Hechos 8:23 - La Biblia Textual

Libro de Hechos
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1 - Saulo consintió en su asesinato, y en aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia en Jerusalem, y todos fueron esparcidos por las regiones de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles.

2 - Y unos varones piadosos sepultaron a Esteban, e hicieron gran llanto por él.

3 - Y Saulo asolaba la iglesia, entrando de casa en casa, y arrastrando a hombres y mujeres, los entregaba en la cárcel.

4 - Pero los que habían sido esparcidos iban proclamando la palabra.

5 - Y Felipe, bajando a una ciudad de Samaria, les predicaba al Mesías.

6 - Y al oír y ver las señales milagrosas que hacía, las gentes unánimemente prestaban profunda atención a las cosas dichas por Felipe.

7 - Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían clamando a gran voz; y muchos paralíticos y cojos eran sanados.

8 - Y había grande gozo en aquella ciudad.

9 - Pero cierto varón de nombre Simón, había estado practicando magia en la ciudad y asombraba a la gente de Samaria, haciéndose pasar por alguien importante.

10 - A éste, todos prestaban gran atención, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Éste es el llamado Gran poder de Dios.

11 - Y por haberlos embelesado bastante tiempo con artes mágicas, le prestaban gran atención.

12 - Pero cuando creyeron a Felipe, que proclamaba las buenas nuevas acerca del reino de Dios y del nombre de Jesucristo, fueron bautizados tanto hombres como mujeres,

13 - y aun Simón mismo creyó, y habiendo sido bautizado, estaba apegado constantemente a Felipe; y se maravillaba al ver las señales milagrosas y los grandes portentos que se hacían.

14 - Y los apóstoles que estaban en Jerusalem, al oír: ¡Samaria ha recibido la palabra de Dios! les enviaron a Pedro y a Juan,

15 - quienes, después de bajar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo;

16 - porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que sólo estaban bautizados en el nombre del Señor Jesús.

17 - Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.

18 - Y viendo Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles era dado el Espíritu, les ofreció dinero,

19 - diciendo: Dadme también este poder, para que a cualquiera que imponga las manos reciba el Espíritu Santo.

20 - Pero Pedro le dijo: Tu plata sea contigo para destrucción, porque pensaste obtener el don de Dios por dinero.

21 - No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios.

22 - Arrepiéntete pues, de esta tu maldad, y ruega al Señor, por si acaso te será perdonado el pensamiento de tu corazón;

23 - porque veo que estás en hiel de amargura y enprisiones de maldad.

24 - Respondiendo entonces Simón, dijo: ¡Rogad vosotros por mí al Señor, para que ninguna de las cosas que habéis dicho venga sobre mí!

25 - Ellos entonces, después de testificar fielmente y hablar la palabra del Señor, regresaron a Jerusalem evangelizando muchas aldeas de los samaritanos.

26 - En aquel tiempo, un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y vé hacia el sur, al camino que baja de Jerusalem a Gaza, el cual está deshabitado.

27 - Y levantándose, fue. Y he aquí un hombre etíope, eunuco, funcionario de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba sobre todo su tesoro, quien había ido a adorar a Jerusalem,

28 - regresaba sentado en su carro leyendo al profeta Isaías.

29 - Entonces el Espíritu dijo a Felipe: Acércate, y júntate a ese carro.

30 - Corriendo Felipe, lo oyó leyendo al profeta Isaías, y dijo: Pero, ¿entiendes lo que lees?

31 - Y él contestó: Y ¿cómo podría, si alguno no me guía? Y rogó a Felipe que subiera a sentarse con él.

32 - El pasaje de la Escritura que leía era éste: Como oveja fue llevado a la matanza; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca.

33 - En la humillación su juicio fue quitado; ¿Quién contará su generación? Porque su vida es quitada de la tierra.

34 - Tomando la palabra, el eunuco dijo a Felipe: Te ruego, ¿de quién dice esto el profeta? ¿de sí, o de algún otro?

35 - Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le proclamó a Jesús.

36 - Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua; y el eunuco dice: ¡Mira, agua! ¿Qué impide que yo sea bautizado?

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38 - Y mandó parar el carro; y ambos, Felipe y el eunuco, bajaron al agua, y lo bautizó.

39 - Y cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe, y el eunuco no lo vio más, pero prosiguió gozoso su camino.

40 - Y Felipe fue hallado en Azoto, y al pasar, evangelizaba a todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.