Ezequiel 10:8 - La Biblia Textual

Libro de Ezequiel
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1 - Entonces miré, y he aquí, encima del firmamento que había sobre la cabeza de los querubines, aparecía como una piedra de zafiro, que tenía la semejanza de un trono.

2 - Y Él habló al varón vestido de lino blanco, y le dijo: Entra en medio de las ruedas, por debajo de los querubines, y llena tus manos de ascuas de fuego de entre los querubines, y espárcelos sobre la ciudad. Y él entró delante de mi vista.

3 - Al entrar este varón, los querubines estaban de pie a la derecha de la Casa, y la nube llenaba el atrio interior.

4 - Entonces la gloria de YHVH se elevó desde donde estaba el querubín y se detuvo en el umbral de la puerta; y la Casa fue llena de la nube y el atrio fue lleno del resplandor de la gloria de YHVH.

5 - Y el rumor de las alas de los querubines se oía hasta el atrio exterior, como la voz de ’El-Shadday cuando habla.

6 - Y cuando mandó al varón vestido de lino blanco, diciendo: Toma fuego de adentro de las ruedas, de en medio de los querubines, él entró y se quedó en pie junto a una de las ruedas.

7 - Entonces un querubín extendió su mano por entre los querubines, hacia el fuego que había en medio de ellos, y tomando del mismo, lo puso en las manos del que estaba vestido de lino blanco, el cual lo tomó y salió.

8 - Y apareció en los querubines, por debajo de sus alas, como la apariencia de una mano humana.

9 - Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto a los querubines, una rueda junto a cada querubín, y la apariencia de las ruedas era como el resplandor del crisólito.

10 - En cuanto a su apariencia, todas cuatro tenían una misma semejanza, pero su hechura era como si una rueda estuviera encajada dentro de la otra

11 - para poder rodar en las cuatro direcciones sin tener girar al rodar, pues ya de antemano estaban orientadas en la dirección en que debían rodar, y al avanzar no se volvían.

12 - Y todo su cuerpo y espaldas, sus manos y sus alas, y también las ruedas (las cuatro ruedas), estaban llenos de ojos en derredor.

13 - Y oí que las ruedas eran llamadas Galgal.

14 - Ahora bien, cada uno tenía cuatro caras: La primera era rostro de querubín, la segunda, rostro de hombre, la tercera, cara de león, y la cuarta, cara de águila.

15 - Y los querubines ascendieron. Éste es el ser viviente que yo había visto junto al río Quebar.

16 - Y cuando los querubines se desplazaban, las ruedas andaban junto con ellos, y al alzar los querubines sus alas para remontarse sobre la tierra, las ruedas no se apartaban de junto a ellos.

17 - Cuando aquéllos se detenían, éstas también se detenían, y cuando ascendían, también subían con ellas, porque llevaban el espíritu de los seres vivientes.

18 - Entonces la gloria de YHVH se retiró de sobre el umbral de la Casa, y quedó sobre los querubines.

19 - Cuando los querubines partieron, desplegaron sus alas y ante mis propios ojos se remontaron de la tierra junto con las ruedas, y se detuvieron a la entrada de la puerta oriental de la Casa de YHVH, y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos.

20 - Éstos eran los mismos seres vivientes que había visto debajo del Dios de Israel junto al río Quebar, y yo sabía que eran querubines.

21 - Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro alas, y había como la apariencia de las manos de un hombre debajo de sus alas.

22 - La semejanza de sus rostros era la de los rostros que yo había visto junto al río Quebar: su misma apariencia y esencia; y cada uno avanzaba de frente.