Lucas 18:37 - La Biblia Textual

Libro de Lucas
Capitulos:

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1 - También les propuso una parábola sobre la necesidad de orar siempre y no desmayar.

2 - Les dijo: Había un juez en cierta ciudad que no temía a Dios ni respetaba a hombre.

3 - Había también una viuda en aquella ciudad, y acudía a él diciendo: Hazme justicia de mi adversario.

4 - Pero no quiso por un tiempo, pero después de estas cosas, se dijo: Aunque no temo a Dios, ni respeto a hombre,

5 - le haré justicia a esta viuda porque me produce molestia, no sea que viniendo de continuo pierda el control de mí mismo.

6 - Y dijo el Señor: Oíd lo que dice el juez injusto.

7 - ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos que claman a Él día y noche? ¿Se tardará en responderles?

8 - Os digo que con presteza les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?

9 - A unos que confiaban en sí mismos como justos y menospreciaban a los demás, les propuso esta parábola:

10 - Dos hombres subieron al Templo a orar: el uno fariseo y el otro publicano.

11 - El fariseo, de pie, oraba consigo mismo estas cosas: Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros, tampoco como este publicano;

12 - ayuno dos veces a la semana y pago el diezmo de todo lo que gano.

13 - Pero el publicano, a distancia, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ¡Oh Dios, sé propicio a mí, pecador!

14 - Os digo que éste bajó a su casa justificado antes que aquél, porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla, será enaltecido.

15 - Le presentaban también los niñitos para que los tocara. Y al verlo, los discípulos los reprendían.

16 - Pero Jesús los llamó, diciendo: Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios.

17 - De cierto os digo: El que no reciba el reino de Dios como un niño, de ningún modo entrará en él.

18 - Cierto dignatario le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?

19 - Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino uno: Dios.

20 - Conoces los mandamientos: No adulteres, no mates, no hurtes, no des falso testimonio, honra a tu padre y a la madre.

21 - Y él dijo: Todas estas cosas he guardado desde mi juventud.

22 - Pero Jesús, luego de oírlo, le dijo: Aún te falta una: Vende cuanto tienes y repártelo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; y ven, sígueme.

23 - Cuando él oyó estas cosas, se puso muy triste, porque era rico en gran manera.

24 - Y viéndolo Jesús, dijo: ¡Cuán difícilmente entran en el reino de Dios los que tienen riquezas!

25 - Porque es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios.

26 - Los que oyeron esto, dijeron: Entonces, ¿quién puede salvarse?

27 - Él respondió: Lo imposible para con los hombres es posible para con Dios.

28 - Entonces Pedro le dijo: He aquí, nosotros hemos dejado lo nuestro y te hemos seguido.

29 - Él les dijo: De cierto os digo que nadie hay que haya dejado casa, o mujer, o hermanos, o padres, o hijos, por causa del reino de Dios,

30 - que ciertamente no reciba muchas veces más en este tiempo, y en la era que viene la vida eterna.

31 - Y tomando consigo a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalem, y serán cumplidas todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre.

32 - Porque será entregado a los gentiles, y será escarnecido y afrentado, y escupido;

33 - y lo azotarán y lo matarán, pero al tercer día se levantará.

34 - Pero ellos nada entendieron de estas cosas, y estas palabras les estaban encubiertas, no entendían lo que se decía.

35 - Aconteció que al acercarse a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando.

36 - Y cuando oyó que pasaba un gentío, preguntaba qué sería aquello.

37 - Y le informaron: Está pasando Jesús el Nazareno.

38 - Entonces gritó, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!

39 - Y los que iban delante lo reprendían para que callara; pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!

40 - Entonces Jesús se detuvo, y mandó traerlo a Sí, y cuando se acercó, le preguntó:

41 - ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista.

42 - Jesús le dijo: Recibe la vista. Tu fe te ha salvado.

43 - Y al instante recobró la vista, y lo seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver aquello, dio alabanza a Dios.