Jeremias 46:10 - Biblia en Lenguaje Sencillo

Libro de Jeremias
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1 - Cuando Joacín llevaba cuatro años de reinar en Judá, el Dios de Israel me habló acerca de las otras naciones, y del ejército de Necao, rey de Egipto. Por esos días el rey de Babilonia había derrotado a Necao en la ciudad de Carquemis, junto al río Éufrates. El mensaje que me dio fue el siguiente:

3 - «¡Egipcios, tomen sus armas y prepárense para el combate!

4 - ¡Ensillen y monten los caballos! ¡Afilen las lanzas y pónganse las corazas! ¡Cúbranse con los cascos!

5 - »¿Pero qué es lo que veo? ¡Los soldados egipcios retroceden! Derrotados y llenos de miedo, huyen sin mirar atrás. ¡Hay terror por todas partes!

6 - »¡Los más veloces no pueden huir! ¡Los más fuertes no logran escapar! ¡Allá en el norte, a la orilla del río Éufrates, tropiezan y ruedan por el suelo!

7 - »Una nación se acerca con violencia. ¡Hasta se parece al río Nilo cuando sus aguas se desbordan! ¿Qué nación puede ser?

8 - ¡Es Egipto, que se ha enfurecido, que ha crecido como el Nilo! Viene decidido a inundar la tierra, a destruir ciudades y a matar gente.

9 - »¡Que ataquen los caballos! ¡Que avancen los carros de guerra! ¡Que marchen los soldados! ¡Que tomen sus armas los soldados de los países africanos!

10 - »El día de la victoria pertenece al poderoso Dios de Israel. Él ganará la batalla; se vengará de sus enemigos. La espada se empapará de sangre y acabará por matar a todos. Allá en el país del norte, a la orilla del río Éufrates, el Dios de Israel matará a mucha gente.

11 - »Soldados de Egipto: de nada les servirá que vayan a Galaad y consigan alguna crema curativa; aunque consigan medicinas, no les servirán de nada.

12 - Todo el mundo está enterado de que han sido derrotados; por todas partes se escuchan sus gritos de dolor; chocan los guerreros unos contra otros, y ruedan por el suelo».

13 - Cuando el rey de Babilonia vino para atacar a los egipcios, Dios me dio este mensaje:

14 - «Esto debe saberse en Egipto; debe anunciarse en sus ciudades: “¡Soldados, prepárense para la batalla! ¡Ya viene su destrucción!”

15 - »Los soldados se tropiezan; caen uno encima del otro, y dicen: “¡Huyamos! ¡Volvamos a nuestro país antes que nos mate el enemigo! ¡Nuestro rey es un charlatán! ¡Habla mucho y no hace nada!” »Pero los soldados han caído, y ya no podrán levantarse, porque yo los derribé. ¡Yo soy el Dios de Israel!

18 - »Ustedes, los que viven en Egipto, vayan empacando lo que tienen, porque serán llevados prisioneros; la capital será destruida y quedará en ruinas y sin gente. »Les juro por mí mismo que el enemigo que viene se parece al monte Tabor, que sobresale entre los montes; se parece al monte Carmelo, que está por encima del mar. ¡Yo soy el Dios todopoderoso! ¡Yo soy el único Rey!

20 - »La hermosura de Egipto será destruida; Babilonia vendrá del norte y la atacará.

21 - Egipto contrató soldados extranjeros, todos muy fuertes y valientes, ¡pero hasta ellos saldrán huyendo!; ¡saldrán corriendo a toda prisa! Ya llegó el día de su derrota; ¡ya llegó el día de su castigo!

22 - »El ejército babilonio es muy numeroso; tanto que nadie lo puede contar. Por eso los soldados egipcios huirán como serpientes desprotegidas.

23 - »Egipto parece un bosque tupido, pero sus enemigos lo rodearán y lo atacarán con sus hachas, dispuestos a derribar todos los árboles.

24 - »¡Egipto quedará humillado! ¡Caerá bajo el poder de Babilonia!»

25 - El Dios de Israel dice: «Voy a castigar al rey de Egipto, a sus dioses y a todos los que confían en ellos.

26 - Dejaré que caigan en poder del rey de Babilonia y de su ejército, para que los maten. Sin embargo, en el futuro Egipto volverá a ser habitado como antes. Les juro que así lo haré.

27 - »Y ustedes, pueblo de Israel, no tengan miedo ni se asusten; yo haré que vuelvan de Babilonia, adonde fueron llevados como esclavos. No tengan miedo, israelitas. Ustedes son mi pueblo; son descendientes de Jacob. Yo les prometo que volverán a vivir tranquilos porque yo estoy con ustedes. »Destruiré a todas las naciones por las que los dispersé, pero a ustedes no los destruiré; sólo los castigaré por su bien, pues merecen que los corrija. Les juro que así lo haré».