Hechos 22:16 - La Biblia Textual

Libro de Hechos
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1 - Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros.

2 - (Oyendo entonces que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio.) Y dice:

3 - Yo soy un varón judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, y educado a los pies de Gamaliel conforme a la rigidez de la Ley ancestral, siendo tan celoso de Dios como todos vosotros lo sois hoy.

4 - Yo perseguí a muerte este Camino, atando y entregando en cárceles a varones y también a mujeres,

5 - como también me es testigo el sumo sacerdote, y todo el concilio de ancianos, pues de ellos recibí cartas para los hermanos en Damasco, y viajaba allá para traer atados a Jerusalem incluso a los que había allí, a fin de que fueran castigados.

6 - Pero me aconteció yendo, cuando me acercaba a Damasco, como a medio día, súbitamente una gran luz del cielo resplandeció en torno a mí,

7 - y caí al suelo y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo,¿por qué me persigues?

8 - Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Me dijo: Yo soy Jesús el Nazareno, a quién tú persigues.

9 - Ahora bien, los que estaban conmigo ciertamente vieron la luz, pero no oyeron la vozdel que hablaba conmigo.

10 - Entonces dije: ¿Qué debo hacer, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, vé a Damasco, y allí se te dirá todo lo que ha sido ordenado que hagas.

11 - Y como no veía por causa del resplandor de aquella luz, me llevaron de la mano los que estaban conmigo, y llegué a Damasco.

12 - Entonces cierto Ananías, varón piadoso conforme a la Ley, que recibía aprobación de todos los judíos que viven allí,

13 - vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recupera la vista. Y en aquel momento, miré hacia él.

14 - Entonces él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, veas al Justo y oigas la voz de su boca.

15 - Porque le serás testigo ante todos los hombres de lo que has visto y oído.

16 - Ahora pues, ¿qué esperas? ¡Levántate y bautízate y lava tus pecados invocando su Nombre!

17 - Y me aconteció que después de regresar a Jerusalem, y cuando estaba orando en el Templo, tuve un éxtasis,

18 - y vi que me decía: Apresúrate, y sal pronto de Jerusalem; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí.

19 - Y yo dije: Señor, ellos saben que yo estaba encarcelando y azotando en cada una de las sinagogas a los que creen en Ti.

20 - Y cuando era derramada la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo estaba presente consintiendo y guardando las ropas de los que lo mataban.

21 - Y me dijo: Vé, porque Yo te enviaré lejos a los gentiles.

22 - Y lo escucharon hasta esa palabra, y alzando la voz, gritaron: ¡Quita a ése de la tierra, que no conviene que viva!

23 - Y como ellos seguían gritando y agitando sus mantos y echando polvo al aire,

24 - el tribuno mandó meterlo en la fortaleza, y dijo que lo atormentaran con azotes, para descubrir por qué causa le gritaban así.

25 - Pero cuando lo estaban atando con las correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar también a un ciudadano romano sin sentencia previa?

26 - Cuando el centurión oyó esto, fue al tribuno y le avisó, diciendo: ¿Qué vas a hacer?, porque este hombre es romano.

27 - El tribuno se le acercó entonces, y le dijo: Dime, ¿eres tú romano? Y él dijo: Sí.

28 - Y el tribuno respondió: Yo, con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pues yo la tengo de nacimiento.

29 - De manera que los que iban a interrogarlo se apartaron de él al instante. Y hasta el tribuno, aun por haberlo atado, tuvo temor al saber que era romano.

30 - Al día siguiente, queriendo saber de seguro por qué lo acusaban los judíos, lo desató; y mandó reunir a los principales sacerdotes y a todo el Sanedrín; y sacando a Pablo, lo puso ante ellos.