los metió en el lugar más profundo de la cárcel y los dejó con los pies sujetos en el cepo.

25 - Pero a eso de la medianoche, mientras Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los otros presos estaban escuchando,

26 - vino de repente un temblor tan fuerte que sacudió los cimientos de la cárcel. En el mismo momento se abrieron todas las puertas, y a todos los presos se les soltaron las cadenas.

27 - Cuando el carcelero despertó y vio que las puertas de la cárcel estaban abiertas, sacó su espada para matarse, pues pensaba que los presos se habían escapado.

28 - Pero Pablo le gritó: par –¡No te hagas ningún daño, que todos estamos aquí!

29 - Entonces el carcelero pidió una luz, entró corriendo y , temblando de miedo, se echó a los pies de Pablo y de Silas.

30 - Luego los sacó y les preguntó: par –Señores, ¿qué debo hacer para salvarme?

31 - Ellos contestaron: par –Cree en el Señor Jesús, y obtendrás la salvación tú y tu familia.

32 - y les hablaron del mensaje del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.

33 - A esa misma hora de la noche, el carcelero les lavó las heridas, y luego él y toda su familia fueron bautizados.

34 - Los llevó después a su casa y les dio de comer, y él y su familia estaban muy contentos por haber creído en Dios.

35 - Por la mañana, los jueces mandaron unos guardias al carcelero con orden de soltar a Pablo y a Silas.

36 - El carcelero le dijo a Pablo: par –Los jueces me han ordenado que los suelte a ustedes; así que ya pueden irse tranquilos.

37 - Pero Pablo dijo a los guardias: par –A nosotros, que somos ciudadanos romanos, nos azotaron públicamente sin antes habernos juzgado, y nos metieron en la cárcel; ¿y ahora quieren soltarnos a escondidas? ¡Pues no! Que vengan ellos mismos a sacarnos.

38 - Los guardias hicieron saber esto a los jueces, los cuales se asustaron al oír que se trataba de ciudadanos romanos.

39 - Fueron, pues, los jueces a disculparse ante Pablo y Silas, y los sacaron y les rogaron que salieran de la ciudad.

40 - Al salir de la cárcel, Pablo y Silas se dirigieron a casa de Lidia, y después de ver a los hermanos y animarlos, se fueron de allí. {cf2super [4]}