Capitulos:
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1 - Dios mío, Dios altísimo, yo quiero alabarte de todo corazón. Quiero expresarte mi alegría; ¡quiero cantarte himnos y hablar de tus maravillas!
3 - Tú eres un juez justo: juzgaste mi caso y me declaraste inocente. Por ti mis enemigos huyen, tropiezan y son destruidos.
5 - Reprendiste a los pueblos que no te adoran; destruiste a esos malvados, ¡y nadie volvió a recordarlos!
6 - Para siempre cayó la desgracia sobre nuestros enemigos; dejaste sin gente sus ciudades, y ya nadie se acuerda de ellos.
7 - Dios mío, tú reinas para siempre, estás sentado en tu trono, y vas a dictar la sentencia.
8 - Juzgarás a los pueblos del mundo con justicia y sin preferencias.
9 - Tú, Dios mío, proteges a los que son maltratados y los libras de la angustia. Los que te conocen confían en ti, pues nunca los abandonas cuando te buscan.
11 - ¡Canten himnos a Dios, que es el rey de Jerusalén! ¡Den a conocer entre los pueblos todo lo que ha hecho!
12 - Dios sabe que ustedes han sufrido, y les hará justicia; Dios siempre atiende a los pobres cuando le piden ayuda.
13 - Dios mío, ¡compadécete de mí! ¡Fíjate en los que me odian! ¡Mira cómo me afligen! ¡No dejes que me maten!
14 - Tú me salvaste; por eso estoy feliz. Iré a donde todos me oigan, y les diré a los que pasen que también deben alabarte.
15 - Los pueblos que no te conocen han caído en su propia trampa; han quedado atrapados en la red que ellos tendieron.
16 - Tú te has dado a conocer como un juez siempre justo; en cambio, los malvados caen en su propia trampa.
17 - ¡Que se mueran los malvados, esas naciones que no te conocen ni te toman en cuenta!
18 - Pero tú, Dios mío, nunca te olvides de los pobres ni pongas fin a sus esperanzas.
19 - ¡Vamos, mi Dios! ¡Llama a cuentas a las naciones! ¡Hazlos que sientan miedo! ¡No permitas que te desafíen! ¡Que sepan esos paganos que no son más que polvo!