Jeremias 4:22 - Biblia en Lenguaje Sencillo

Libro de Jeremias
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1 - Entonces Dios les contestó: «Israelitas, si piensan volver, dejen de pecar. Desháganse de esos ídolos asquerosos, y no se aparten de mí.

2 - Cuando juren en mi nombre, sean sinceros y justos conmigo y con los demás. Así, por amor a ustedes bendeciré a todas las naciones, y ellas me cantarán alabanzas».

3 - Dios les dijo a los habitantes de Judá y de Jerusalén: «Preparen su corazón para recibir mi mensaje. Cumplan el pacto que hice con ustedes, pero cúmplanlo en verdad. Mi mensaje es como una semilla; ¡no la siembren entre espinos! Si siguen haciendo lo malo, mi enojo se encenderá como un fuego y nadie podrá apagarlo.

5 - »¡Anuncien esto a gritos en Judá y en todo Jerusalén! ¡Hagan sonar la trompeta por todo el país! ¡Avisen a la gente que corra a protegerse dentro de las ciudades amuralladas!

6 - ¡Vamos, no pierdan tiempo! ¡Corran y pónganse a salvo! ¡Agiten la bandera en dirección a Jerusalén! »Yo estoy por mandar desde el norte la más terrible destrucción.

7 - Ya está en marcha un ejército. Ha salido para destruir naciones, y también destruirá su país. Los atacará como si fuera un león que sale de su cueva. Las ciudades quedarán en ruinas, y nadie podrá vivir en ellas.

8 - Vístanse con ropa vieja y áspera, y lloren y griten de dolor, porque yo sigo enojado con ustedes.

9 - »Cuando llegue ese día, el rey y los gobernantes se asustarán y temblarán de miedo y también los sacerdotes y los profetas. Les juro que así será».

10 - Yo, Jeremías, dije: «Poderoso Dios de Israel, ¿por qué has engañado a los que viven en Jerusalén? ¿Por qué les prometiste que vivirían en paz, cuando en realidad viven en constante peligro de muerte?»

11 - Y Dios contestó: «Cuando llegue el día del castigo, se le dirá a este pueblo de Jerusalén: “Desde los áridos cerros del desierto sopla un viento muy caluroso, y se dirige a Jerusalén, la capital de nuestro pueblo”. No se tratará de la suave brisa que limpia de paja el trigo;

12 - el viento que yo haré soplar será mucho más fuerte. Ahora mismo dictaré sentencia contra ellos.

13 - »Entonces dirán los israelitas: “¡Miren cómo avanza el enemigo! ¡Parece el nubarrón de una tormenta! Sus carros y sus caballos de guerra son más veloces que las águilas; ¡hasta parecen un huracán! ¿Qué será de nosotros? ¡No tenemos escapatoria!”

14 - »Pero yo responderé: “Jerusalén, todavía puedes salvarte. Sólo tienes que quitarte de la mente todos esos malos pensamientos. ¿Hasta cuándo vas a dejar que esos pensamientos te dominen?”

15 - »Ya se anuncia la desgracia desde la ciudad de Dan y desde los montes de Efraín.

16 - Avisen a las naciones, y adviértanle también a Jerusalén, que de una tierra lejana vienen los invasores. Lanzan gritos de guerra contra las ciudades de Judá,

17 - y las rodearán por completo, porque ellas se rebelaron contra mí. Les juro que así será.

18 - »Jerusalén, todo esto te pasa por tu mal comportamiento. Tu desgracia es tan amarga, que te hiere el corazón».

19 - «¡No aguanto más este dolor! ¡Mi corazón está por estallar! ¡Estoy tan agitado que no puedo quedarme callado! Ya escucho el sonido de la trompeta; ya oigo los gritos de batalla.

20 - Tras un desastre viene otro, y el país va quedando en ruinas. De repente me he quedado sin casa, pues mis campamentos fueron destruidos.

21 - Sólo veo banderas enemigas y escucho sus trompetas victoriosas. ¿Hasta cuándo tendré que soportarlo?

22 - »Dios dice que no lo conocemos; que somos hijos necios que no entendemos nada; que somos hábiles para hacer lo malo, pero incapaces de hacer lo bueno.

23 - »Veo la tierra: no tiene forma ni vida; miro el cielo, y todo es oscuridad.

24 - Las montañas tiemblan, las colinas se estremecen.

25 - Me fijo, y no veo a nadie; todas las aves del cielo se han ido.

26 - La tierra que antes era fértil ahora parece un desierto. ¡Todas las ciudades están en ruinas! Dios, en su terrible enojo, hizo que todo esto sucediera».

27 - Dios dice: «Toda la nación será destruida, pero no la destruiré por completo.

28 - Todo el país se pondrá muy triste, y el cielo se cubrirá de tinieblas. Ya he tomado una decisión, y no voy a cambiarla; ya lo he resuelto, y no pienso dar marcha atrás.

29 - »Cuando escuchen el ruido de los soldados y sus caballos, toda la gente saldrá corriendo; algunos se meterán en el monte, otros treparán por las rocas, y todas las ciudades quedarán abandonadas. ¡No quedará en ellas un solo habitante!

30 - »¿En qué piensan ustedes, habitantes de Jerusalén? Su ciudad está en ruinas, y ustedes la visten con ropa fina. ¿Para qué le ponen joyas de oro? ¿Para qué la maquillan, si Egipto y Asiria la han traicionado y lo único que buscan es su muerte?»

31 - «Escucho gritos de dolor. ¿Será acaso una mujer dando a luz por primera vez? No, no es eso; son los gritos de Jerusalén que ya no puede respirar, y a gritos pide ayuda. Con los brazos extendidos, dice: “¡Me estoy muriendo! ¡He caído en manos de asesinos!”»