Lamentaciones 4:19 - Biblia en Lenguaje Sencillo

Libro de Lamentaciones
Capitulos:

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1 - ¡Perdió el oro su brillo! ¡Quedó totalmente empañado! ¡Por las esquinas de las calles quedaron regadas las joyas del templo!

2 - ¡Oro puro! Así se valoraba a los habitantes de Jerusalén, ¡pero ahora no valen más que simples ollas de barro!

3 - Bondadosas se muestran las lobas cuando alimentan a sus cachorros, pero las crueles madres israelitas abandonan a sus hijos.

4 - Reclaman pan nuestros niños, pero nadie les da nada. La lengua se les pega al paladar, y casi se mueren de sed.

5 - En las calles se mueren de hambre los que antes comían manjares; entre la basura se revuelcan los que antes vestían con elegancia.

6 - Cayó Jerusalén, pues ha pecado más de lo que pecó Sodoma. ¡De pronto se vino abajo y nadie pudo ayudarla!

7 - Increíblemente hermosos eran los líderes de Jerusalén; estaban fuertes y sanos, estaban llenos de vida.

8 - Tan feos y enfermos se ven ahora que nadie los reconoce. Tienen la piel reseca como leña, ¡hasta se les ven los huesos!

9 - Afalta de alimentos, todos mueren poco a poco. ¡Más vale morir en la guerra que morirse de hambre!

10 - ¡Destruida ha quedado Jerusalén! ¡Hasta las madres más cariñosas cocinan a sus propios hijos para alimentarse con ellos!

11 - El enojo de Dios fue tan grande que ya no pudo contenerse; le prendió fuego a Jerusalén y la destruyó por completo.

12 - ¡Terminaron entrando a la ciudad los enemigos de Jerusalén! ¡Nadie en el mundo se imaginaba que esto pudiera ocurrir!

13 - Injustamente ha muerto gente a manos de profetas y sacerdotes. Dios castigó a Jerusalén por este grave pecado.

14 - Juntos andan esos asesinos como ciegos por las calles. Tienen las manos llenas de sangre; ¡nadie se atreve a tocarlos!

15 - En todas partes les gritan: «¡Fuera de aquí, vagabundos! ¡No se atrevan a tocarnos! ¡No pueden quedarse a vivir aquí!»

16 - Rechazados por Dios, los líderes y sacerdotes vagan por el mundo. ¡Dios se olvidó de ellos!

17 - Una falsa esperanza tenemos: que un pueblo venga a salvarnos; pero nuestros ojos están cansados. ¡Nadie vendrá en nuestra ayuda!

18 - Se acerca nuestro fin. No podemos andar libremente, pues por todas partes nos vigilan; ¡nuestros días están contados!

19 - Aun más veloces que las águilas son nuestros enemigos. Por las montañas y por el desierto nos persiguen sin descanso.

20 - La sombra que nos protegía era nuestro rey; Dios mismo nos lo había dado. ¡Pero hasta él cayó prisionero!

21 - Esto mismo lo sufrirás tú, que te crees la reina del desierto. Puedes reírte ahora, ciudad de Edom, ¡pero un día te quedarás desnuda!

22 - No volverá Dios a castigarte, bella ciudad de Jerusalén, pues ya se ha cumplido tu castigo. Pero a ti, ciudad de Edom, Dios te castigará por tus pecados.