Marcos 5:36 - La Biblia Textual

Libro de Marcos
Capitulos:

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1 - Y llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos.

2 - En cuanto desembarcó, en seguida vino a su encuentro de entre los sepulcros un hombre poseído de un espíritu inmundo,

3 - el cual tenía su morada entre los sepulcros, y ya nadie podía atarlo, ni siquiera con cadenas.

4 - Porque muchas veces había estado atado con grillos y cadenas, y había roto las cadenas y desmenuzado los grillos, y nadie lo podía dominar.

5 - Y continuamente, de noche y de día, estaba en los sepulcros y en los montes, dando alaridos e hiriéndose con piedras.

6 - Pero, viendo de lejos a Jesús, corrió y se postró delante de Él,

7 - y gritando a gran voz, dice: Jesús, ¿qué tienes que ver conmigo, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te conjuro por Dios que no me atormentes!

8 - Pues Él le había dicho: ¡Sal del hombre, espíritu inmundo!

9 - Y le preguntó: ¿Qué nombre tienes? Le dice: Tengo por nombre Legión, porque somos muchos.

10 - Y mucho le rogaba que no lo enviara fuera de aquella región.

11 - Y cerca del monte, había una gran piara de cerdos paciendo,

12 - y le rogaron, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos.

13 - Les dio permiso, y cuando los espíritus inmundos salieron y entraron en los cerdos, la piara (como dos mil) se precipitó por el acantilado al mar, y se ahogaron en el mar.

14 - Y los que los apacentaban huyeron e informaron en la ciudad y en los campos, y vinieron a ver qué había sucedido.

15 - Y llegan ante Jesús y contemplan al endemoniado (al que había tenido la legión) sentado, vestido, y en su juicio cabal, y tuvieron temor.

16 - Y los que lo vieron les contaron cómo le había acontecido esto al endemoniado, y acerca de los cerdos.

17 - Entonces comenzaron a rogarle que se retirara de sus contornos.

18 - Y cuando Él estaba entrando en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le permitiera estar con Él.

19 - Pero no lo dejó, sino le dice: Vé a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas hizo contigo el Señor, y cuánta misericordia tuvo de ti.

20 - Y se fue y comenzó a proclamar en Decápolis cuán grandes cosas le había hecho Jesús, y todos se maravillaban.

21 - Habiendo pasado Jesús nuevamente a la otra orilla, se reunió una gran multitud en torno a Él; y estaba junto al mar.

22 - Llega uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,

23 - y le suplica con insistencia, diciendo: Mi hijita está agonizando, ¡ven! ¡Pon las manos sobre ella para que sea sanada, y pueda vivir!

24 - Y fue con él, y lo seguía una gran multitud, y lo apretujaban.

25 - Y una mujer que llevaba doce años con flujo de sangre,

26 - y que había sufrido mucho de parte de muchos médicos, y gastado cuanto tenía sin sacar ningún provecho, más bien, empeoraba,

27 - al oír acerca de Jesús, llegó por detrás entre la multitud y tocó su manto;

28 - porque decía: Si tan sólo toco sus vestidos, sanaré.

29 - Y al instante la fuente de su sangre se secó, y sintió en su cuerpo que había sido sanada de aquel azote.

30 - Al momento Jesús sintió en su interior el poder que había salido de Él, y volviéndose a la multitud, preguntaba: ¿Quién ha tocado mis vestidos?

31 - Y sus discípulos le decían: Ves que la multitud te apretuja, y preguntas ¿quién me ha tocado?

32 - Y miraba alrededor para ver a la que había hecho esto.

33 - Entonces la mujer, temiendo y temblando (reconociendo lo que le había sucedido), vino y se postró ante Él, y le dijo toda la verdad.

34 - Entonces Él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado, vete en paz y queda sana de tu azote.

35 - Estando Él todavía hablando, llegan de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto, ¿por qué molestas aún al Maestro?

36 - Pero Jesús, alcanzando a oír lo que se hablaba, dice al principal de la sinagoga: No temas, sólo sigue creyendo.

37 - Y no permitió que nadie lo siguiera, sino Pedro, Jacobo y Juan, el hermano de Jacobo.

38 - Y llegan a la casa del principal de la sinagoga, y observa un alboroto, y a los que lloran y dan grandes alaridos.

39 - Y entrando, les dice: ¿Por qué hacéis alboroto y lloráis? La niña no ha muerto, sino que duerme.

40 - Y se burlaban de Él; pero echando a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los que están con Él, y entra adonde estaba la niña,

41 - y tomando la mano de la niña, le dice: ¡Talita cum! (lo cual, traducido es: Niña, te digo, levántate.)

42 - Y al instante la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se sorprendieron con gran asombro.

43 - Y Él les ordenó severa y repetidamente que nadie supiera esto, y dijo que se le diera de comer.