Jeremias 31:23 - Biblia en Lenguaje Sencillo

Libro de Jeremias
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1 - El Dios de Israel declara: «El día que vuelvan de Babilonia, yo seré el Dios de todos los israelitas, y ellos serán mi pueblo.

2 - »Cuando andaban por el desierto, yo les demostré mi gran amor. A los que no murieron en la guerra, los hice descansar.

3 - Hace mucho, mucho tiempo me aparecí ante ellos y les dije: “Pueblo de Israel, siempre te he amado, siempre te he sido fiel. Por eso nunca dejaré de tratarte con bondad. Volveré a reconstruirte, y volverás a danzar alegremente, a ritmo de panderetas.

5 - En las colinas de Samaria volverás a plantar viñedos, y disfrutarás de las uvas.

6 - Muy pronto los guardias gritarán por las colinas de Efraín: ‘¡Vengan, vayamos a Jerusalén, y adoremos a nuestro Dios!’”»

7 - El Dios de Israel dice: «¡Canten alegres, israelitas! ¡Ustedes son los más importantes entre todas las naciones! En sus alabanzas canten: “¡Tú, Dios nuestro, nos salvaste! ¡Salvaste a los pocos israelitas que aún quedábamos con vida!”

8 - »Yo los haré volver de Babilonia; los haré volver de todos los rincones del mundo, y los llevaré a su tierra. Serán muchos los que vuelvan. Volverán los ciegos y los cojos, las que estén embarazadas, y las que llevan bebés en brazos.

9 - Vendrán arrepentidos, con lágrimas en los ojos, y yo los llevaré por un camino seguro. Israel, yo soy tu padre, y tú eres mi hijo mayor».

10 - Dios les dice a las naciones: «Escuchen mi mensaje. Digan a las islas lejanas que yo dispersé a Israel, pero que volveré a reunirlo. Ahora voy a cuidarlos, como cuida el pastor a sus ovejas.

11 - Rescataré a los israelitas; los libraré del poder de ustedes, pues son más fuertes que ellos.

12 - Cuando ellos lleguen a Jerusalén disfrutarán de mis bendiciones. Yo les daré trigo, vino y aceite, y también vacas y ovejas, para que hagan fiesta. Serán como un jardín bien regado, y nunca más perderán su fuerza.

13 - Yo les daré consuelo; cambiaré su dolor en danza y su tristeza en alegría. Bailarán alegres jóvenes y viejos.

14 - Los sacerdotes y mi pueblo disfrutarán de mis bendiciones, y tendrán más de lo que necesitan. Les juro que así lo haré».

15 - El Dios de Israel dice: «Grandes llantos y lamentos oyó la gente de Ramá. Es Raquel, que llora por la muerte de sus hijos, y no quiere ser consolada».

16 - Pero Dios le dice: «Sécate las lágrimas, Raquel; ya no sigas llorando ni pierdas la esperanza. Tus hijos volverán a su patria; volverán de ese país enemigo, y tu sufrimiento se verá recompensado. Te juro que así será.

18 - »Ya he escuchado a mi pueblo llorar amargamente. Los he oído reclamarme: “Dios de Israel, ¡tú eres nuestro Dios! Éramos como un toro salvaje, pero tú pudiste domarnos y ahora sabemos obedecer. ¡Acéptanos de nuevo!

19 - ”Cuando jóvenes, te abandonamos; pero ahora estamos arrepentidos. ¡Estamos tan avergonzados que nosotros mismos nos herimos!”

20 - »Pero yo les he dicho: “Ustedes son mi pueblo preferido; ¡y los quiero más que a nadie! Es verdad que los reprendo, pero siempre pienso en ustedes. ¡Los amo de todo corazón! ¡Les tengo un gran cariño!

21 - ”Amado pueblo de Israel, ¡regresa ya a tus ciudades! ¡Pon señales en el camino para que puedas encontrarlo!

22 - ¡Deja ya de andar perdido! ¡Deja ya de serme infiel! Yo soy el Dios de Israel, y he creado algo nuevo y sorprendente, tanto que nadie podría imaginárselo”».

23 - En un sueño, el Dios todopoderoso me dijo: «Cuando yo haga volver a los israelitas del país donde ahora son esclavos, los que viven en las ciudades de Judá volverán a decir: “¡Dios te bendiga, Jerusalén! ¡Ciudad elegida por Dios! ¡Dios te bendiga, templo de Dios, pues en ti habita la justicia!”

24 - »Allí vivirán todos los que ahora viven en las ciudades de Judá, junto con los campesinos y los pastores de ovejas.

25 - A los que tengan hambre les daré de comer, y a los que tengan sed les daré de beber».

26 - Cuando me desperté y abrí los ojos, me di cuenta de que había tenido un sueño muy hermoso.

27 - El Dios de Israel dice: «Viene el día en que haré que Israel y Judá vuelvan a poblarse de gente y de animales.

28 - Así como antes me dediqué a derribarlos, arrancarlos y destruirlos, ahora me dedicaré a plantarlos, reconstruirlos y ayudarlos a crecer.

29 - Cuando llegue ese día, nadie volverá a decir: “Los padres la hacen, y los hijos la pagan”,

30 - porque cada quien será responsable de sus propios actos. En otras palabras, cada uno de ustedes morirá por su propio pecado».

31 - El Dios de Israel dice: «Viene el día en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y con el pueblo de Judá.

32 - En el pasado, tomé de la mano a sus antepasados y los saqué de Egipto, y luego hice un pacto con ellos. Pero no lo cumplieron, a pesar de que yo era su Dios. Por eso, mi nuevo pacto con el pueblo de Israel será este: »Haré que mis enseñanzas las aprendan de memoria, y que sean la guía de su vida. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Les juro que así será.

34 - »Ya no hará falta que unos sean maestros de otros, y que les enseñen a conocerme, porque todos me conocerán, desde el más joven hasta el más viejo. Yo les perdonaré todas sus maldades, y nunca más me acordaré de sus pecados. Les juro que así será».

35 - El Dios todopoderoso dice: «Yo hago que el sol alumbre de día, y que la luna y las estrellas alumbren de noche. Yo hago que ruja el mar y que se agiten las olas. ¡Yo soy el Dios de Israel!

36 - »El día que estas leyes naturales lleguen a faltar, ese día el pueblo de Israel dejará de ser mi nación preferida. El día que alguien pueda medir la altura del cielo o explorar lo profundo de la tierra, ese día yo rechazaré a mi pueblo por todo el mal que ha hecho. ¡Pero eso nunca sucederá! ¡Les doy mi palabra!»

38 - El Dios de Israel dice: «Viene el día en que Jerusalén, mi ciudad, será reconstruida desde la torre de Hananel hasta el portón de la Esquina,

39 - y de allí hasta la colina de Gareb y el barrio de Goá.

40 - Y serán dedicados a mí el valle donde se arrojan los cadáveres y las cenizas, y también los campos que llegan hasta el arroyo de Cedrón y hasta la entrada de los Caballos, en la esquina del este. ¡Nunca más la ciudad de Jerusalén volverá a ser arrancada ni destruida!»