Capitulos:
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1 - Dios y pastor nuestro, ¿por qué nos rechazas? ¿Vas a estar siempre enojado con este pueblo que es tu rebaño?
2 - ¡No te olvides de nosotros! Hace mucho tiempo nos compraste; somos el pueblo que rescataste para que fuéramos tuyos. ¡No te olvides de Jerusalén, la montaña donde habitas!
3 - Ven a ver tu templo: para siempre ha quedado en ruinas; ¡todo lo destruyó el enemigo!
4 - En el centro de tu ciudad, tus enemigos rugieron como leones y agitaron victoriosos sus banderas.
5 - Como si fueran leñadores, hacha en mano lo derribaron todo;
6 - con hachas y martillos destrozaron las paredes talladas en madera.
7 - No respetaron tu templo sino que le prendieron fuego.
8 - Lo redujeron a cenizas, como a todas las sinagogas del país.
9 - Ya no vemos ondear nuestras banderas; ya no hay profetas entre nosotros, ni hay tampoco quien sepa cuánto más debemos aguantar.
10 - Dios nuestro, ¿hasta cuándo el enemigo va a seguir ofendiéndote y burlándose de ti?
11 - ¡Demuéstrales tu poder! ¡No te quedes allí cruzado de brazos!
12 - Desde tiempos antiguos tú has sido nuestro Dios y rey; en repetidas ocasiones nos has dado la victoria.
13 - Tú, con tu poder, dividiste el mar en dos; ¡a los monstruos del mar les partiste la cabeza!
14 - Tú aplastaste contra el suelo las cabezas del monstruo Leviatán, y con su cuerpo sin vida alimentaste a las fieras.
15 - Tú hiciste que brotaran ríos y manantiales, pero también secaste por completo ríos que parecían inagotables.
16 - Tuyos son el día y la noche, pues hiciste el sol y la luna;
17 - tú fijaste los límites de la tierra, y estableciste las estaciones del año.
18 - Dios nuestro, el enemigo se burla de ti; gente malvada te ofende. ¡No se lo perdones!
19 - Este pueblo tuyo es frágil como una mariposa; ¡no te olvides de nosotros, ni dejes que nos devoren nuestros feroces enemigos!
20 - Acuérdate de tu pacto, porque en todas partes hay violencia.
21 - No dejes que avergüencen al pobre y al humilde; haz que tus enemigos te alaben.
22 - ¡Vamos, Dios nuestro, defiéndete! Esos malvados no dejan de ofenderte; ¡no se lo perdones!
23 - ¡No les perdones a tus enemigos tanto griterío y alboroto!