Hechos 9:6 - Biblia en Lenguaje Sencillo

Libro de Hechos
Capitulos:

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1 - Saulo estaba furioso y amenazaba con matar a todos los seguidores del Señor Jesús. Por eso fue a pedirle al jefe de los sacerdotes unas cartas con un permiso especial. Quería ir a la ciudad de Damasco y sacar de las sinagogas a todos los que siguieran las enseñanzas de Jesús, para llevarlos presos a la cárcel de Jerusalén.

3 - Ya estaba Saulo por llegar a Damasco cuando, de pronto, desde el cielo lo rodeó un gran resplandor, como de un rayo.

4 - Saulo cayó al suelo, y una voz le dijo: —¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?

5 - —¿Quién eres, Señor? —preguntó Saulo. —Yo soy Jesús —respondió la voz—. Es a mí a quien estás persiguiendo.

6 - Pero levántate y entra en la ciudad, que allí sabrás lo que tienes que hacer.

7 - Los hombres que iban con Saulo se quedaron muy asustados, pues oyeron la voz, pero no vieron a nadie.

8 - Por fin, Saulo se puso de pie pero, aunque tenía los ojos abiertos, no podía ver nada. Entonces lo tomaron de la mano y lo llevaron a la ciudad de Damasco.

9 - Allí Saulo estuvo ciego durante tres días, y no quiso comer ni beber nada.

10 - En Damasco vivía un seguidor de Jesús llamado Ananías. En una visión que tuvo, oyó que el Señor Jesús lo llamaba: —¡Ananías! ¡Ananías! —Señor, aquí estoy —respondió. Y el Señor le dijo:

11 - —Levántate y ve a la Calle Recta. En la casa de Judas, busca a un hombre de la ciudad de Tarso. Se llama Saulo, y está orando allí.

12 - Yo le he mostrado que un hombre, llamado Ananías, llegará a poner sus manos sobre él, para que pueda ver de nuevo.

13 - —Señor —respondió Ananías—, me han contado que en Jerusalén este hombre ha hecho muchas cosas terribles contra tus seguidores.

14 - ¡Hasta el jefe de los sacerdotes le ha dado permiso para que atrape aquí, en Damasco, a todos los que te adoran!

15 - Sin embargo, el Señor Jesús le dijo: —Ve, porque yo he elegido a ese hombre para que me sirva. Él hablará de mí ante reyes y gente que no me conoce, y ante el pueblo de Israel.

16 - Yo le voy a mostrar lo mucho que va a sufrir por mí.

17 - Ananías fue y entró en la casa donde estaba Saulo. Al llegar, le puso las manos sobre la cabeza y le dijo: «Amigo Saulo, el Señor Jesús se te apareció cuando venías hacia Damasco. Él mismo me mandó que viniera aquí, para que puedas ver de nuevo y para que recibas el Espíritu Santo.»

18 - Al instante, algo duro, parecido a las escamas de pescado, cayó de los ojos de Saulo, y este pudo volver a ver. Entonces se puso de pie y fue bautizado.

19 - Después de eso, comió y tuvo nuevas fuerzas. Saulo pasó algunos días allí en Damasco, con los seguidores de Jesús,

20 - y muy pronto empezó a ir a las sinagogas para anunciar a los judíos que Jesús era el Hijo de Dios.

21 - Todos los que lo oían, decían asombrados: «Pero si es el mismo que allá, en Jerusalén, perseguía y maltrataba a los seguidores de Jesús. Precisamente vino a Damasco a buscar más seguidores, para llevarlos atados ante los sacerdotes principales.»

22 - Y cada día Saulo hablaba con más poder del Espíritu Santo, y les probaba que Jesús era el Mesías. Sin embargo, los judíos que vivían en Damasco lo escuchaban, pero no entendían nada.

