Capitulos:
12345678910111213
1 - Porque la Ley, teniendo meramente una sombra de los bienes destinados a venir, no la imagen misma de las cosas, nunca puede perfeccionar a los que se acercan por medio de los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año.
2 - De otra manera, ¿no habrían cesado de ser ofrecidos, puesto que los que adoran, una vez purificados, no tendrían ya más conciencia de pecado?
3 - Pero en ellos se hace memoria de los pecados cada año,
4 - porque es imposible que la sangre de toros y de machos cabríos pueda quitar pecados.
5 - Por lo cual, entrando en el mundo, dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Pero me preparaste cuerpo.
6 - Holocaustos y expiaciones no quisiste.
7 - Entonces dije: He aquí vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad. En la cabecilla del rollo está escrito acerca de mí.
8 - Diciendo antes: Sacrificios y ofrendas y holocaustos y expiaciones no quisiste ni escogiste (las cuales cosas son ofrecidas según la Ley).
9 - Entonces ha dicho: He aquí, he venido para hacer tu voluntad. Quita lo primero, para establecer lo segundo.
10 - En esa voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesús el Mesías una vez por todas.
11 - Y todo sacerdote en verdad está de pie día tras día ministrando y ofreciendo repetidamente los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados.
12 - Pero Éste, habiendo ofrecido un solo sacrificio para siempre por los pecados, se sentó a la diestra de Dios,
13 - de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.
14 - Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
15 - Y nos testifica también el Espíritu Santo, porque después de haber dicho:
16 - Este es el pacto que haré con ellos: Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré;
17 - añade: Y ya nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.
18 - Porque donde hay remisión de estas cosas, no hay más ofrenda por el pecado.
19 - Así que, hermanos, teniendo confianza para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesús,
20 - la cual nos abrió un camino nuevo y vivo, por medio del velo, esto es, de su carne;
21 - y teniendo un gran Sacerdote sobre la Casa de Dios,
22 - acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo los corazones rociados, y así libres de mala conciencia, y los cuerpos lavados con agua pura.
23 - Mantengamos sin fluctuar la confesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.
24 - Y considerémonos los unos a los otros para estímulo del amor y de las buenas obras;
25 - no abandonando nuestra propia asamblea, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos, y tanto más, cuanto veis que aquél día se acerca.
26 - Porque si continuamos pecando voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por el pecado,
27 - sino una horrenda expectación de juicio y ardor de fuego que va a consumir a los adversarios.
28 - El que viola la Ley de Moisés, por el testimonio de dos o tres testigos muere irremisiblemente.
29 - ¿Cuánto peor castigo pensáis que merecerá el que pisoteó al Hijo de Dios y tuvo por inmunda la sangre del pacto, en la cual fue santificado, y ultrajó al Espíritu de gracia?
30 - Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, Yo pagaré. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.
31 - ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
32 - Pero traed a la memoria los días antiguos, en los cuales, habiendo sido iluminados, soportasteis una gran lucha de padecimientos.
33 - En parte, ciertamente siendo expuestos a vergüenza pública con reproches y también aflicciones, y en parte siendo hechos compañeros de los que eran así tratados.
34 - Porque compartisteis los padecimientos de los presos y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros mismos una mejor y perdurable herencia.
35 - No perdáis, pues, vuestra confianza, la cual tiene gran recompensa.
36 - Porque tenéis necesidad de la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
37 - Porque de aquí a un momento, Tan solo un momento. Y el que ha de venir vendrá, Y no tardará.
38 - Pero mi justo vivirá por fe; Y si retrocede, mi alma no se agradará en él.
39 - Pero nosotros no somos de los que retrocedemos para destrucción, sino de los que tenemos fe para preservación del alma.