Esdras 8:34 - Biblia en Lenguaje Sencillo

Libro de Esdras
Capitulos:

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1 - Esta es la lista de los jefes de familia que volvieron de Babilonia con Esdras cuando gobernaba el rey Artajerjes:

2 - Guersón, de la familia de Finees; Daniel, de la familia de Itamar; Hatús, de la familia de David; Zacarías, de la familia de Parós, con otros ciento cincuenta hombres que estaban en la lista;

4 - Eliehoenai, de la familia de Pahat-moab, con doscientos hombres;

5 - Secanías, de la familia de Zatú, con trescientos hombres;

6 - Ébed, de la familia de Adín, con cincuenta hombres;

7 - Isaías, de la familia de Elam, con setenta hombres;

8 - Zebadías, de la familia de Sefatías, con ochenta hombres;

9 - Abdías, de la familia de Joab, con doscientos dieciocho hombres;

10 - Selomit, de la familia de Baní, con ciento sesenta hombres;

11 - Zacarías, de la familia de Bebai, con veintiocho hombres;

12 - Johanán, de la familia de Azgad, con ciento diez hombres;

13 - Elifélet, Jeiel y Semaías, de la familia de Adonicam que, junto con sesenta hombres más, regresaron a Jerusalén días más tarde;

14 - Utai y Zabud, de la familia de Bigvai, con setenta hombres.

15 - Yo, Esdras, los reuní a todos junto al río que corre hacia Ahavá, y acampamos allí tres días. Cuando pasé lista a la gente y a los sacerdotes, encontré que no había entre ellos ningún ayudante de la tribu de Leví.

16 - Así que mandé a buscar a Eliézer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulam, que eran líderes del pueblo, y a los maestros Joiarib y Elnatán.

17 - Les ordené que fueran a ver a Idó, jefe del lugar llamado Casifiá, y les pidieran a él y a sus compañeros que nos enviaran servidores para el templo de nuestro Dios, ya que ellos tenían experiencia en ese trabajo.

18 - Gracias a Dios, nos mandaron a Serebías, y a sus hijos y hermanos; en total nos mandaron a dieciocho personas. Serebías era un hombre muy capaz, descendiente de Mahli, un hombre de la tribu de Leví.

19 - También nos enviaron a Isaías y Hasabías, y a sus hijos y hermanos, que descendían de Merarí. En total nos enviaron veinte personas.

20 - Además de ellos nos enviaron a doscientos veinte servidores del templo de Dios, cuyos antepasados habían sido puestos por David para apoyar a los ayudantes de los sacerdotes. Y se anotaron los nombres de cada uno de ellos.

21 - Después de esto nos reunimos junto al río de Ahavá, y allí mismo ordené que hiciéramos un ayuno para humillarnos ante nuestro Dios, y así pedirle que protegiera a nuestras familias y pertenencias durante el regreso a Jerusalén.

22 - Me daba vergüenza pedirle al rey que mandara soldados de caballería para protegernos contra el enemigo en el camino. Le habíamos dicho al rey que Dios cuida a todos los que lo adoran, pero que los que se apartan de él tendrían que soportar todo su enojo.

23 - Así que ayunamos y oramos a Dios pidiéndole que nos cuidara, y él nos escuchó.

24 - Luego separé a doce de los sacerdotes más importantes: Serebías, Hasabías y otros diez familiares de ellos.

25 - Después pesé la plata, el oro, y los utensilios para el templo de Dios que dieron el rey, sus consejeros y todos los judíos allí presentes. Todo esto se lo entregué a los sacerdotes,

26 - y esta es la lista: Veintiún mil cuatrocientos cincuenta kilos de plata, cien utensilios de plata, tres mil trescientos kilos de oro, veinte tazas de oro que pesaban ocho kilos en total, y dos utensilios de bronce pulido. Esos dos utensilios de bronce eran tan valiosos como el oro.

28 - Después de esto, les recomendé a los sacerdotes lo siguiente: Ustedes han sido apartados para servir sólo a Dios. También estos utensilios han sido apartados para el servicio del templo, porque el oro y la plata son ofrendas voluntarias para el Dios de Israel.

29 - Cuídenlos bien hasta que sean llevados al templo de Jerusalén, para ser pesados en presencia de los principales sacerdotes, sus ayudantes y los jefes de familia.

30 - Entonces los sacerdotes y sus ayudantes recibieron la plata, el oro y los utensilios que habían sido pesados y los llevaron al templo de nuestro Dios en Jerusalén.

31 - El día doce del mes de Abib dejamos el río Ahavá y nos pusimos en camino hacia Jerusalén. Nuestro Dios nos cuidó en el camino, pues nos libró de enemigos y de bandidos.

32 - Cuando llegamos a Jerusalén, descansamos tres días.

33 - Al cuarto día fuimos al templo de nuestro Dios, pesamos la plata, el oro y los utensilios, y entregamos todo al sacerdote Meremot hijo de Urías. También estaban allí Eleazar hijo de Finees y dos descendientes de Leví: Jozabad hijo de Josué y Noadías hijo de Binuy.

34 - Todo fue pesado, contado y anotado.

35 - Después de esto, los que habían regresado de Babilonia trajeron doce toros, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos y doce chivos para ser presentados como ofrenda para el perdón de los pecados de todo el pueblo. Esos animales fueron quemados en honor de Dios.

36 - Luego entregaron la orden del rey a los gobernadores y asistentes de la provincia al oeste del río Éufrates, quienes entonces apoyaron al pueblo y al templo de Dios.