23 - Tiempo después, se pusieron de acuerdo para matarlo;

24 - pero Saulo se dio cuenta de ese plan. Supo que la entrada de la ciudad era vigilada de día y de noche, y que habían puesto hombres dispuestos a matarlo.

25 - Así que, una noche, los seguidores de Jesús lo escondieron dentro de un canasto y lo bajaron por la muralla de la ciudad.

26 - Saulo se fue a la ciudad de Jerusalén, y allí trató de unirse a los seguidores de Jesús. Pero estos tenían miedo de Saulo, pues no estaban seguros de que en verdad él creyera en Jesús.

27 - Bernabé sí lo ayudó, y lo llevó ante los apóstoles. Allí Bernabé les contó cómo Saulo se había encontrado con el Señor Jesús en el camino a Damasco, y cómo le había hablado. También les contó que allí, en Damasco, Saulo había anunciado sin miedo la buena noticia acerca de Jesús.

28 - Desde entonces Saulo andaba con los demás seguidores de Jesús en toda la ciudad de Jerusalén, y hablaba sin miedo acerca del Señor Jesús.

29 - También trataba de convencer a los judíos de habla griega, pero ellos empezaron a hacer planes para matarlo.

30 - Cuando los seguidores de Jesús se enteraron, llevaron a Saulo hasta la ciudad de Cesarea, y de allí lo enviaron a la ciudad de Tarso.

31 - En las regiones de Judea, Galilea y Samaria, los miembros de la iglesia vivían sin miedo de ser maltratados. Seguían adorando al Señor, y cada día confiaban más en él. Con la ayuda del Espíritu Santo, cada vez se unían más y más personas al grupo de seguidores del Señor Jesús.

32 - Pedro viajaba por muchos lugares, para visitar a los seguidores del Señor Jesús. En cierta ocasión, pasó a la ciudad de Lida, para visitar a los miembros de la iglesia en ese lugar.

33 - Allí conoció a un hombre llamado Eneas, que desde hacía ocho años estaba enfermo y no podía levantarse de su cama.

34 - Pedro le dijo: «Eneas, Jesús el Mesías te ha sanado. Levántate y arregla tu cama.» Al instante, Eneas se levantó.

35 - Al ver ese milagro, todos los que vivían en Lida y en la región de Sarón creyeron en el Señor Jesús.

36 - En el puerto de Jope vivía una seguidora de Jesús llamada Tabitá. Su nombre griego era Dorcas, que significa «Gacela». Tabitá siempre servía a los demás y ayudaba mucho a los pobres.

37 - Por esos días Tabitá se enfermó y murió. Entonces, de acuerdo con la costumbre, lavaron su cuerpo y lo pusieron en un cuarto del piso superior de la casa.

38 - Pedro estaba en Lida, ciudad cercana al puerto de Jope. Cuando los seguidores de Jesús que vivían en Jope lo supieron, enseguida enviaron a dos hombres con este mensaje urgente: «Por favor, venga usted tan pronto como pueda.»

39 - De inmediato, Pedro se fue a Jope con ellos. Al llegar, lo llevaron a donde estaba el cuerpo de Tabitá. Muchas viudas se acercaron llorosas a Pedro, y todas le mostraban los vestidos y los mantos que Tabitá les había hecho cuando aún vivía.

40 - Pedro mandó que toda la gente saliera del lugar. Luego se arrodilló y oró al Señor. Después de eso, se dio vuelta hacia donde estaba el cuerpo de Tabitá y le ordenó: «¡Tabitá, levántate!» Ella abrió los ojos, miró a Pedro y se sentó.

41 - Pedro le dio la mano para ayudarla a ponerse de pie; luego llamó a los seguidores de Jesús y a las viudas, y les presentó a Tabitá viva.

42 - Todos los que vivían en Jope se enteraron de esto, y muchos creyeron en el Señor Jesús.

43 - Por un tiempo Pedro se quedó en Jope, en la casa de un hombre llamado Simón, que se dedicaba a curtir pieles.